Dice que el dinamismo será impulsado por baja del petróleo, resiliencia del mercado laboral y el Presupuesto 2015. Ve espacio para ajustes en la reforma laboral.

Por Juan Pablo Palacios.

Fue ministro de Economía en el gobierno del presidente Patricio Aylwin, luego consejero del Banco Central por 10 años y con posterioridad vicepresidente de BancoEstado. Hoy está al otro lado de la vereda: ejerce como director de empresas y es presidente de la Cámara Marítima y Portuaria.

Con esas credenciales, Jorge Marshall analiza el momento económico y explica sus observaciones al proyecto de agenda laboral del Ejecutivo que hoy está en el Congreso.

-¿Cómo vio el cierre del año 2014 en términos de crecimiento económico?
– Creo que está en línea con lo que el Banco Central señaló en el último IPoM, no veo que haya sorpresas. Sí pienso que la información que está surgiendo en la economía permite anticipar que las próximas correcciones de las expectativas económicas serán al alza, eso es lo más novedoso que se comienza a instalar. El ciclo de mayor pesimismo y de correcciones a la baja llega a su fin y empezaríamos a tener correcciones de expectativas al alza.

-¿Eso estaría siendo impulsado por el sector externo?
– Hay varios factores. Pensaría que el principal es que el mercado del trabajo -particularmente a fines de 2014- tuvo una evolución distinta de la esperada, mostró una resiliencia bastante diferente a la de ciclos a la baja anteriores. De alguna manera tuvo una propia red de amortiguación y eso significa que los ingresos de los hogares fueron más estables, que los temores se disipan y que el comportamiento más cauteloso del sector financiero -de decir cuidado con los créditos hacia las familias que podrían complicarse por la situación del mercado del trabajo-, se empieza a disipar también ese riesgo.
En el lado externo, está el precio de los combustibles, el país importa aproximadamente US$ 15 mil millones en combustibles, de modo que una baja duradera como la que se ve hoy de 20% y 30% puede significar tanto un alivio en los costos para las empresas y un alivio para el presupuesto de los hogares.
Esos dos factores pueden significar un aumento en el consumo -no todavía en la inversión porque ésta tiene otra dinámica-, pero un incremento en el consumo va a ir generando una corrección al alza en las expectativas económicas.
Se puede agregar que el tipo de cambio alto ayuda al sector exportador y probablemente el BC va a tener un movimiento a la baja (en la TPM) en el primer semestre por la inflación, que producto del fenómeno de los combustibles va a caer rápidamente.
De modo que hay una mezcla de factores externos e internos, pero hay muchos factores internos en este movimiento, y por último tenemos un Presupuesto fiscal que no deja de ser importante con un alza de la inversión pública del orden del 27%.
Ese efecto lo vamos a sentir más bien en el segundo semestre y el mayor dinamismo del consumo en el primer semestre.

-¿Ve un ajuste hacia la parte más alta del rango de PIB del último IPoM?
– Las proyecciones del IPoM tienen un rango, pero si pensamos que la última encuesta de expectativas del BC anticipa un crecimiento de 2,6% y el IPoM prevé entre 2,5% y 3,5%, entonces se podría decir que el mercado hoy está en la parte baja del rango de las expectativas. No anticipo que en el IPoM de marzo se vaya a corregir el rango, pero sí que las expectativas de mercado se van a mover primero hacia el centro de este rango y probablemente van a pasar del 3%.

-¿También se puede esperar una fuerte caída de las expectativas de inflación?
– Sin duda, probablemente bajo 3% para el año.

-¿Cuántos movimientos de TPM ve en 2015?
– Veo con alta probabilidad de que podemos pensar en una tasa de interés para el segundo semestre en 2,5%.

-¿Qué fue lo que más incidió en la desaceleración? ¿La discusión de las reformas o el fin del ciclo minero?
– Creo que lo que vivió la economía fue la normalización de un boom de inversión minera, que fue muy fuerte entre 2011 y 2012 y la primera mitad de 2013, que se detiene a mediados de 2013 y eso arrastra el resto del ciclo.
Es un movimiento en la inversión más que en el resto de los componentes de la demanda. Fue bastante importante el cambio del superciclo de los commodities, por tanto las empresas a nivel internacional detuvieron inversiones a la espera de mayor información de lo que podía ser la demanda de productos básicos, en el caso nuestro del cobre.

-¿Y que peso tuvo la discusión de las reformas en el PIB?
– No fue de primer orden, creo que deterioró el ambiente de las expectativas del mercado interno, pero no tenemos claro cómo las expectativas de los mercados influyen en la demanda. No es primera vez que tenemos malas expectativas de los consumidores.
Normalmente lo que ocurre es que las expectativas son un indicador rezagado respecto de la evolución de los mercados, más que un indicador que anticipa, pero es algo que está abierto, no tenemos una respuesta categórica.
Lo que sí observamos en períodos anteriores es que las expectativas se deterioran cuando hay otro factor que se está empeorando y en este caso era la desaceleración la que afectó las expectativas, más que las expectativas influyendo en la desaceleración.

