Los jóvenes entre 18 y 25 años, según un estudio de AcciónRSE y Gestión Social, ya no quieren ganar un sueldo en una parte, para desarrollar sus sueños en otra. El desafío ahora es para las empresas que ven cómo muchos de esos talentos entran y salen de sus compañías y no saben cómo retenerlos.

La generación X ya está frisando los 50. La generación Y sigue de viaje por el mundo. Y la ahora llamada generación millenium está lista para comprometerse otra vez. Ahora con sus propios sueños y aspiraciones, cuestión que tiene de cabeza a quienes se preocupan de retener en el talento en las empresas.

Así lo muestra un estudio hecho en 2.383 universitarios de instituciones tradicionales y privadas de Santiago y Concepción hecho por AcciónRSE y Gestión Social. Ahí los encuestados dijeron algo que se veía venir: que ya no basta con ganar un sueldo en una parte, para gastarlo pasándolo bien en otra. Ahora la idea es trabajar en algo que los apasione. Trabajar en lo que les gusta. «Esta generación no quiere tener que renunciar a sus ideales y motivaciones por un trabajo», dice el comunicado con que se dará a conocer esta investigación en un seminario de Campus Sustentable la próxima semana.

«Queríamos saber qué está pasando con las generaciones que están entrando al mercado laboral, por qué parece que se están cambiando tan rápido de trabajo, por qué pareciera que no están tan conformes», explica la socióloga y líder de la investigación Elisa Piña.

Entre los datos que arroja el estudio, dice que la primera prioridad de los jóvenes es ser independientes, en segunda instancia les gustaría trabajar en el mundo público y, en tercer lugar, en la empresa privada.

De hecho, su opinión respecto de las empresas no es la mejor. El 82% cree que sólo se preocupan de maximizar sus beneficios a expensas del bienestar de las personas y el medioambiente. El 67% cree que en general tienen malas prácticas hacia los consumidores y el 52% ha evitado comprar un producto en rechazo a una empresa.

Que ellos tengan esta opinión no significa que no esperen algo de las empresas. A la pregunta ¿quiénes crees que son los responsables en lograr una sociedad con mejor calidad de vida en lo económico, social y ambiental?, respondieron en primer lugar el estado, luego los ciudadanos y en tercer lugar las empresas. «Otras organizaciones como las ONGs o las universidades quedan mucho más atrás. Es decir, por un lado esperan de las empresas una contribución a la sociedad que va más allá de su rol tradicional de sólo dar trabajo, pero por otro lado (pregunta anterior) ven que éstas solo se preocupan de maximizar sus beneficios y no tienen prácticas responsables con los consumidores», agrega Elisa Piña.

Otros datos relevantes muestran que las motivaciones económicas no son las primordiales para ellos. Por ejemplo, el 44% eligió su carrera por intereses o gusto y sólo un 8% lo hizo porque le permitirá ganar un buen sueldo, mientras que un 4% la eligió porque le permitiría encontrar trabajo rápidamente.

La intención se replica en la pregunta sobre sus prioridades a la hora de buscar un trabajo. Entre una lista de opciones, la primera fue «poder hacer lo que me gusta». Un 3% priorizaría que le paguen mejor que en otros lados, un 2% que sea un cargo donde tenga que liderar a otras personas y un 1% busca que sea un cargo importante en el campo propio de la carrera.

Así las cosas los desafíos están servidos. «Nuestra experiencia nos dice que hoy las organizaciones están buscando alternativas para satisfacer a los jóvenes que responden más bien a las lógicas tradicionales de ascenso vertical, beneficios o voluntariados y hoy la exigencia es de un trabajo con sentido hagan lo que hagan, porque el trabajo es parte fundamental de nuestra identidad. «Las empresas normalmente invitan a los jóvenes a sumarse a su cultura. Lo que necesitan hacer es dejarse permear por los valores de las nuevas generaciones para adaptarse y sobrevivir», explica Juan Pedro Pinoche, gerente general de Gestión Social.

«Los jóvenes tienen un sensibilidad distinta a las generaciones anteriores sobre temas de sostenibilidad y por su parte, el mundo de las empresas, muchas veces no demuestra un interés genuino en estas nuevas miradas y motivaciones personales. Por eso la academia debe incorporar la sostenibilidad en su lógica de acción, y por eso presentar este estudio en el marco del Primer Encuentro de Campus Sustentable que se realizará el próximo 24 de octubre, es una señal y un llamado a las universidades a ser generadores de esas herramientas formales que los nuevos profesionales deben tener», agrega Eduardo Ordóñez, gerente de desarrollo de Acción RSE.

Para Ignacio Larraechea, gerente general de AcciónRSE, «la posibilidad de que Chile transite hacia un modelo de sostenibilidad pasa en gran medida por las convicciones y la formación de los nuevos profesionales». De ahí que desde ahí estén implementando diversas iniciativas orientadas a este segmento. «Por ejemplo, cuenta, hemos instituido la cátedra Acción RSE para incorporar contenidos de desarrollo sustentable en cursos de la malla de la carrera de ingeniería comercial; asimismo, apoyamos «prácticas sociales» de futuros ingenieros comerciales que egresan de la Universidad de Chile. Es en ese marco que hemos impulsado este estudio».