Falta de educación de las personas con discapacidad y de una política inclusiva en las empresas afecta la contratación:

La Sofofa tiene una comisión de discapacidad que trabaja con el Gobierno y fundaciones, y formó una red con 25 empresas inclusivas. Mientras, en el Congreso se discute una ley que obligará a las compañías a tener en su planilla 2% de discapacitados.

BAP
El 12,9% de la población chilena tiene algún grado de discapacidad, según datos de la primera encuesta nacional sobre el tema hecha por el Servicio Nacional de la Discapacidad (Senadis). El mismo estudio muestra que solo tres de cada diez personas con discapacidad, mayores de 15 años, tienen un trabajo remunerado.

A 12 días de que comience la Teletón, la pregunta es por qué podemos dar dinero y ayudar a rehabilitar, pero cuesta que las personas con discapacidad encuentren un trabajo.

«Si hay empresas grandes que donan tanto dinero, ¿por qué no dan un trabajo?», se preguntaba hace un par de años Álvaro González, joven con distonía (trastorno del sistema nervioso central que afecta a los músculos), cuyo cargo es líder de Integración e Inclusión de Tata Consultancy Services (TCS) Chile.

Con esa duda llegó a esta empresa india hace dos años para trabajar en recursos humanos. Hace un año y medio creó el área de integración, y hoy participa en reuniones con otras empresas inclusivas en Sofofa para formar una red.

Este gremio trabaja desde hace 22 años en conjunto con el gobierno y las organizaciones que acogen a personas con discapacidad para integrarlas al mundo laboral.

En 2012, junto a la OIT, elaboraron un estudio que presentaron en 2013 con cuatro manuales de inclusión. Formaron una red de 25 empresas inclusivas, y ya tienen 12 más que esperan entrar. Han logrado emplear a alrededor de 2 mil personas y abrieron un tema de conversación en las empresas y la comunidad.

Qué pasa en Chile

De 5 mil empresas estudiadas por la Sofofa y la OIT, seleccionaron a 150 que tenían entre sus empleados a algunas personas con discapacidad y 30 que no tenían. Del total de compañías que los incluyen, las personas con discapacidad solo representan el 0,5% de la plantilla de empleados.

La mayoría de las que contratan son grandes firmas (44%), y el resto son medianas y pequeñas en proporciones similares. Los rubros de ocupación son la industria y servicios; en menor proporción, comercio (ver infografía).

Quienes tienen una discapacidad física son los que más ingresan al mundo laboral, seguidos por quienes tienen discapacidad mental-intelectual y auditiva (ver infografía).

Falta educación y una política inclusiva en las empresas

«En muchos casos el problema que impide la contratación de un trabajador no es la discapacidad. El impedimento para poder trabajar es que no tienen cuarto medio», dice el presidente de la comisión de Discapacidad de la Sofofa, Víctor Dagnino.

Él cree que esto sucede por la sobreprotección de las familias y porque la mayoría de los colegios no aceptan a niños con discapacidad. También afecta la falta de infraestructura para acogerlos en la educación superior.

Esto finalmente impacta en una mala calidad de empleo. Las cifras muestran que el 96% de los trabajadores discapacitados son empleados u obreros y sólo el 2% accede a mando medio y 2% a una gerencia.

También hay causas dentro de las empresas que frenan la integración de estos empleados. Juega en contra la ausencia de una política inclusiva en la compañía, la falta de infraestructura en las instalaciones y la escasa capacitación del personal en temas de discapacidad. Influyen mitos, como que las personas con discapacidad se ausentan, se accidentan o se enferman más que un trabajador común (ver recuadro).

«Cuando llegué a trabajar a la consultora Matrix me advirtieron en la entrevista que era una pega dura, donde tendría que trabajar a veces hasta tarde y a la que no se podía faltar. Me comprometí, y en los dos años y medio que estuve ahí falté un día. Lo que se necesita es conversar y dar la oportunidad», dice Álvaro Silberstein, ingeniero comercial de la Universidad Católica, que tras un accidente quedó en silla de ruedas y hoy es gerente de Finanzas de Reqlut.

La principal barrera fuera de la empresa es la falta de transporte público para los discapacitados. «Aquí en el metro El Golf no hay un ascensor, y cuántas personas podrían venir a trabajar a este lugar, que está lleno de empresas», se queja Dagnino.

Si a eso le sumamos los vagones del metro y las micros llenas, para una persona en silla de ruedas, con dificultad de movimiento o ciega, el traslado parece imposible.

La pensión básica solidaria de invalidez ($85.964 mensuales) fue una traba que se ha ido superando, porque si una persona discapacitada trabajaba, debía renunciar a ella. En 2011 la ley se modificó, y las personas beneficiarias ya no la pierden en caso de que comiencen a trabajar. El beneficio se mantiene íntegro durante los dos primeros años de trabajo, y si recibe más de un sueldo mínimo, tras ese tiempo, dicho beneficio comienza a bajar, dependiendo de la renta, hasta desaparecer por completo cuando superan los dos sueldos mínimos ($450 mil brutos).

