Hasta el 15 de septiembre regirán las medidas que buscan reducir el PM 2,5 entre O’Higgins y Aysén. Balance a la fecha arroja hasta 167 episodios críticos. En Coyhaique van cuatro meses con alto esmog.

Por Karen González T.

Los altos niveles de contaminación registrados este invierno en las ciudades del sur y que han expuesto a millones de chilenos a respirar un aire que se ha tornado dañino en varias ocasiones, llevó al Ministerio de Salud a extender en 15 días el plazo de validez para las alertas sanitarias por material particulado fino (PM 2,5) decretadas entre las regiones de O’Higgins y Aysén.

De esta forma, la medida, que comenzó en mayo y terminó el 31 de agosto, hoy dará dos nuevas semanas para tomar medidas frente a los episodios críticos y regirá hasta el 15 de septiembre en las macrozonas de Rancagua-Machalí (O’Higgins), Curicó y Talca (Maule), Chillán-Chillán Viejo y Los Angeles (Biobío), Temuco y Padre Las Casas (La Araucanía), Valdivia (Los Ríos), Osorno (Los Lagos) y Coyhaique (Aysén).

“Lo que se vio es que todavía había condiciones climáticas, por lo menos en los próximos 15 días de septiembre, que pudieran producir episodios críticos frente a los cuales no queda cubierto la posibilidad de hacer cierre de fuentes fijas”, dijo el subsecretario de Salud Pública, Jaime Burrows.

Las alertas sanitarias fueron la alternativa utilizada por el gobierno para enfrentar los altos niveles de contaminación por PM 2,5 (la partícula más dañina) en los lugares donde aún no existe un plan de descontaminación.

Entre las medidas adoptadas está la restricción al uso de calefactores a leña o de uso de leña húmeda en otras (excepto Aysén, por las bajas temperaturas), y la prohibición de realizar actividad física en colegios y otros recintos en los días en que la contaminación registraba niveles que superaban la preemergencia.

Actualmente, el decreto está en Contraloría y sería publicado en los próximos días.

NIVELES CRÍTICOS

En el marco de la alerta sanitaria fueron decretadas 122 preemergencias y 45 emergencias, totalizando 167 episodios con niveles de contaminación críticos y peligrosos para la salud, hasta el 31 de agosto en las siete regiones, según registran las Seremi de Salud (ver infografía).

“La situación climática fue distinta. Tuvimos períodos de inversión térmica que nos afectó mucho, y la ventilación tampoco nos acompañó. Esto hacía que ese humo no se fuera”, explica la seremi de Salud de Aysén, María Elena Navarrete, acerca del aumento de episodios críticos en Coyhaique este año, por lejos, la ciudad más contaminada de Chile.

En la capital de la XI Región, si a los episodios críticos decretados se suman los 61 días con mala calidad del aire (nivel de alerta), la ciudad ha pasado prácticamente todo el invierno con altos índices de esmog. “Vimos que a pesar de que teníamos lluvia, el material (PM 2,5) no bajaba”, añade la seremi de Aysén.

Esto se debe, según explica el experto en contaminación de la Usach, Ernesto Gramsch, a que “la media de vida del PM 2,5 en la atmósfera es muy superior al PM 10”. Este podría durar hasta dos semanas.

Sin embargo, en otras ciudades la medida tuvo resultados positivos. En Temuco, por ejemplo, la segunda ciudad más contaminada, “los índices bajaron”, dice el alcalde Miguel Becker. Y agrega que “si bien estas medidas ayudan, no solucionan el problema. Por eso hemos planteado, a largo plazo, que el gobierno nos dé una subvención a la electricidad para los sectores más vulnerables, sólo por el invierno. Así no seguiríamos con medidas paliativas”.

Mientras, en Biobío, donde Chillán y Los Angeles vivieron docenas de episodios críticos, el seremi de Salud, Mauricio Careaga, explicó que “al corto andar, la gente agradeció la medida de tener un aire más limpio. Diría que en un 70% la población obedeció la norma y colaboró usando leña seca”.