Las declaraciones del ministro fueron interpretadas como una confirmación de que las señales de recuperación no son claras, y que se comienzan disipar.

Por Carlos Alonso.

Los incipientes brotes verdes que se reflejaron en el crecimiento de 2,9% de diciembre de 2014, y el 3% que anotó el Índice Mensual de Actividad Económica (Imacec) de enero avizoraban que el ritmo de actividad comenzaría a mostrar un mayor dinamismo. Sin embargo, algunos datos preliminares como el de las importaciones de bienes de capital que retrocedieron 15,9% en marzo, y llevó al primer trimestre a anotar una caída de 10,6%, comenzaron a menguar los ánimos en Teatinos 120. Las compras de bienes de capital actúan como un predictor del comportamiento de la inversión, por lo que el resultado de los primeros tres meses del año hizo cambiar el diagnóstico: el gasto privado se mantendrá débil, e incluso será negativo. Además las expectativas tanto de consumidores como empresariales se mantienen en terreno pesimista.

Todo este cuadro de menor dinamismo se analiza con delicadeza en Hacienda y por ello se abrieron a evaluar la idea de mantener el estímulo fiscal expansivo el próximo año para apuntalar el crecimiento.

Es más, en una actividad ayer, el ministro de Hacienda, Alberto Arenas reconoció un escenario más adverso a sus optimistas cálculos . “Es posible que en los próximos meses volvamos a ver datos de actividad algo más débiles, por efectos de la base de comparación y por factores puntuales, como la catástrofe del norte del país”, dijo, sin embargo, añadió que “lo relevante es que la tendencia de la economía mantenga una trayectoria de crecimiento al alza”. En ese contexto, el jefe de las finanzas públicas subrayó que “es fundamental” cuidar “este clima de mayor optimismo en la economía y que sigamos trabajando juntos, sector público y privado, para imprimirle nuevas fuerzas al crecimiento”.

Visión de los expertos

Los economistas interpretaron las declaraciones del ministro como una confirmación de que las señales de brotes verdes no son claras y que poco a poco se comienzan a disipar.

“Los indicadores de marzo y abril reflejan una recaída en el crecimiento de la actividad, tanto en las cifras interanuales como en el margen, respecto a los meses previos”, señaló el economista asociado de Security, Aldo Lema.

En ese contexto, el experto argumentó que “las importaciones de bienes de capital no muestran señales de recuperación para la inversión privada. La contracción del segundo trimestre sería mayor que la del primero”. Así las cosas, con este nuevo escenario, Lema prevé que se pasará de “un crecimiento trimestral anualizado cercano a 4% entre el cierre de 2014 y el primer trimestre de 2015, a un ritmo de crecimiento más cercano a 0% en el segundo trimestre”.

Desde Banchile Inversiones el diagnóstico no es más promisorio: “A pesar de los mejores datos publicados, la evidencia más de corto plazo pareciera ser menos positiva, con señales que aún siguen siendo confusas: la oferta se resintió de manera importante el último mes, aunque con expectativas mejorando, mientras el consumo pareciera mejorar algo, pero con una confianza que se desploma”.

Si bien, Banchile destaca que los últimos Imacec han sorprendido al alza, “lo más probable es que los próximos meses veamos una disminución de este indicador una vez se empiece a disipar la influencia positiva que representaron diciembre y enero, tras un significativo impulso fiscal”.

Un factor que viene a complicar el escenario de menor crecimiento es la catástrofe ocurrida en el norte del país. Para el economista de BBVA, Cristóbal Gamboni lo sucedido en el norte puede incidir en 0,6 puntos porcentuales como máximo en el Imacec de marzo, y 0,2 puntos porcentuales en abril. “Este efecto del norte sumado a las altas base de comparación incidirán en el crecimiento de marzo y abril” comentó.

Alejandro Fernández, gerente de Estudios de Gemines puntualizó que “la declaraciones del ministro denotan preocupación con respecto a que los efectos de la catástrofe del norte puede provocar un efecto permanente en las expectativas, ya que al ver cifras bajas de Imacec en marzo y abril podrían ir más allá del efecto puntual de que todavía no hay indicios de recuperación”.

Y agregó que “también deja en evidencia la fragilidad de la recuperación, y reafirma la posibilidad de que el estímulo fiscal se mantenga para el próximo año, ya que la actividad no se ha recuperado como debiera”. Con todo, las proyecciones de Imacec para marzo fluctúan entre 1,5% y 2%, mientras que para abril se ubican en torno a 2%.