Beneficios a nivel emocional y social:
Nuevos estudios muestran que breves interrupciones durante la jornada laboral ayudan a fomentar la creatividad, las relaciones interpersonales y reducir el estrés.

Por C. González
Para quienes ese café a media mañana o el breve paseo después de almuerzo son impostergables, dos nuevos estudios muestran que no son una pérdida de tiempo y, en cambio, pueden ser buenos aliados en el ámbito laboral. Las investigaciones concuerdan en que las pausas en la jornada de trabajo tienen un importante valor psicológico y social en las empresas, ya que ayudan a reducir el estrés, mejorar las relaciones interpersonales y hasta tomar mejores decisiones.
Uno de esos trabajos fue realizado por la U. de Copenhague, en Dinamarca, a través de entrevistas a funcionarios de un centro de ayuda social. Todos ellos concordaban en que su labor -atender divorcios, adopciones, conflictos sociales- era demandante.
Tras analizar en varias jornadas las dinámicas diarias y los momentos de descanso, la autora concluye que esas pausas ayudaban a liberar tensiones, comentar casos complicados con los compañeros y compartir las emociones asociadas a las situaciones de estrés que debían resolver.
Según el trabajo
Por otra parte, un estudio publicado en EE.UU. por la revista Health Affairs plantea que los programas de ejercicio y relajación que se desarrollan por algunos minutos al interior de una oficina muestran ser útiles en reducir la ansiedad de los trabajadores, e incluso disminuyen los costos de salud asociados a enfermedades crónicas.
En términos monetarios, los autores establecen que por cada dólar que se invierte en estos programas, se ahorran casi cuatro dólares en gastos de atención médica.
Según la naturaleza del trabajo, las pausas tendrán un beneficio determinado, precisa Carolina López, psicóloga del Departamento de Riesgos Psicosociales de la AChS.
Si se trata de una labor en que la creatividad o la innovación son esenciales, estas pausas ayudan a decantar y consolidar ideas. En otros ámbitos de trabajo, estos breves descansos son útiles desde el punto de vista ergonómico. «Permiten romper la rutina en la oficina, reacomodar físicamente el cuerpo y reconectarse al trabajo. Toda pausa ayuda a contrarrestar el efecto emocional o físico de la carga laboral».
El psicólogo Juan Pablo Toro, coordinador del Programa de Estudios Psicosociales del Trabajo de la Universidad Diego Portales, comenta que las pausas en el trabajo deben ser miradas como algo natural. «El esfuerzo laboral está asociado a fatiga y a una baja de rendimiento. Ya sea por fatiga física o mental, las pausas son necesarias para volver a trabajar relajadamente».
La misma idea que plantea la investigadora danesa Pernille Stroebaek en su estudio, quien sugiere que la distensión en la jornada laboral «no puede verse como un gasto de productividad, sino que puede tener un importante valor emocional y social para las organizaciones».
Al respecto, Carolina López precisa que es un error común caer en el «presentismo»: «Se asocia mucho el estar en el puesto de trabajo con ser productivo; algunos países desarrollados tienen menos horas de trabajo, y sin embargo tienen mayor productividad».
En tal sentido, un factor importante es que las jefaturas tengan conciencia de esto y, en lo posible, participen de esas pausas, para validarlas entre los funcionarios, dice.
Asimismo, Juan Pablo Toro enfatiza que las pausas pueden ser tan frecuentes como necesarias, según la persona y la carga de trabajo individual, pero siempre con una extensión determinada. «Una pausa muy prolongada al final interrumpe el ritmo de trabajo. Lo ideal es que sea breve y no haya que volver a partir de cero».