De las 545 réplicas desde el día del sismo se han sentido 101 temblores sobre magnitud 4 entre las 00:00 horas del día 17 hasta las 7 de esta mañana. ¿Cómo enfrentar estos episodios? ¿Por qué despertamos segundos antes de un sismo?

Por Francisco Aguirre A.

Tras el terremoto que azotó el norte de Chile la semana pasada, las noches no han sido lo mismo. Desde el primer evento se han detectado 545 réplicas y durante la noche, entre las 00:00 horas del 17 de septiembre hasta las 7 de esta mañana se han percibido 101 temblores magnitud 4 hacia arriba en la escala de Richter.

Y la tendencia se ha mantenido. Según los datos que aparecen en el sitio del Centro Sismológico Nacional, y tal como se aprecia en el mapa interactivo preparado por ESRI Chile con datos de la USGS, el jueves 17 hubo 41 sismos nocturnos (siempre en el mismo rango de horario); el viernes 18, 16 sismos; el sábado 19, 20 sismos; el domingo 20, 12 sismos; ayer lunes 21, 6 sismos y hoy martes 22, 24 movimientos telúricos.

Además, salvo el pasado domingo, en todas las noches hubo un temblor magnitud 6 o más. Suficientes como para despertar a cualquiera.

¿Y cómo nos afecta esto en nuestro día a día? Carolina Aguirre, neuróloga del Centro del Sueño de la Red de Salud UC Christus, señala que primero debemos hacer una distinción entre una réplica y un terremoto: «En 2010 hubo mucha gente con estrés post traumático que durante las noches revivian lo acontecido y posteriormente generaban una crisis; y otros que como en este caso, se mantienen despiertos tras una réplica».

En relación a esto último, la experta afirma que es mucha la gente que se desvela y en consecuencia, tienen un rendimiento bajo en el resto del día. Pero los resultados varían de acuerdo a la edad: los niños que duermen mal tienen más repercusiones al dia siguiente; los adultos usualmente son capaces de continuar con sus labores, y los adultos mayores están más adaptados a desvelarse porque no tienen que trabajar.

El mismo aspecto se acentúa si estamos pasando por una mala etapa anímica y la ansiedad nos alarma mucho más. «En este caso, la situación nos predispone a estar hipersensibles», asegura.

En cuanto a las recomendaciones para quienes a causa de las continuas réplicas están pasando por malos períodos de sueño, Carolina Aguirre aconseja «no alarmarse en demasía, no caer en la psicosis colectiva de las redes sociales, mantener una rutina normal durante el día y luego de la réplica, en ningún caso encender la TV, la luz o revisar el celular».

Asimismo, Aguirre indica que en ningún caso optemos por la siesta, y si es así, no más de media hora. «Nunca después de las 17 horas, porque nos quita la necesidad de dormir en la noche. Tampoco se debe dormir luego de llegar del trabajo, y hay que preferir los buenos hábitos antes de dormir, como desconectarse temprano, comer liviano, apagar la TV y olvidar el celular», entre otros.

Según la experta, en general, «la recomendación para estos episodios es bajarle el perfil a la situación», y en casos en que el miedo se transforme en algo crónico, buscar ayuda con un especialista.

¿Y por qué despertamos antes de los temblores?

Al dormir, más de alguno ha tenido la sensación de «sentir» cuando viene un sismo considerable, despertando un par de segundos antes. Pero más allá de una coincidencia, existe una teoría llamada «sensibilidad a los terremotos», fenómeno aún no explicado científicamente que incluye a personas que manifiestan síntomas como dolores de cabeza, mareos, zumbidos de oído y ansiedad.

La tesis proviene del geólogo estadounidense Jim Berkland, quien ha sido cuestionado por este tipo de planteamientos.

Lo mismo ocurre con Reneau Z. Peurifoy, una terapeuta que explica que las supuestas causas de la sensibilidad humana a los terremotos son similares a las causas de la sensibilidad de terremotos en animales. Cuando la presión se acumula antes de un terremoto, el cristal de cuarzo en el interior de la Tierra se deforma y crea una carga eléctrica. Este fenómeno, conocido como el efecto piezoeléctrico, puede enviar señales eléctricas a los animales.

Además, diversas teorías indican que algunas personas pueden reaccionar a un cambio causado por el aumento de las tensiones en las fallas geológicas.

De esta forma, al igual que los animales, los humanos podrían sentir las ondas provenientes de un sismo, aunque sea unos pocos segundos y sobre todo si estamos durmiendo. Es ahí donde generalmente se escuchan los ruidos subterráneos.

«La capacidad es variada dependiendo de la persona, el lugar donde vive, la construcción de su casa o el ruido ambiente», señala la experta de la UC.