Los trabajadores también se autodefinen como «aperrados», según un estudio de Ipsos y Acción
Además, el sondeo destaca que lo más importante a la hora de contratar personal son la educación superior o títulos profesionales que tenga el candidato, seguido de su experiencia laboral y la apariencia personal.
Por María Paz Infante H.
Un escenario más exigente en el mercado laboral, que involucra evaluaciones por desempeño y jornadas más largas, es uno de los factores que está transformando la definición de los chilenos en el trabajo.
Así, lejos de caracterizarse por una gran capacidad de trabajar en equipo, los chilenos se perciben como individualistas, competitivos y desconfiados en sus oficinas, según un estudio realizado recientemente por Ipsos y Acción. Ignacio Larraechea, gerente general de Acción, señala que las compañías tienen una parte de la responsabilidad. «Esta autopercepción negativa se ha ido construyendo sobre la base de los entornos laborales que las mismas empresas hemos promovido en el marco de la economía industrial, aquella en que el valor del trabajo está asociado a ‘horas de trabajo’ y a ejecutar fielmente las instrucciones de ‘los que saben'», comenta. Y agrega que se hace primordial gestionar equipos diversos, con personas diferentes que se complementen unos a otros en redes creativas. «Las empresas que no gestionen la innovación y la generación de valor van a ser desplazadas por perder clientes y porque no van a ser elegidas por los mejores profesionales y trabajadores», advierte Larraechea.
Los expertos concuerdan con esta visión de que el escenario actual del mercado laboral ha resaltado las características de los empleados. Guillermo Wormald, sociólogo y académico de la UC, asegura que la definición de los trabajadores chilenos de sí mismos tiene que ver principalmente con que en las últimas décadas la sociedad ha adquirido dos características: de mercado y de servicio. Para él, es en este contexto donde se van difundiendo valores sociales, como el del esfuerzo individual, el valor del mérito y de la competencia como medio de movilidad social. Wormald asegura que estos representan formas de integración individuales. «Eso se ha ido imponiendo como una fórmula legítima y muy valorada para poder surgir», destaca el sociólogo.
Al profesor de la Facultad de Psicología de la UDP y coordinador del Programa de Estudios Psicosociales del Trabajo de esa casa de estudios, Juan Pablo Toro, tampoco le sorprenden los resultados del estudio. «El trabajo ha tendido a intensificarse, a volverse efectivamente competitivo en el sentido de que las rentas son variables por bono, por algún tipo de rendimiento que se espera del trabajador, y eso hace que mal que mal compitan unos con otros y se generen relaciones que pueden ser de desconfianza», dice.
¿Somos «aperrados»?
Los chilenos también destacan atributos positivos de sí mismos en el contexto del trabajo. En el sexto lugar del listado del estudio (luego de las definiciones de «doble estándar» y «discriminadores») aparece la característica de «aperrados» y más abajo se mencionan los atributos de «buenos compañeros, solidarios, trabajadores y tolerantes» como adjetivos derechamente positivos.
Juan Pablo Toro explica que el hecho de «aperrar» se atribuye a ser capaz de responder a las exigencias del trabajo, lo que habla de una persona responsable, que con esfuerzo logra alcanzar sus metas. «Yo te reconozco a ti como un otro igual a mí cuando tú eres tan aperrado y te esfuerzas tanto como me esfuerzo yo», dice el sociólogo Guillermo Wormald.
Además de todo lo anterior, el estudio revela que uno de cada tres empleados se ha sentido discriminado en el trabajo. Larraechea señala que «no es extraño que Chile tenga directorios donde predominan los hombres, los egresados de determinados colegios y universidades, y los que comparten determinados barrios o estilos de vida». En ese contexto, el sondeo revela que los factores más importantes al momento de la contratación son los estudios superiores o títulos profesionales, seguido de la experiencia laboral y de la apariencia personal.
Para Larraechea, los datos evidencian que existe una percepción instalada de que las compañías en Chile aplican un sesgo basado en informaciones básicas, lo que para él necesariamente redunda en que personas con talento queden fuera del mercado laboral solo por apariencia.
72% de los empleados en Chile tiene una percepción negativa de sí mismos en el trabajo, reveló el estudio «Diversidad cultural y meritocracia», de Ipsos y Acción.
95% de los encuestados percibe que las personas que han estado en la cárcel son a quienes más les cuesta encontrar oportunidades laborales, seguidos por los adultos mayores y luego, los transexuales.
54% de los chilenos cree que los extranjeros que vienen a trabajar a nuestro país son buenos trabajadores, pero el 83% cree que los foráneos laboran por sueldos más bajos que los empleados locales.
Uno de cada tres trabajadores chilenos declara que alguna vez se sintió discriminado en un contexto laboral. Por el contrario, solo un 16% reconoce que en alguna oportunidad discriminó a otra persona en el trabajo.