Fernán Gazmuri es de los empresarios optimistas. Cree que el Gobierno dejó atrás su momento más ideologizado y tiene ahora una visión más pragmática del país y cómo llevar a cabo las reformas. Eso sí, dice que Chile necesita reconstruir profundamente las confianzas y que entre políticos, empresarios y Gobierno es hora de dejar de apuntar con el dedo y hacer un ejercicio de entendimiento y de saber oír. Actualmente, el empresario se desempeña como presidente del directorio de la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS), donde llevó a cabo un proceso de modernización en los últimos años que fue elegido como caso de estudio por el MIT (ver recuadro).

-¿Cómo mira los esfuerzos público y privado para impulsar la productividad en el país?

«Un país que no tiene una productividad y competitividad internacional no tiene futuro, tan simple como eso. Todo lo que se ha hecho y los planteamientos de los ministerios de Hacienda y Economía, además del Consejo Nacional de Productividad y lo que hizo la CPC, son muy buenas iniciativas y coinciden en los temas básicos de cómo mejorar la productividad. Eso es fundamental. Si no logramos eso, este país va a tener un destino mediocre o malo. Si queremos continuar siendo exitosos, debemos tener índices de eficiencia y productividad muy altos. ¿Cómo lograr que se haga eso? Hay responsabilidades privadas y del Estado. Como empresarios, nos miramos a nosotros, pero también tenemos que exigirle al Gobierno que haga las mejoras de productividad y de gestión, en temas de salud, previsional, aduanero, etc».

-Pero, ¿qué falta para ponerse de acuerdo y avanzar en esta materia?

«Para que esto tenga éxito, hay un factor muy importante: que entre los distintos actores se reconstruyan confianzas que hoy día se han perdido. Chile ha pasado por una situación un poco compleja. Hay dos etapas en este gobierno: una etapa inicial en que se plantean muchas reformas, muy apuradas, muy ideologizadas, y en la cual no hubo suficiente diálogo; se oía, pero no se escuchaba. Indudablemente, a partir del cambio de gabinete del año pasado, hubo un giro del Gobierno, que pasó a tener una posición más pragmática, más realista y parte hace unos meses, cuando declara el realismo sin renuncia. Sin duda eso marca un punto de inflexión. Hay gente que dice que no cree en eso, pero yo pienso que hay que ser optimista y creer en la autoridad, en el Gobierno y en nuestra clase política y empresarial. Hay un punto de inflexión hacia el pragmatismo y hacer las cosas mejor, con mayor consenso, mayor estudio. Eso se está dando, pero no es un cambio que se hace de la noche a la mañana. Estamos dejando atrás un ideologismo que ciertos sectores de gobierno usaron muy fuerte».

-Usted fue vicepresidente de la Sofofa, y junto con Juan Claro impulsaron una agenda procrecimiento propia del sector privado, donde había un diálogo con el Gobierno. ¿Qué ha cambiado desde ese entonces?

«Efectivamente, hubo una muy buena relación. Con todos los gobiernos de la Concertación, la CPC y la Sofofa tuvimos una buena relación y nos entendimos bien. Eso es porque los cuatro primeros gobiernos de la Concertación fueron pragmáticos. Patricio Aylwin hizo dos reformas tributarias, reformó el Código del Trabajo, creció al 7,7% en promedio, disminuyó la pobreza y bajó la inflación del 28% al 9%. Eso demuestra que se pueden hacer reformas sociales sin sacrificar el crecimiento del país. Pero eso se hace cuando se toman las mejores prácticas y no quieren empezar a inventar la rueda».

-¿Qué le parece el actual proceso constituyente, que sigue abierto?

«Todo cambio genera incertidumbre, pero hay un avance también importante ahí. Hace un año y medio todo el mundo hablaba de asamblea constituyente. Lo importante es que el Gobierno y la Presidenta no están hablando de asamblea constituyente y el proceso se va a hacer dentro de la Constitución que tenemos y va a tener que requerir los quórums necesarios. El hecho de que se haga dentro del marco de la Constitución es un realismo importante y refleja ir abandonando este tema ideológico permanente. Eso debiera ir generando más certidumbre y más confianza».

-¿Podría decirse que usted es de los empresarios optimistas?

«Si uno es pesimista, se da la profecía autocumplida. Uno tiene que hacer todos los esfuerzos y ayudar en lo que se pueda. Trabajar como dirigente gremial, como empresario, con su relación con la autoridad. Aquí no se trata de empresarios versus trabajadores, no es el sector político versus los empresarios. Estoy más optimista, y, si bien a uno le gustaría que ese cambio fuera mucho más rápido, estamos avanzando».

 

AChS es caso de estudio del MIT

La Asociación Chilena de Seguridad (AChS) está siendo observada de cerca por el Massachusetts Institute of Technology (MIT), quien eligió a la organización como un caso de estudio, debido a un fuerte proceso de modernización organizacional que se llevó a cabo entre 2011 y 2014 y que ahora está en proceso de consolidación. Para el MIT, llamaron la atención los resultados alcanzados y los avances en materias de gobierno corporativo y gestión operacional. Fueron cambios en varias áreas. Avanzaron, por ejemplo, en una mayor profesionalización de la organización. En 2011, tenían un 49% del equipo con formación universitaria, lo que subió a 66% en 2015. También priorizaron el área de gestión preventiva, aumentando desde 29% a 42% el número de profesionales dedicados a ese sector. La inversión en prevención aumentó en 85% y el número de trabajadores capacitados pasó de 186.574 en 2011 a 717.728 el año pasado.

Otro de los cambios que está llevando a cabo la AChS es la obra de renovación del Hospital del Trabajador, lo que implicará una inversión de US$ 140 millones. La ampliación llevará a que la superficie construida aumente desde los actuales 46 mil metros cuadrados a más de 84 mil metros cuadrados. Según Cristóbal Prado, gerente general de la AChS, habrá mejoras en servicios como urgencia, hospitalización, centro de atención ambulatoria y pabellones, y centro de rehabilitación.

 

Fuente: El Mercurio