Según el informe «Education at a glance 2014»:

Análisis de las 34 naciones miembros revela, además, que la brecha salarial chilena entre hombres y mujeres con estudios superiores es la mayor del bloque.

Por Francisca Jara y Lucía Adriasola.

En las poblaciones Huamachuco 1 y 2 de Renca el tema preocupa. «Por aquí hay hartos vagos,… como yo», dice Yesenia (22). Habla riendo, pero rápido cambia el tono para decir que dejó el colegio en 2° medio, que trabajó un tiempo en una bodega de fierros, pero lo dejó porque era «muy pesado, el galpón era feo, se llovía, comíamos en lugares indignos, y te pagaban el mínimo».

Ahora es lo que algunos llaman una «ni-ni», porque no estudia ni trabaja: «Qué vergüenza, pero así es». Jazmín (24), quien sí terminó 4° medio, estuvo con ella en la bodega, pero también lo dejó. «Me gustaría volver a estudiar, pero sería complicado, por los niños», dice.

Cerca, a las 3 de la tarde, Nicolás (16) camina rumbo a la casa de un amigo, quien dice que dejó el colegio por «fome» y ahora está en un «chipe libre». A pocos metros, Michael (17) pasea con dos amigos: él desertó en 1° medio «por flojera», trabajó dos meses y ahora es un «ni-ni». «Igual me aburro, ya estoy medio cansado de no hacer nada», asegura.

La realidad que se ve en las plazas de estas poblaciones de Renca no es aislada. Según el informe «Education at a glance 2014», de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el 22,3% de los jóvenes chilenos entre 15 y 29 años no trabaja ni estudia, la sexta mayor cifra entre sus países miembros (ver gráficos).

La directora de Laborum, María Angélica Zulic, explica que el fenómeno no solo se da en los sectores más vulnerables, sino que «es transversal» en Chile. Explica que hoy los jóvenes no tienen tanta presión de las familias para trabajar si ya no estudian como en décadas pasadas o en otros países. «También pasa que entran a estudiar algo y se retiran. En los últimos cuatro o cinco años la permanencia de los jóvenes en un trabajo no es mas de un año. Las empresas tienen un recelo de contratar a personas jóvenes, porque se pierden entrenamiento y capacitaciones para que después se vayan», afirma.

El tema preocupa a la ministra del Trabajo, Javiera Blanco. Señala que, para ayudar a los jóvenes de menos recursos existe el plan +Capaz, «que a través de una inversión inédita en nuestro país, pone a disposición de 150 mil jóvenes herramientas para abrirles las puertas al mercado del trabajo».

Distancia salarial

Otro rasgo llamativo de Chile, según los datos de la OCDE, es la brecha de género. Al comparar trabajadores con estudios superiores, los sueldos de las trabajadoras equivalen apenas al 62% de lo que gana un hombre. «Esto se produce por varias razones, entre ellas está el sesgo en cuanto a carreras universitarias o técnicas que está primando a la hora de elegir los estudios, así como el tipo de trabajo al que se están dedicando las mujeres dentro de las empresas», afirma Blanco.

Según Zulic, aquí también emerge un «tema cultural». «Un hombre perfectamente a los 8 años de egreso supera la renta de mujer a la misma edad, teniendo las mismas competencias. Hay un tema del machismo y, por otro lado, los mismas mujeres también cometemos el error de no poner las cartas sobre la mesa y decimos: ‘Bueno como soy mujer…'», afirma.

Profesores: sueldos bajos, cursos grandes y largas horas de trabajo
El informe arroja también cifras relevantes sobre los docentes nacionales. Uno de enseñanza media, con 15 años de experiencia gana US$ 26.195 al año, mientras que el promedio OCDE es US$ 42.861. En contraste, los chilenos enseñan 1.103 horas al año, mientras el promedio OCDE es 1.001, y tienen a su cargo 23 estudiantes, versus los 13 de los países desarrollados.

«Es llamativa la sobrecarga de horas enseñando de los profesores chilenos, que en realidad debe entenderse como una escasez extrema de tiempo remunerado para preparar y analizar sus clases de modo de poder asegurar que cada una de ellas sea una verdadera experiencia de aprendizaje para sus estudiantes», afirma Lorena Meckes, investigadora del CEPPE de la UC.

«Chile necesita con urgencia asegurar recursos para mejorar las condiciones de enseñanza en la que se desenvuelven los docentes. Necesitamos una política nacional docente que genere las condiciones para cambiar esta realidad. En 10 años deberíamos estar gastando unos 2 puntos del PIB en contar con la mejor docencia posible», añade Hernán Hochschild, director ejecutivo de la fundación Elige Educar.