El organismo, en su informe de enero, había proyectado un crecimiento de 3,8% para 2016 y ahora lo ubicó en 3,3%, mientras que lo redujo de 4,2% a 3,7% para 2017.

Por Carlos Agurto.

El Banco Mundial redujo la proyección de crecimiento de Chile para 2016 y 2017, aunque la mantuvo para el presente año, según el informe de Perspectivas Económicas Mundiales dado a conocer este miércoles por la entidad.

El organismo -en su informe de enero- había proyectado un crecimiento de 3,8% para 2016 y ahora lo ubicó en 3,3%, mientras que la redujo de 4,2% a 3,7% para 2017. Sin embargo, la mantuvo en 2,9% para el presente año.

Del mismo modo, el Banco Mundial redujo sus proyecciones de crecimiento económico global a un 2,8% para este año, frente al 3% previsto en enero, en un contexto en el que India supera a China como motor emergente y Latinoamérica verá reducirse su expansión a apenas un 0,4%.

“Las naciones en desarrollo fueron un motor del crecimiento luego de la crisis financiera, pero ahora enfrentan un entorno económico más difícil”, señaló Jim Yong Kim, presidente del Grupo Banco Mundial.

El ejecutivo agregó que “haremos todo lo que esté a nuestro alcance para ayudar a mejorar la resiliencia de las economías de ingreso bajo y mediano, de manera tal que puedan manejar esta transición de la forma más segura posible. Creemos que los países que invierten en la educación y la salud de su población, mejoran el entorno para hacer negocios y crean empleos modernizando su infraestructura saldrán muy fortalecidos de esta crisis en los años venideros: Este tipo de inversión ayudará a cientos de millones de personas a salir de la pobreza por sus propios medios”.

Con el esperado despegue de las tasas de interés de EE.UU., los costos del endeudamiento aumentarán para las economías emergentes y en desarrollo en los próximos meses. Se prevé que este proceso será relativamente fluido, puesto que la recuperación de la economía estadounidense continúa y las tasas de interés se mantienen bajas en otras economías importantes.

No obstante, hay riesgos enormes que podrían echar por tierra estas expectativas, sostiene el informe. Tal como el anuncio inicial de normalización de las políticas financieras en EE.UU. agitó los mercados financieros en 2013 (situación que hoy se conoce como “taper tantrum” o sobrerreacción de los mercados a la reducción paulatina de liquidez), el primer aumento de las tasas de interés que decrete la Reserva Federal de ese país desde la crisis financiera mundial podría desencadenar la inestabilidad de los mercados y reducir los flujos de capital hacia las economías emergentes en hasta 1,8 puntos porcentuales del producto interno bruto (PIB), señala el informe.

“Las bases de la economía mundial están cambiando de manera lenta pero segura. Por el momento, China ha sorteado hábilmente los obstáculos y ha desacelerado su crecimiento a 7,1%; Brasil, cuyo escándalo de corrupción ocupa la primera plana noticiosa, ha sido menos afortunado y arroja crecimiento negativo. Con una expansión esperada de 7,5% este año, India por primera vez lidera el cuadro de crecimiento del Banco Mundial de las principales economías. El obstáculo más grave que ensombrece este panorama tan dinámico es el eventual despegue de EE.UU., dijo Kaushik Basu, vicepresidente superior y economista en jefe del Banco Mundial.

La situación dañaría en especial a los mercados emergentes más vulnerables y con perspectivas de crecimiento en descenso. En los mercados exportadores de productos básicos que ya bregan por ajustarse a los persistentes precios bajos de los bienes primarios o en los países con políticas fiscales inciertas, una desaceleración en los flujos de capital profundizaría los desafíos en esta materia.

“A menos que los mercados emergentes hayan implementado medidas prudentes en sus políticas financieras que les permitan ser resilientes a nivel fiscal y ante los embates externos, es probable que enfrenten problemas graves a la hora de sortear las turbulencias y otras posibles consecuencias de la política restrictiva de la Reserva Federal», indicó Ayhan Kose, director de Perspectivas de Desarrollo del Banco Mundial.

La caída en los precios del petróleo y de otros productos básicos estratégicos ha intensificado la desaceleración de las economías en desarrollo, muchas de las cuales dependen de la exportación de estos bienes. Mientras que los importadores de productos primarios se benefician de la inflación más baja, las presiones por aumentar el gasto fiscal, además de los bajos costos de importación y precios del crudo, hasta la fecha han sido lentos en incentivar la actividad económica. Esto se debe a que muchas naciones adolecen de una persistente falta de infraestructura para servicios de electricidad, transporte, riego y otros, incertidumbre política y graves inundaciones y sequías causadas por condiciones meteorológicas adversas.

Se proyecta que el crecimiento de Brasil, frenado por la baja confianza, se contraiga en 1,3% en 2015, un cambio de 2,3 puntos porcentuales con respecto a enero, y que la economía de Rusia, impactada por los menores precios del petróleo y las sanciones, retroceda 2,7%. Por otra parte, el PIB de México aumentaría en 2,6% debido a una leve ralentización de la economía de EE.UU. y a precios del crudo en descenso que inciden en el crecimiento.

En China, continúa la lenta desaceleración aunque con un muy buen manejo; el crecimiento de este país probablemente se modere a un sólido 7,1% este año. En India, país importador de petróleo, las reformas han fortalecido la confianza y la caída constante de los precios del crudo ha reducido las vulnerabilidades, con lo cual se ha pavimentado el camino para el crecimiento de la economía a una tasa firme de 7,5% en 2015.