«Elevar la tasa de contribución del 10% a 14%, es una propuesta que no debiera esperar», dice Pedro Atria sobre las ideas de la Comisión Bravo.

Por Claudio Reyes.

“Al final del día, tenemos un sistema estatal de pensiones, donde el Estado regula y define cuánto se contribuye”, afirma el gerente general de AFP Cuprum, Pedro Atria, contrastando la premisa de que en Chile, con la capitalización individual, el sistema es orivado.

En la opinión pública suele haber confusión, pues se piensa que las AFP son el sistema de pensiones, advierte el ejecutivo. “Pero éste es mucho más amplio. Tiene distintos pilares: el solidario, el contributivo, tanto el obligatorio como el voluntario”, plantea, e indica que la parte que les corresponde a las gestoras, que es administrar los ahorros, es “acotada dentro del sistema”.

En un contexto de análisis del trabajo y de las propuestas de la Comisión Bravo para perfecccionar el modelo previsional, Atria señala que es destacable que esa instancia haya validado el “sistema que tenemos en Chile, quedando descartado, de forma importante, el reparto”.

Sin embargo, en la propuesta global B conviven la capitalización individual con el reparto.

La A introduce cambios. Algunos van en el sentido correcto; otros, habría que evaluarlos. La B incorpora un concepto de reparto. Creemos que eso hay que revisarlo, por las dificultades de financiamiento y sustentabilidad de largo plazo. Con las condiciones demográficas de Chile (envejecimiento de la población), genera problemas de sustentabilidad tanto en el reparto puro como en uno parcial (…) La contribución que se tiene que hacer es mayor en la B respecto de la A; sube a 20% y no todo va a la cuenta individual, pues una parte va al reparto. Entonces, deriva en externalidades que pueden ir contra el ahorro. Hay que dejar algo meridianamente claro: para la mayoría de la gente, la forma que existe o que habrá para financiar la pensión será a través de sus ahorros.

¿Qué propuestas le parecen positivas?

Hay una serie de propuestas que tienen identificado lo fundamental, que es la falta de ahorro por distintas causas, y que apuntan al objetivo. Por ejemplo, elevar la tasa de contribución del 10% a 14% (con cargo al empleador), es una propuesta que no debiera esperar, independiente de la gradualidad. El 14% parece razonable, pero es importante que la gente sepa que la tasa actual es de 10% y que en los países de la OCDE es cercana al 20%. En Chile se ha privilegiado, a nivel de sistema, un mayor sueldo líquido a lo largo de la vida a costa de una menor pensión. Eso, obviamente, no es responsabilidad de las AFP.

¿Qué otras aparecen urgentes?

El aumento del tope imponible, el fortalecer el pilar voluntario y el solidario, los cambios al APVC (Ahorro Previsional Voluntario Colectivo), aunque el informe no dice qué modificaciones.

¿Y el aumento de la edad de jubilación de las mujeres?

Es imposible esperar que, con pocos años de trabajo, se pueda financiar muchos años de jubilación.

¿Con qué no concuerda?

Hay un amplio acuerdo en que la AFP estatal no mejora las pensiones, por lo que se busca otros fines. Explícitamente, se ha mencionado el aumento de cobertura y de la competencia. El tema de fondo es si es necesaria una AFP estatal, dado que no va a aumentar las pensiones y por las posibles distorsiones que genere y que no se traduzcan en los objetivos buscados.

¿Ve factibles las AFP sin fines de lucro?

Mientras tengan los mismos estándares, calidad, capacidad de generar la rentabilidad equivalente, seguridad y respaldar y resguardar los fondos de los afiliados, es una alternativa que puede existir. Lo importante es que no ponga en riesgo, o mayor riesgo, los fondos de los afiliados.