Agenda laboral: se puede perfeccionar

-¿El debate de la reforma laboral podría agregar incertidumbre?
– Puede hacerlo, es un tema relevante, hay que ver cómo se da la discusión. Al menos en su instalación en la Cámara se ha hecho de buena manera, pero probablemente concentre la atención del mundo político durante el primer semestre, que es el período lógico donde debería realizarse parte de la tramitación.

-¿Comparte los objetivos de modernizar la negociación colectiva y fortalecer la sindicalización?
– Creo que tiene razón la crítica al proyecto de decir que esta es una iniciativa que tiene un diagnóstico implícito que dice que entre estos dos factores, me quedo con la negociación y no con la productividad. No queda claro por qué razón se queda con uno y no con el otro, al menos no ha sido explicado adecuadamente. La respuesta del gobierno de decir que esta legislación se refiere a una parte me parece perfectamente legítima y correcta, pero es una parte y no veo el diagnóstico completo.
El proyecto se puede perfeccionar a partir de mejorar el carácter de la negociación. Una de largo plazo está más basada en la libertad, está menos enfocada en los mecanismos artificiales como el tema del reemplazo en la huelga. Cuando uno mete estos mecanismos artificiales la negociación va a estar enfocada en el corto plazo.
El tercer tema del proyecto es que una parte importante de las dificultades de las negociaciones en este país es que ocurren fuera del marco institucional. Son negociaciones de hecho que no están amparadas por ninguna institucionalidad y creo que eso introduce mucha distorsión en la relación colaborativa entre empresa y trabajadores. El caso portuario es emblemático, donde la totalidad de las paralizaciones y huelgas han sido ilegales. Si vamos a fortalecer la negociación tenemos que hacerlo con una perspectiva de largo plazo, sin la intervención excesiva de la Dirección del Trabajo y sancionando a los actores que se salen del marco institucional, porque o si no este es un fortalecimiento extraño en el que genero un marco de negociación, pero no sanciono cuando me salgo del marco.

-¿El proyecto, puede aumentar la conflictividad y tener efectos en empleo?
– A la larga esta conflictividad tiene un efecto en la productividad, en el fondo no estamos logrando el objetivo de mejorar la participación del trabajo en el ingreso nacional. No creo que sean efectos directos ni de primer orden, creo que esto va a significar que las empresas deban establecer capacidades de gestión laboral modernas -eso va a tener efectos positivos-. No me gusta ser agorero en este tipo de proyectos. Sí debo decir que el tipo de negociación que se está instalando no es algo que me guste.

-¿Ve adecuado el momento en que se envió el proyecto?
– Pensaría en un buen diagnóstico, en definir bien los objetivos. Parte de lo que el gobierno impulsa está bien orientado, pero requiere ser matizado o complementado para que su efecto sea mayor.

«Hay que sancionar los movimientos que están fuera de la institucionalidad»

-¿Hay preocupación por el paro que hubo en Puerto Central?
– El caso de San Antonio a comienzos de enero refleja un poco la situación de revisar la institucionalidad laboral, por tanto hay que hacer ajustes ya en el proyecto actual o en la ley corta que se discutió a mediados de 2014, ella no se hace cargo de los movimientos que están fuera del marco institucional. La sociedad tiene que moverse en la dirección de modernizar la institucionalidad laboral, pero al mismo tiempo hay que sancionar los movimientos que están fuera de esa institucionalidad con la misma fuerza, porque o si no caemos en una modernización que pierde toda efectividad.

– ¿Ve falta en la reforma de sanciones efectivas por paros ilegales?
– En el proyecto hay una sanción de perdida del fuero por violencia grave, pero no se menciona nada respecto de las huelgas ilegales. Un trabajor que instala un paro ilegal debiese estar inhabilitado por un tiempo para ser dirigente sindical o la perdida del fuero.

– ¿A juicio, por qué surgen este tipo de movilizaciones?
– Los factores son múltiples. Éste es el resultado de un sector que se ha movido hacia negociaciones de corto plazo, que por su naturaleza son inestables. Cuando se instalan negociaciones de corto plazo sobre temas de medioambiente, transporte y laborales, hay una ausencia de visión articuladora, ese es el origen de estos problemas, de una visión que articule a los distintos actores en un sector, eso hace que las estrategias sean focalizadas en el interés particular, y usan la presión política para obtener beneficios siempre de corto plazo. Por eso hemos dicho no a las políticas verticales, hemos pedido la instalación de instancias de conversación, creemos que ése es un trabajo largo, donde las empresas tienen la responsabilidad de participar.