Representante de RN ha tenido contactos con el articulador del debate en el Senado, Juan Pablo Letelier para llegar a consenso en reemplazo en huelga, titularidad sindical y adaptabilidad.

Por Juan Pablo Palacios.

La sesión de la Comisión de Trabajo del Senado de ayer registró un episodio que marcará el debate de la reforma laboral en segundo trámite. Tras la cita donde se analizó junto a la ministra del Trabajo, Ximena Rincón, las dudas respecto de los procedimientos de arbitraje que están contenidos en el articulado de la iniciativa legal, el presidente de la instancia parlamentaria, Juan Pablo Letelier (PS), y el senador que integra la comisión, Andrés Allamand (RN), sostuvieron una reservada conversación para abordar la etapa final de la discusión del proyecto.

En el diálogo, en el que también estuvieron presentes asesores de la Nueva Mayoría y de la oposición, se analizó el espacio de perfeccionamientos que tiene el texto que se vota en general el próximo 5 de agosto.

En ese plano, según testigos de los acercamientos, Allamand reconoció que tenía objeciones respecto del articulado de la propuesta laboral, pero se mostró dispuesto a arribar a un acuerdo con el oficialismo, a cambio de realizar modificaciones.

Agregan que el ex candidato presidencial y hombre de RN en la comisión admitió estar dispuesto a correr solo -sin sus socios de la UDI- para no pagar los costos políticos de rechazar una reforma que es clave para el mundo de los sindicatos y los trabajadores.

Al interior de la Comisión de Trabajo del Senado existe cierto consenso en que el texto que salió de la Cámara de Diputados es el piso del debate. Vale decir, se va a mantener el corazón como la titularidad sindical, la huelga efectiva y la simplificación del proceso de negociación colectiva, sin embargo, los legisladores ven espacio para perfeccionamientos en servicios mínimos, extensión de beneficios, pymes, adaptabilidad laboral y quórum de representatividad sindical. Respecto de ese último punto, hay cierto acuerdo en elevar los requisitos para constituir y mantener en funcionamiento los sindicatos.

Tras la sesión de ayer, el senador Letelier reconoció que “esta es una conversación entre los parlamentarios, lo que aprobó la Cámara de Diputados es nuestro piso, necesitamos el concurso del Gobierno para agregar temas que son de su atribución, pero hoy estamos en una discusión entre senadores, esperamos proponer temas como senadores en conjunto con los partidos que aquí están representados”.

En tanto, el senador Allamand en una sesión del lunes en Santiago afirmó que “tenemos bastante acuerdo en que tiene que haber una huelga efectiva, pero eso no puede significar daños a terceros, a la población o terminar con el patrimonio de la propia empresa”.

Asimismo, indicó que el tema del “reemplazo (en la huelga) tiene que ver con los servicios mínimos que se establezcan y simultáneamente tiene que ver con las posibilidades que tengan los trabajadores de reintegro”. Agregó que “si creo que se va a avanzar en establecer ciertas situaciones en las cuales es fundamental que exista alguna forma de reemplazo, por ejemplo en las empresas de transporte, las salmoneras o la agricultura”.

La historia se repite. Los acercamientos del senador de RN traen a la memoria el bullado debate de la “cocina” de la Reforma Tributaria, donde los senadores de la tienda de calle Antonio Varas, incluido el propio Allamand, le tendieron una mano al Gobierno e iniciaron conversaciones con el Ministerio de Hacienda, que culminaron con un cambio sustancial de la propuesta impositiva original del Ejecutivo y con un acuerdo amplio en el Senado al que también se sumó la UDI.

La mayor apertura al diálogo de Allamand contrasta con la posición de la UDI, que representada en la Comisión de Trabajo de la Cámara Alta por su timonel Hernán Larraín, ha cuestionado en duros términos el fin del reemplazo en huelga y la eliminación de los grupos negociadores en el proyecto.

Asimismo, en el sector empresarial ya asumían que el senador de RN tendría una postura de consensos en este debate, por lo que las gestiones para tener influencia en cambios al texto ha estado concentrada en acercamientos con los legisladores de la Nueva Mayoría.

En el Senado admiten que las próximas dos semanas serán claves para sellar un eventual acuerdo en materia laboral, que permita una tramitación más expedita de la reforma.