Seguridad en procesos agrícolas:

El cómo se usan y no su composición química es el mayor problema de estas sustancias hoy, aseguran los expertos. Y la agricultura orgánica no sería la única solución.

Por LORENA GUZMÁN H.

Está de moda mantener un estilo de vida saludable y, para muchos, eso implica el ser totalmente consciente de lo que se come y, por supuesto, de dónde viene lo que se ingiere. La agricultura industrial y el uso de pesticidas estarían totalmente vetados en ese mundo, pero eso no tiene por qué ser así.

Aunque es cierto que es mucho lo que queda por hacer con los pesticidas -tanto para la seguridad de quienes los aplican, como para la salud de los consumidores y del medio ambiente-, estas sustancias químicas son menos nocivas de lo que se cree. Parte de estas problemáticas se trataron en el 5º Congreso Latinoamericano de Residuos de Plaguicidas, organizado por la Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal de la UC, que finalizó ayer.

«En los últimos años, la industria agroalimentaria en Chile ha avanzado bastante, haciendo a los pesticidas mucho más inocuos tanto para la salud humana como para el medio ambiente», explica Rodrigo Chorbadjian, académico de la Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal de la UC.

Esto se debe a varios factores. «Se ha mejorado lo que se denomina el perfil ecotoxicológico, lo que incluye, entre otras cosas, el que sean más selectivos en los organismos a atacar y que incluso sean menos tóxicos que algunos de los antibióticos que se utilizan en el hombre», asegura el especialista.

Tanto es así, que Chile cumple con las más altas exigencias en sus exportaciones al Viejo Continente.

«Aunque por supuesto no podemos influir en las regulaciones de los países desde los que importamos productos agrícolas, sí podemos medir la huella de los pesticidas utilizados en sus cultivos», explica Jan von Kietzell, experto de la Autoridad para la Seguridad de Productos de la Comisión Europea.

«Chile es el único país de Latinoamérica que cumple con las exigencias europeas al mismo nivel que nuestros productores internos», enfatiza Von Kietzell.

Tanto en Europa como en nuestro país y en todo el mundo, además de mejorar el tipo de pesticidas, el mayor foco está en cómo estos se aplican. «El problema no son las sustancias químicas en sí, sino la forma cómo se usan», asegura Rodrigo Chorbadjian. Hoy el principal riesgo está en los trabajadores, y si se sigue la normativa de seguridad, agrega, ese riesgo disminuye al mínimo.

Jan von Kietzell comparte el diagnóstico. Si bien en la mayoría de los sistemas agrícolas a gran escala siguen estas normas de seguridad, son los pequeños agricultores los que muchas veces se saltan dichos procedimientos, ya sea por falta de información o de recursos. «Por eso estamos trabajando con ellos», dice.

Además, esto también ayuda a evitar que los pesticidas se queden en el medio ambiente. «Aún se tiene la idea de que su huella quedará por mucho tiempo en el planeta, pero hoy tenemos productos que se degradan rápido, incluso en pocas semanas», dice Rodrigo Chorbadjian.

Soluciones
Al contrario de lo que se cree, la agricultura orgánica también utiliza sustancias químicas en sus procesos. La diferencia es la procedencia más natural de ellas. Por eso Europa la plantea como una de las vías para disminuir el uso de pesticidas, pero no la única.