Nueva ley para aumentar el número de trabajadores con discapacidad

En la comisión de Trabajo del Senado se analizan dos proyectos de ley con los que se busca fijar cuotas de trabajadores con discapacidad en las compañías.

«Las empresas con más de 50 trabajadores deberán contratar personas con discapacidad en una proporción no menor al 2% (de la plantilla de trabajadores)», explica la senadora Adriana Muñoz, que preside aquella comisión.

Añade que quienes no cumplan tendrán multas de 50 UTM mensuales (más de $2 millones) por cada trabajador con discapacidad que no contraten.

Pero en la Sofofa discrepan de la iniciativa. «Pensamos que debiera premiarse al que actúa bien, y no castigarse para que actúen», dice el presidente de la comisión de Discapacidad. Según Víctor Dagnino, esta iniciativa legal atenta contra la dignidad de la persona, y no resolverá el problema.

La senadora Muñoz aclara que están en etapa de análisis de la iniciativa, pero cree necesario una ley laboral sobre este tema, ya que no basta la ley de discapacidad que está vigente y que aborda otras materias, estima.

15% de la población mundial tiene alguna discapacidad. En Chile, el 12,9%.

48% de las empresas que contratan trabajadores con discapacidad pertenecen al rubro de la industria, 42% al sector servicios y 10% al comercio.

44% de las compañías que tienen trabajadores con discapacidad son grandes, 28% son medianas y 28% pequeñas.

Hay empresas que discriminan antes de conocer a la persona
Álvaro Silberstein cree que el peor error es descalificar a priori a una persona que tiene una discapacidad porque piensan que no se la puede. Sin siquiera preguntárselo.

«Tengo un amigo periodista que puso en su currículum que es seleccionado de tenis en silla de ruedas, y le fue mal. Lo sacó, y en ese momento lo comenzaron a llamar. ¡Qué poca capacidad tiene la gente de ver que él es una persona activa, que hace deporte!», reclama Álvaro.

«Aquí tenemos un trabajador que se llama Ricardo Beltrán y tiene acondroplasia (enfermedad asociada a enanismo), usa muletas, y antes de llegar acá había ido a 17 entrevistas de trabajo. Pero aquí ya es subjefe de área», cuenta Ximena Jofré, gerente de Personas de TCS Chile, compañía que tiene una filosofía inclusiva y un plan de integración de personas con discapacidad. Cuenta con 24 empleados discapacitados, y desde diciembre su meta es sumar a su planilla a dos personas mensuales.

Una clave de la integración laboral es conocer las habilidades especiales de personas con discapacidad
«Los trabajadores con discapacidad tienen menos ausencia, menos accidentes laborales y más rendimiento», dice el presidente de la comisión de Discapacidad de la Sofofa, Víctor Dagnino.

«Tenemos mucha más tolerancia a la frustración porque estamos acostumbrados a sobreponernos a las dificultades», agrega Álvaro Silberstein.

En Paris, Johnson y Umbrale laboran trece trabajadores con discapacidad cognitiva, y en la compañía que agrupa a estas marcas (Cencosud) destacan que en sus grupos de trabajo se generan dinámicas más flexibles frente a los cambios y conflictos.

«Al contar con un equipo humano diverso y con un ambiente de trabajo inclusivo, somos más creativos, elevamos nuestro compromiso y somos capaces de sintonizar mejor con las necesidades de nuestros clientes», explica Loreto Cornejo, gerente de Diversidad e Inclusión de Walmart Chile.

Explotar sus capacidades

Las empresas destacan que hay personas con discapacidad que tienen características que ayudan a ciertas funciones, como las con síndrome de Down, que son perfeccionistas y no se cansan de hacer una rutina, lo que es una virtud para ciertos trabajos.

En terreno lo han comprobado en TATA, donde trabajan con una persona con asperger, que digitaliza. «Es obsesivo con los números, hace muy bien su trabajo», cuenta Álvaro González, de TCS.

Pero, para llegar a integrarlos, la empresa debe organizarse. No es llegar y sentarlos en un puesto. Lo primero es internalizar la decisión en la empresa con los gerentes y toda la compañía. Luego profesionales deben estudiar los puestos de trabajo para ver dónde podría trabajar una persona con discapacidad y después se busca a los futuros empleados dentro de las fundaciones que los acogen.

Una vez seleccionados, se capacita a la persona que va a entrar y al equipo de trabajo que lo va a recibir. Recién ahí viene la contratación y luego un seguimiento durante tres meses.

En Falabella, donde trabajan 41 personas con discapacidad, tienen un programa que entrega herramientas a las encargadas de selección de personal, evalúan los puestos de trabajo con terapeutas, hacen un proceso de acompañamiento y seguimiento, y charlas de sensibilización interna.

En Bci fortalecieron la inclusión laboral con el Programa Corporativo Bci Sin Límites, y hoy tienen 23 colaboradores (empleados) con discapacidad. Ellos han ido un paso más allá, emprendiendo acciones para derribar mitos y prejuicios sobre la discapacidad en la sociedad, con talleres de sensibilización, exposiciones de arte, actividades deportivas y también han mejorado la infraestructura de sus oficinas.