Cifra significa un alza del 36% en las atenciones desde 2009:
Uso más intensivo de beneficios tiene dos caras: isapres lo atribuyen a la mejora económica del país y experto, al efecto de la integración vertical con clínicas.

Por RENÉ OLIVARES

Cada vez que un usuario de isapre fue a una consulta médica en 2013, derivó -en promedio- en la realización de dos exámenes y un procedimiento. Es decir, por cada visita al médico se despliegan al menos tres acciones de salud extra, según la Asociación de Isapres.

Esto significa que cada usuario del seguro privado de salud ocupa 23 veces al año su plan: cinco son consultas médicas, nueve son exámenes y cinco, procedimientos.

La cifra representa un incremento del 36% en el uso de los seguros de salud respecto del año 2009, lo que es reflejo del empleo más intensivo de las prestaciones médicas por parte de los 3,2 millones de beneficiarios que tiene la salud privada en el país.

No es que los chilenos se enfermen más que antes, sino que ahora tienen más recursos para destinar a su salud.

Así lo asegura el director ejecutivo de la Asociación de Isapres, Rafael Caviedes, quien entrega como factores de este aumento la situación económica del país, la mayor disponibilidad de tecnología y el progresivo envejecimiento de la población, que complejiza los diagnósticos médicos.

Pese al rápido aumento, aún Chile no alcanza el promedio de los países de la OCDE. Esto, porque a las cifras de las isapres deben sumarse las del sector público (Fonasa). La cifra oficial que las engloba habla de 3,3 consultas por usuario al año, que aún está lejos de las 6,6 consultas per cápita de la OCDE, aunque el sistema tiende hacia allá.

«Al país le queda mucho por avanzar, porque hay áreas que todavía están mal cubiertas, como las atenciones mentales, odontológicas, etcétera. Lo único que se puede esperar es que el sistema supla esas deficiencias y aumenten las prestaciones», asegura Caviedes.

Eso sí, asegura que este mayor uso de los seguros de salud no implica que vayan a subir los precios de los planes, ya que estos «los fija el mercado».

Distinto piensa el salubrista Jorge Jiménez, quien cree que tras este mayor uso hay tanto un efecto defensivo por parte de los médicos como también «la necesidad (de las isapres) de aumentar el número de prestaciones para maximizar la producción, lo que es una falla de la medicina como industria, ya que no necesariamente mejora la eficiencia. El rendimiento de los recursos baja y provoca un deterioro económico para las personas y para el país». Por eso, asegura que la integración vertical entre isapres y clínicas -donde ambas empresas son parte de un mismo grupo económico- es perjudicial para el usuario.

Según el médico y ex ministro de Salud del gobierno de Patricio Aylwin, las isapres, en vez de buscar que sus asegurados estén más sanos, «siguen haciendo selección de riesgo, y por eso las preexistencias, la edad, el sexo, las enfermedades crónicas. Prefieren deshacerse de los afiliados complejos y caros, en vez de tender a transformar a sus usuarios en personas más sanas».

Caviedes responde que «las isapres no estimulan el uso de prestaciones médicas. Es falso, no tiene ningún sentido». Pone como ejemplo el estudio de la Superintendencia de Salud, que establece que solo el 19% de las prestaciones que pagan las isapres es a clínicas relacionadas.

PAÍSES DESARROLLADOS
6,6 consultas médicas al año es el promedio per cápita de la OCDE. En Chile, sumando los sectores público y privado, se llega a la mitad.