Jaccob Sandoval, director nacional Instituto de Seguridad Laboral, habla de los nuevos desafíos.

Seguramente usted estará leyendo estas líneas mientras va camino a su trabajo, aprovechando los tiempos de traslado para informarse. Atrás ha quedado una familia que al final del día se reúne para conversar sobre lo ocurrido en la jornada, comentar noticias, ver la telenovela o simplemente saludarse e ir a descansar. Pero para que ello ocurra, cada uno debe volver a casa sano y salvo.

Esta idea cotidiana, no le sucedió a 246 mil 730 trabajadores en 2013 (fuente: SUSESO), puesto que sufrieron un accidente del trabajo, de ellos 454 fallecieron. Esta realidad tiene muchas explicaciones, por un lado está el desconocimiento, tanto del empleador, como del trabajador de que en Chile existe el Seguro contra Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales (Ley 16.744) que, además de protegerlos contra los gastos que genera la atención médica de un accidente laboral, obliga al organismo en el que el empleador cotiza (Mutualidades o Instituto de Seguridad Laboral) a asesorar a éste para que adopte acciones preventivas de manera de proteger al trabajador de eventuales accidentes, acciones que son de costo del empleador. Y por el otro, existe la necesidad del trabajador de mantener el empleo, incluso a costa de su propia seguridad. Aún así, cada una de estas razones y otras que sin lugar a dudas existen, no justifican el que, como país, no avancemos en generar líneas de acción que busquen disminuir al máximo los accidentes de los trabajadores en Chile; es por eso que el gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet, a través de la ministra del Trabajo y Previsión Social, Javiera Blanco, está llevando adelante un proceso de discusión ciudadana en torno a las condiciones de trabajo que el país necesita para sus trabajadores.

Este diálogo, que es parte de los compromisos del programa de gobierno, se realizará en cada una de las 15 regiones del país. El objetivo es entregar a la Presidenta un conjunto de propuestas que den forma a la Política Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo, una política que fortalezca la dimensión preventiva de la seguridad que promueva fuerte y decididamente una cultura de prevención en el país. Este es, sin duda, un desafío mayor, toda vez que alcanzar el objetivo de reducir sustancialmente el número de accidentes laborales, supone que los empleadores no consideren que la seguridad es un gasto que eleva los costos de producción, sino que también tiene una contraparte en la productividad, pues trabajadores más seguros laboran más tranquilos y son más productivos y al no tener accidentes, la empresa no debe incurrir en gastos adicionales.

Chile está en un momento en que no sólo puede, sino que debe reflexionar respecto de las condiciones que dará a sus trabajadores para que éstos aporten con su esfuerzo y sacrificio, de manera segura, al desarrollo y engrandecimiento del país. Estamos en el momento preciso en que juntos, gobierno, trabajadores y empleadores, podemos ser un factor decisivo a que usted, vuelva no sólo pronto, sino que también sano y salvo a casa a compartir los frutos de su trabajo con su familia.