Aunque conocen los factores de riesgo cardiovascular, las chilenas ignoran que la principal causa de muerte que las acecha es el infarto al corazón, y, en cambio, creen que el cáncer de mama es más mortífero. Pero la realidad nacional no deja lugar a dudas: por cada muerte por tumores mamarios fallecen seis mujeres a causa de un infarto cardíaco o cerebrovascular.

Comparadas con los hombres, las cifras tampoco las favorecen, ya que si anualmente el 7% de los chilenos muere por un infarto al miocardio, entre las mujeres el porcentaje es casi el doble (13%).

Así lo deja de manifiesto un estudio que está llevando a cabo la Fundación de la Sociedad Chilena de Cardiología (Sochicar), junto al Centro de Encuestas de la U. Católica y el apoyo financiero de la American Heart Association (AHA), en el cual participan 650 mujeres de la Región Metropolitana, de 35 a 70 años.

Los primeros datos son poco alentadores si se cotejan con las cifras de la última Encuesta Nacional de Salud (ENS 2010): la mayoría de los factores de riesgo cardiovascular han empeorado.

Hoy, el 43% de las mujeres tiene obesidad (30,7% en 2010), el 46% hipertensión (25,3%) y el 15% diabetes (10,4%). Además, el tabaquismo está presente en el 38% (en 2010 llegaba al 37,1%) y el sedentarismo se mantiene en torno al 90%.

«Estábamos pésimo, y seguimos más mal», sentencia la doctora Mónica Acevedo, cardióloga y encargada de la investigación, junto a la doctora Paola Varleta, ambas de la Fundación Sochicar. «Tanto a nivel médico como de políticas de salud no se está haciendo lo correcto para que esta situación mejore. Si sigue la misma tendencia, todo va a ser peor».

Desigualdad

A partir de encuestas sobre hábitos y conductas; mediciones de peso, talla y cintura, así como exámenes de presión y sangre, entre otros parámetros, se determinó que menos del 1% de las chilenas encuestadas tiene una salud cardiovascular ideal.

Eso no solo las pone en riesgo de sufrir problemas cardíacos, sino también a nivel cerebrovascular. De hecho, los infartos y hemorragias cerebrales (alrededor de 10 mil al año) son más frecuentes que los infartos coronarios (unos 7 mil).

«En los hombres las proporciones son al revés, pero si se analiza el total de accidentes cardíacos y cerebrovasculares, los porcentajes son casi iguales: 49% en mujeres y 51% en hombres», precisa Acevedo.

El gran problema es el desconocimiento y la desigualdad que afecta a la población femenina en torno a estos problemas, un tema que preocupa tanto en Chile como en países desarrollados.

Esta semana, la AHA publicó en la revista Circulation una actualización sobre la realidad de los infartos cardíacos entre las mujeres estadounidenses, y si bien se ha reducido el número de muertes gracias a un mejor diagnóstico y tratamiento, el panorama no es el ideal.

«Pese a las impresionantes mejoras en mortalidad cardiovascular en la última década, las mujeres siguen peor que los hombres y las enfermedades cardíacas siguen siendo subdiagnosticadas y subtratadas», dice la doctora Laxmi Mehta, directora del programa de Salud Cardiovascular Femenino de la Universidad Estatal de Ohio, y parte del equipo que redactó el nuevo informe.

En él se advierte, por ejemplo, que la mayoría de la población -e incluso de los equipos médicos- desconoce los síntomas de un ataque cardíaco en la mujer (ver infografía). La opresión en el pecho y un dolor que irradia hacia el brazo izquierdo es típico en hombres.

Esto provoca que el diagnóstico tarde más de lo adecuado. «En promedio, decidir realizar un electrocardiograma en una mujer con sospecha de infarto tarda una hora más que en los hombres», precisa la doctora Acevedo. Además, la densidad del tejido mamario a veces dificulta la identificación de alteraciones en sus vasos sanguíneos (los que suelen ser más pequeños que en los varones).

Asimismo, muchos tratamientos están diseñados a partir de las características cardíacas masculinas, por lo que no son necesariamente efectivos entre la población femenina.

 

Fuente: El Mercurio