Denuncia fue hecha por el director del Servicio de Salud Metropolitano Central ante comisión investigadora de la Cámara.
Por Catalina de Améstica.
Datos sorprendentes, como que hasta marzo hubo anestesistas en el Hospital El Carmen de Maipú que ganaron $14 millones mensuales y que desde su puesta en marcha ya está endeudado en más de $5 mil millones, entregó el director del Servicio de Salud Metropolitano Central, Jorge Martínez, ante la Comisión Investigadora de la Cámara de Diputados.
Según relató, la anterior dirección permitió que se generaran contratos directos con empresas de anestesistas. «Estos profesionales ganaban $14 millones mensuales, problema que subsanamos a través de contratos vía institucional directo con cada profesional. Por 22 horas semanales, un médico hoy percibe un sueldo promedio de $3 millones 500 mil».
Respecto a los funcionarios de salud, como paramédicos y técnicos en enfermería, dijo que perciben un salario superior al del resto del personal de salud de los otros establecimientos públicos. En cambio, aseguró, a funcionarios del Centro de Salud Referencial (CRS) de Maipú se les prometió que se les iban a mejorar los sueldos a través de un aumento de grado si se iban a trabajar al hospital, lo que no ocurrió.
Y el problema es que «no tenemos más recursos, ya que a la fecha tenemos un endeudamiento de $5 mil 300 millones para el presupuesto del próximo año, generado por el mal uso de los fondos (por ejemplo había una planta de 1.600 funcionarios, hoy son mil) y por andar realizando promesas que no se van a poder cumplir».
La autoridad denunció que otro problema que aún persiste es que «un porcentaje menor del personal aún no tiene ocupación, es decir, concurren a trabajar pero no tienen función que desempeñar. Esto quedará resuelto a fines de julio o comienzos de agosto, cuando se abran 100 camas, en las áreas de maternidad y psiquiatría».
Dineros extraviados
Martínez dijo además que «en los primeros 14 días de gobierno se detectaron gastos por más de mil millones, pero sin respaldo de facturas ni contabilizados en el sistema financiero. No tenemos claridad ni certeza de a dónde fueron destinados estos recursos. Sólo tenemos algunas luces, que una parte de estos dineros pudo ser invertido en compras directas a farmacias particulares, porque cómo no disponían de insumos, cuando les faltaba algo para el Servicio de Urgencia o para una cirugía, corrían a comprar a la esquina».
Según explicó, «el principal problema que presentaba el establecimiento era que el Ministerio de Salud y el Servicio Metropolitano Central no tenían injerencia alguna en la toma de decisiones al interior del recinto en relación al contrato, dejando todo en manos de un inspector fiscal (designado por el MOP) y la concesionaria.»
Y agregó que «hasta hoy, tampoco, dispone de un sistema formal y seguro de control de los niveles de servicio que presta la empresa a cargo de su administración y se carece de un control técnico respecto a su organización y estados financieros».
Para resolver estas dificultades, se creó la Unidad de Gestión y Evaluación de Contrato de Concesión, que representa al Servicio de Salud Metropolitano Central y al director del hospital ante el inspector fiscal, y tiene por objetivo verificar el cumplimiento de los términos del contrato, tanto administrativo como técnico. También, se encarga de verificar los niveles de satisfacción de los pacientes y del equipo clínico, respecto al cumplimiento de los plazos y niveles de servicios establecidos. Ya ha habido mejoras importantes en el sistema.