El modelo de AFP se apronta a una nueva revisión por parte del nuevo gobierno, que ahora buscará apoyar a la clase media. Para eso, en los primeros 100 días en La Moneda, la mandataria citará a una comisión.P

Por Pamela Jimeno Ocares

EL próximo 11 de marzo, cuando asuma su segundo mandato en La Moneda, habrán pasado seis años desde que la electa Presidenta, Michelle Bachelet, promulgara como Ley de la República su proyecto más emblemático: la reforma previsional. Considerado por partidarios y detractores como el cambio más relevante al régimen de AFP desde su creación, en 1981, en su nueva administración el sistema enfrentará un nuevo cambio, que en esta ocasión buscará beneficiar a quienes su primera reforma dejó fuera: la clase media.

La mandataria, afirman en su círculo más cercano, está decidida a remozar nuevamente la industria y eso explica su decisión de convocar, en los primeros 100 días de su gobierno, a una comisión de expertos nacionales e internacionales para realizar un estudio del sistema y proponer mejoras.

La lista de integrantes no está definida, pero en el comando explican que el objetivo está claro en el programa de gobierno y apunta a dos temas claves: mejorar la cobertura (afiliación y densidad de cotizaciones) y potenciar el ahorro en el sistema contributivo, poniendo los esfuerzos en los trabajadores que no están cubiertos por el Pilar Solidario y tampoco tienen altos ingresos. “Existe un importante descontento respecto de la calidad de las pensiones, ya que luego de años de esfuerzo en el mercado laboral, los trabajadores ven que el nivel de pensiones que reciben no se condice con sus expectativas; es decir, es muy bajo el monto (…). La credibilidad del sistema de capitalización individual se ve aminorada por la existencia de ganancias extranormales de las AFP”, cita el programa.

El interés de Bachelet no es improvisado. Ya en septiembre pasado, su jefe programático, el ex director de Presupuestos Alberto Arenas lo planteaba. “La reforma previsional que implementamos en 2008 vino a solucionar una parte de esta situación focalizada en los grupos de mayor vulnerabilidad. Queda una tarea pendiente respecto de las pensiones para los sectores medios en Chile y para eso ya estamos realizando los estudios actuariales y financieros para abordar este desafío”, dijo en una entrevista con La Tercera.

Sus declaraciones hoy son el eje de lo que la nueva administración planea, añaden en el comando. Y si bien el trabajo de la comisión que se convocará será clave, no necesariamente será vinculante. ¿Por qué? Porque ya están trazados los tres grandes cambios para esta etapa: revisar el esquema de incorporación de trabajadores independientes a las AFP para flexibilizarlo; potenciar el ahorro previsional voluntario (APV) para ampliar su cobertura en la clase media y de menores ingresos, y en los mismos 100 días enviar al Congreso un proyecto de AFP estatal.

Pero también habrá otras medidas, como aumentar las facultades de fiscalización previsional de la Dirección del Trabajo y mejorar su coordinación con otros organismos del Estado del área, además de revisar la política estatal de educación previsional. Capítulo aparte es que también hará ajustes al Pilar Solidario para mejorar su apoyo a los beneficiarios.

TIERRA DE NADIE

El sistema de AFP tiene 9,5 millones de afiliados, 51,3% de ellos cotizantes activos. Hoy administra US$ 161.194 millones en fondos y en los 32 años de vigencia muestra una rentabilidad promedio de 8,57%, según la SAFP.

“La reforma de 2008 fue un cambio para apoyar a los más pobres y sacarlos de esa situación. Los que vienen ahora son perfeccionamientos al sistema de AFP, para evitar que los futuros pensionados que han hecho todo su ciclo laboral bajo el esquema de capitalización individual obligatorio sean pobres en la vejez. Hoy, el foco es un sector de la población que es la mayor parte de los cotizantes y que está en tierra de nadie: la clase media”, explica Andras Uthoff, quien integró la Comisión Marcel y lideró la Comisión de Previsión del comando de Bachelet.

El informe de su grupo sirvió de base para lo que se plasmó en el programa y por eso, Uthoff -quien desde 2009 integra el consejo consultivo que asesora al gobierno en el seguimiento de la reforma- califica lo que viene como una segunda etapa de transformaciones. “Los grupos pobres están en el Pilar Solidario; los de altos ingresos, cubiertos por el APV y otras inversiones. Pero un sector vulnerable mayoritario está desprotegido, no califica para subsidios y tampoco tiene holgura para ahorrar sobre lo legal. Y si puede, lo evita, porque su gasto presente ya lo agobia. Es la clase media y ahí están los trabajadores independientes, un número relevante de mujeres jefas de hogar y los jóvenes”, precisa.

LOS CAMBIOS EN MARCHA

Uno de los primeros pasos que dará la nueva administración es revisar el calendario que fijó la reforma para el ingreso obligatorio de los trabajadores independientes al sistema de AFP. La idea es flexibilizarlo. “La evaluación es que el proceso no ha sido el esperado, por razones económicas y por falta de educación previsional en ese sector”, dicen conocedores del tema.

