El principal riesgo es el síndrome de Burnout , cuyos síntomas son falta de concentración y de memoria, dolores musculares y ansiedad, entre otros.

Aunque a primera vista parezca que trabajar más significa rendir más, esto no es necesariamente cierto. Hoy más que nunca la calidad no va de la mano de la cantidad, y prueba de ello es que el Center for a New American Dream publicó recientemente una infografía basada en una serie de estadísticas que propone un recorte de la semana laboral y el aumento de la productividad. La consigna es «viernes libres».

Entre los argumentos para sostener esta proposición está que las personas que trabajan 11 horas al día tienen 2,5 veces más posibilidades de deprimirse y 60% más probabilidades de tener una enfermedad cardíaca. Así también, 75% de los padres que trabajan 8 o más horas de lunes a viernes dicen no tener suficiente tiempo para dedicarse a sus hijos, y el 59% no tiene suficiente tiempo para sí mismo. Básicamente, aquellos que trabajan en exceso comprometen su salud y su vida familiar, lo que los lleva a bajar su rendimiento.

Agotamiento cognitivo

Según la psicóloga Karen Guerrero el principal riesgo de trabajar en exceso es el síndrome de Burnout o «de quemarse», que se refiere al agotamiento de las herramientas cognitivas producto del cansancio.

«Es típico ver falta de concentración y memoria, aumento de la ansiedad, síntomas depresivos, dolores musculares, trastornos de sueño, dolores de cabeza, etc. De alguna manera, la carga mental impide ser eficiente», dice la profesional, para quien la jornada laboral no debería sobrepasar las 8 horas. Sin embargo, también considera que en Chile no se trabaja tanto como se cree y que las personas no están preparadas para una jornada más corta y más intensa.

«En general, en todos los países desarrollados se trabaja seis horas, pero allá hay una concepción distinta. En Chile se pasa mucha parte del día sacando la vuelta, conversando, tomando un cafecito, comiendo, etc.».

Por su parte, la psicóloga Varinia Signorelli, se muestra a favor de las jornadas reducidas. «Generalmente almuerzas largo y conversas en el trabajo, pero no te desconectas. Estás obligado a permanecer ahí. Considero que sería mucho más eficiente y eficaz que la jornada laboral fuera más corta».

La experta explica que cuando hay que cumplir muchas horas las personas tienden a dividir las tareas en mucho tiempo y se ralentizan: «Si tienes que cumplir con las 8 horas haces muchos recreos o sacas mucho la vuelta. En cambio, si te dicen ‘al terminar esto puedes irte’, obviamente te motivas en terminar algo».

Signorelli apoya su postura en el vigésimo tercer informe de la Dirección del Trabajo, según el cual una reducción leve en la jornada laboral mantiene e incrementa la productividad. En este documento se dice que los chilenos trabajan 25% más de tiempo que los países europeos, 15% más que Japón, y 14% más que EE.UU. Sin embargo, se encuentran en una posición retardada en competitividad general, en especial respecto de la e {filig} ciencia y productividad.

«Lo mejor es encontrar un equilibrio. Trabajar en base a metas y hacerse un tiempo para actividades recreativas o familiares. No sé si sea viable tener los viernes libres, pero una vez terminadas sus tareas, la gente debería poder irse del trabajo», concluye Signorelli.