Hacienda ha expresado su apego al programa y el crecimiento, mientras para Trabajo el marco del debate es el mensaje y un acuerdo con los diputados.

Por Juan Pablo Palacios.

Históricamente -al menos desde los primeros gobiernos de la Concertación-, las diferencias entre los ministerios de Hacienda y del Trabajo han sido inevitables.

Esto, porque tradicionalmente los inquilinos de Teatinos 120 han sido hombres de formación macroeconómica dura, encargados de ser los guardianes de los equilibrios para cimentar el crecimiento del país. Mientras en la cartera de Huérfanos 1273 ha existido un sello más garantista en derechos laborales y progresista en materia de políticas.

El mayor nivel de tensión se dio en el primer gobierno de Michelle Bachelet, cuando los entonces ministros de Hacienda, Andrés Velasco, y del Trabajo, Osvaldo Andrade, se vieron enfrentados por la necesidad de impulsar o no reformas laborales. La balanza, finalmente, se inclinó hacia el lado de Velasco, quien defendió la idea de la flexiseguridad laboral y rechazó cambios en la legislación de negociación colectiva para no afectar la recuperación económica en medio de la crisis subprime.

Tampoco ha habido excepciones en el actual gobierno. El ahora ex titular de Hacienda, Alberto Arenas, influyó para que la presentación del proyecto que moderniza las relaciones laborales se diera a fin de año, período de bajo desempleo, para así no afectar los «brotes verdes» que en ese momento comenzaba a exhibir la economía. Inicialmente, se contempló que la reforma se enviara al Congreso entre el tercer trimestre y octubre de 2014.

Hoy, con la llegada de Rodrigo Valdés a Hacienda y de Ximena Rincón a Trabajo, la historia se volvería a repetir.

Pese a que han sostenido reuniones de coordinación a nivel bilateral y también con el nuevo titular de Interior, Jorge Burgos, los nuevos ministros encargados de liderar el debate de la reforma laboral, en estos primeros días en sus cargos han mostrado diferencias respecto de la forma de abordar el tema.

En privado Valdés manifestó a la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) y la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC) su preocupación por la desaceleración, y que cumplirá con el programa de gobierno, pero cuidando el crecimiento económico.

Para un dirigente empresarial, el mensaje demuestra que en Teatinos 120 se encargarán de cuidar que la agenda laboral no afecte el dinamismo de la actividad y el empleo. En ese sentido, cree, » Valdés buscará potenciar la adaptabilidad laboral para mejorar la productividad».

En tanto, es reconocido que la ministra Ximena Rincón tiene experiencia en temas laborales: fue superintendenta de Seguridad Social y titular de la comisión de Trabajo cuando era senadora. Además, como ministra de la Segpres revisó los plazos legislativos de la reforma y monitoreó su avance en el Congreso.

También en el sector privado advierten que ella ha sostenido posiciones más duras que las contenidas en el proyecto de reforma laboral que presentó originalmente el gobierno, como mociones a favor de la negociación ramal.

El miércoles a la salida de una reunión con Rodrigo Valdés en Hacienda, al ser consultada por si el programa de gobierno es el límite para el debate laboral, Rincón señaló que «el marco de este proyecto es el mensaje que la presidenta mandó y la legislación se saca ustedes saben en el Parlamento, ahí es donde se debaten los proyectos, eso es lo que creo y respeto, fui senadora, así que creo en el Poder Legislativo».

En aras de ese objetivo, la ministra ha privilegiado en las últimas jornadas reuniones de trabajo a nivel más político. El martes fue al Congreso a reunirse con las bancadas de senadores de la DC, donde ratificó el compromiso de perfeccionamientos, y ayer se reunió con los parlamentarios de las comisiones de Trabajo.

En Hacienda aún no está confirmado quién asumirá el diálogo político en esta materia, y recién la próxima semana Valdés tendrá reuniones más técnicas con los gremios.

Para el secretario general de la CUT, Arturo Martínez, «quedó claro de que la ministra Rincón es más ágil, quiere acelerar el proceso a pesar de que igual quiere escuchar a las partes. Mientras el ministro Valdés todavía está tratando de interiorizarse en el tema laboral porque es desconocido para él».