La iniciativa toma como referente lo realizado hace 50 años en Finlandia y que ha permitido a ese país ser un ejemplo en la materia. La idea es replicar a futuro la intervención en otras localidades del país.
Inicios de los años 70, Finlandia tenía la tasa más alta de muertes a causa de enfermedad cardíaca en el mundo. Una realidad que motivó a especialistas, autoridades y toda la comunidad a enfocarse en la prevención para lograr un envejecimiento saludable. En un par de décadas el país redujo el riesgo cardiovascular en 80% y el de cáncer en 65%, por ejemplo.
Aquel ambicioso proyecto, liderado por la U. de North Karelia, se transformó desde entonces en un ejemplo a nivel global, con intervenciones que buscan cambiar los estilos de vida, controlar la salud, promover el ejercicio y, en definitiva, lograr una mejor calidad de vida con los años.
Precisamente lo que se busca conseguir ahora en Curaco de Vélez. Esta comuna chilota, de 3.800 habitantes, es desde noviembre pasado un verdadero laboratorio natural en el que se lleva a cabo el proyecto “Envejecimiento Activo y Saludable”.
“Curaco es una comunidad pequeña y bien organizada, con autoridades muy cercanas y gente motivada y solidaria, que facilita la implementación de este proyecto”, cuenta Miguel Berr, médico del Hospital Clínico de la U. de Chile y jefe de la iniciativa, una colaboración público-privada en la que participan también el Senama, las universidades de Los Lagos y Austral, el INTA, la CPC, la Mutual de Seguridad, Riolab, empresas salmoneras de la zona, así como la misma U. de North Karelia, entre otros.
De hecho, el proyecto surgió de una visita de expertos de dicha universidad al Senama hace tres años, agrega Berr. “La idea es aprovechar la experiencia y asesoría finlandesa para lograr un cambio positivo en la comunidad”.
La iniciativa considera la participación de un grupo importante de profesionales de distintas áreas, así como de autoridades locales y organizaciones comunitarias.
“Este proyecto cubre una necesidad enorme en el país, que permita aplicar, de forma coordinada y permanente, estrategias que permitan alcanzar una vejez en las mejores condiciones posibles”, comenta Rafael Jara, presidente de la Sociedad de Geriatría y Gerontología de Chile, entidad que también participa del proyecto.
Desde pequeños
Hace cien años, la expectativa de vida en el país era cercana a los 45 años, hoy supera los 80, pero no siempre de la mejor calidad, advierte Jara: enfermedades crónicas, comorbilidades y dependencia suelen ser frecuentes en la población mayor. “Lograr aumentar los años de vida, pero en malas condiciones, lo que implica gastos enormes e innecesarios en salud”, agrega Berr.
Curaco de Vélez es un ejemplo de ello. “Es una comunidad altamente envejecida, con altos niveles de patologías crónicas y sedentarismo”, lamenta Oriana Miranda, enfermera del Cesfam de la comuna y encargada de coordinar el trabajo a nivel local, entre la municipalidad, las organizaciones sociales, colegios, empresas y los autores del proyecto.
Ya se han comenzado a implementar diferentes intervenciones, como talleres de alimentación saludable y de actividades físicas para niños y adultos, por ejemplo, así como a nivel arquitectónico, educativo y de atención de salud, como cuenta Guillermo Ariztía, de la Corporación Cámara Chilena de la Construcción y gerente del proyecto.
“Es una intervención transversal, que involucra a toda la comunidad, para generar un cambio cultural”.
“La prevención en salud es una actitud permanente y que debe comenzar incluso desde antes de nacer”, agrega Jara. “Cualquier hábito en la mujer embarazada o incluso antes, tiene un impacto en la salud de ese niño a futuro”.
Semanalmente, además, a través de la radio local se realizan entrevistas a quienes participan del proyecto y se informa a la comunidad sobre los avances de este.
Tal como ocurrió en Finlandia, se espera lograr con los años que la población envejezca de forma más sana, con menor carga de enfermedad, menos gastos en salud, con independencia y con una vida más activa. Berr ha tenido la oportunidad de estar en North Karelia y destaca las buenas condiciones en que la gente envejece. “Uno ve a adultos mayores caminando en invierno sin problemas con temperaturas bajo cero”.
El proyecto se extenderá inicialmente por un año, pero Berr estima que el seguimiento debe durar unos cinco años y que luego permanezca en el tiempo. Según los primeros resultados, se espera replicar la iniciativa en otras localidades a nivel nacional.
Fuente: El Mercurio