Según el programa original, entre 2012 y 2014, esos trabajadores están obligados a cotizar para pensión y seguridad laboral, vía pagos mensuales en una AFP. Si no lo hacen, el equivalente al total de las 12 cotizaciones del año se les descontará en la Operación Renta del ejercicio siguiente, salvo que expresen su negativa al Servicio de Impuestos Internos (SII). El descuento es gradual: en 2012, por el 40% de la renta imponible, en 2013 por el 70% y desde este año, 100%. Desde 2015 será obligatorio cotizar por la totalidad del ingreso y sin posibilidad de negarse ante el SII.

Los mecanismos de recaudación de las cotizaciones deben ser revisados, afirman fuentes cercanas a Bachelet, porque hay sectores de trabajadores por cuenta propia y a honorarios a quienes la precariedad y temporalidad de sus ingresos hace impracticable el descuento total de 12 cotizaciones en la devolución de impuestos. Pero esto ha sido infructuoso de aplicar en muchos casos, porque en ese grupo existe fuerte tendencia a subdeclarar ingresos, para evitar mayores impuestos o incluso eludirlos, aclaran en Previsión Social.

“El tema de los independientes es que hasta ahora, por la opción voluntaria, son pocos los que participan del sistema, lo que quiere decir que no hay incentivos adecuados para que se incorporen, ya que hay un conflicto entre el ahorro de largo plazo que pudieran hacer en una AFP con un negocio lucrativo o como tax alternativo de corto plazo. Pero ese tema, que está directamente relacionado con el problema de densidad de las cotizaciones, no sólo se ve ahí, sino en todos quienes subcotizan, porque sus prioridades de corto plazo son otras y no tienen flujo para ahorrar a muy largo plazo”, añade Uthoff.

APV DE LA CLASE MEDIA

Aparejado a lo anterior irá otra medida, como es potenciar el denominado APV de la clase media. Si bien la reforma de 2008 creó incentivos para que ese sector tomara la opción del ahorro voluntario, la lectura de los expertos del nuevo gobierno es que, si bien es uno de los mejores instrumentos para ampliar cobertura y densidad de cotizaciones de la clase media, no genera mayor atractivo por el nivel de rentas que tienen. Así es como otro de los cambios que ocupará la agenda será diseñar incentivos para potenciarlo.

El APV de la clase media consiste en que para los trabajadores que ganan entre $ 400.000 y $ 1,5 millones, por cada peso que ahorre sobre el mínimo obligatorio -la cotización del 10% más la comisión de la AFP-, el Fisco bonifica con un 15% sobre esos fondos. La idea es mejorar el esquema, pero no entrar en incentivos tributarios; esos cotizantes no pagan impuestos.

Para el presidente de la Asociación de AFP, Guillermo Arthur, una medida de ese tipo sería positiva. “Me gusta mucho la creación del subsidio para el APV de la clase media. Fue bueno, porque el promedio de los trabajadores cotizantes de las AFP no paga impuestos y, por tanto, un subsidio tributario no les servía. Creo que habría sido mejor un porcentaje mayor, pero ha resultado. Hoy por concepto de APV de la clase media se están cotizando sobre US$ 72 millones y US$ 84 millones mensuales por concepto de APV”, dice.

EL LIBRO BLANCO DE PIÑERA

Si bien la administración del Presidente Piñera trabajó varios cambios en materia previsional y en más de una oportunidad se evaluó enviar proyectos de ley para temas puntuales de la reforma de Bachelet, finalmente, el conjunto de propuestas se concentró en el denominado Libro blanco de las pensiones chilenas. El equipo a cargo del texto fue liderado por el subsecretario de Previsión Social, Augusto Iglesias, y fue entregado a Piñera en diciembre pasado. Si bien la intención inicial era que éste lo diera a conocer antes de marzo, los planes cambiaron. En Trabajo confirmaron que el documento será parte del dossier que Piñera entregará personalmente a Bachelet tras el cambio de mando.

En lo central, el trabajo, en cuyos contenidos también colaboraron las superintendencias de Pensiones (SAFP), de Valores y Seguros (SVS) y de Seguridad Social (Suseso), tiene unas 200 páginas y dos grandes áreas. La primera, un diagnóstico sobre el sistema de capitalización individual obligatoria, funcionamiento de la industria y de la gestión de las AFP, además de la visión de organizaciones sociales y de trabajadores. También se analiza el Pilar Solidario, su cobertura y efecto fiscal. La segunda parte son propuestas técnicas, dos de las cuales son subir la tasa de cotización obligatoria de 10%, más el porcentaje que cobra la AFP por administrar los fondos, y la edad de jubilación de las mujeres, de 60 años. Esos temas, sin embargo, no están en la agenda de Bachelet.