La contratación femenina en el sector creció 60% desde 2010. Con una brecha salarial bajo la media nacional, las mujeres destacan como prevencionistas de riesgo y capataces.
Por Nicolle Peña L.

Poco a poco, la presencia femenina se ha ido abriendo espacios en el mercado laboral, incluso en actividades que hasta hace unos años eran cubiertas sólo por hombres, como la construcción.

Así lo evidencian las cifras del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), que muestran que entre noviembre y enero de 2010 e igual período de 2013, la actividad económica donde más aumentó la contratación de mujeres fue en la construcción. En ese lapso, las trabajadoras del sector registraron un incremento de 60,1%, mientras que una tendencia similar mostraron actividades como suministro de electricidad, gas y agua (47%) e intermediación financiera (43,6%) (ver infografía).

“Ha aumentado la presencia femenina en nuestro sector. De hecho, según estimamos, hoy hay 38% más de mujeres en la construcción que hace dos años. Es decir, la participación femenina pasó de 5% a 7%”, precisa Javier Hurtado, gerente de estudios de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC).

El ejecutivo atribuye el arribo de más mujeres al dinamismo del sector en un contexto de bajo desempleo, lo que generó escasez de mano de obra. Esto, dice Hurtado, dio espacio a la “necesidad y oportunidad” de que las empresas revisaran y optimizaran sus sistemas productivos y políticas internas. “Así fue como se incrementaron las remuneraciones, se ofrecieron nuevas posibilidades de desarrollo para los trabajadores y se comenzó a atraer nuevos grupos a trabajar en la construcción, particularmente jóvenes y mujeres”, asegura.

Una de las condiciones que ha aumentado el atractivo del sector para las trabajadoras, son los salarios. Según la última encuesta de Presupuestos Familiares del INE, el ingreso laboral medio de los hombres ($ 554.320) es 53% superior al de las mujeres ($ 361.052), brecha que en la construcción es muy inferior. Según la CChC -en base a la misma encuesta- en el rubro la remuneración promedio de los hombres es de $ 424.512 y de $ 409.298 en el caso de las mujeres.

Si bien las características asociadas al trabajo en obras han sido tradicionalmente masculinas, en el sector afirman que las mujeres compiten a la par con los hombres y desempeñan labores de todo tipo. Así, han adquirido creciente relevancia en jefaturas técnicas, como especialistas en prevención de riesgos, capataces, y en cargos ejecutivos. Asimismo, son altamente valoradas en labores que requieren una elevada atención por los detalles, como, por ejemplo, en obras de terminaciones.

En la actividad reconocen que todavía existe un gran espacio de crecimiento, sobre todo si se considera que en países como México y España la participación femenina en el rubro supera el 12%. Para ello, Hurtado afirma que sería pertinente implementar más programas de capacitación y educación. “La CChC ha realizado en todo el país cursos para mujeres a través de su Otic y con el aporte de las becas laborales que se financian con los remanentes de la franquicia Sence. Estos cursos han tenido bastante éxito de convocatoria y han resultado ser una buena fuente de trabajadoras para las empresas del rubro”.

Cecilia Cifuentes, investigadora de Libertad y Desarrollo, destaca el aporte de los programas vigentes. “El Sernam, junto con el Ministerio del Trabajo, implementaron programas específicos de capacitación a mujeres en este rubro, para permitirles acceder a las remuneraciones atractivas que empezaron a registrarse”, añade la economista.

Sin embargo, sostiene que aún es necesario facilitar el cuidado de niños -modificando la legislación relativa a sala cuna- y profundizar los programas de cuidado de escolares en las tardes, junto con dar mayor flexibilidad laboral.