Octavo día hábil de movilización generó cuestionamientos de cientos de usuarios en las oficinas de todo el país

Unos 61 mil certificados, inscripciones, cédulas y pasaportes no se emiten al día por la huelga de casi 3 mil funcionarios.

Por L. Adriasola, F. Fuentes y Regiones
«Ganan más que el promedio de los chilenos y se dan el lujo de abandonar sus puestos. Eres un flojo, ojalá esto no te pase a ti», gritaba estentóreamente un joven desde las afueras del Registro Civil de Huérfanos con Manuel Rodríguez, en el centro de Santiago.

Desde el otro lado de la reja, una voz respondía sin mostrar el rostro: «señor, tiene que hablar con el director del Registro… se llama Rodrigo Durán, vaya y reclámele a él».

La escena se vivió cerca del mediodía de ayer en las afueras de la oficina central del servicio, cuando una fila de casi 300 personas intentaba acercarse al portón de acceso para consultar entre los barrotes tapados por un latón si alguien podía tramitar su cédula. Entre la multitud, una pareja de carabineros intentaba infructuosamente morigerar el nivel de la discusión entre funcionarios e indignados usuarios.

Y es que la paralización convocada por la Asociación de Funcionarios del servicio completó ayer su octavo día hábil, acumulando casi medio millón de trámites, certificados e inscripciones sin concretarse.

El pequeño Alonso nació el domingo, «pero hasta hoy no lo he podido inscribir, no tiene RUT, y por eso mismo no lo puedo llevar a la isapre, y en el fondo no existe. Llamé al Registro, pero me dijeron que sus turnos éticos no cubren los nacimientos», explicaba Pablo, su padre, quien solicitará hoy a la clínica que certifique el parto.

«Indignante»

A Fernando Prado le robaron el auto y todos sus documentos el 19 de agosto. Posee un servicio fotográfico y mantiene hace dos semanas los sueldos impagos. «Esto es indignante, uno busca alternativas, pero estos señores no dan pie a nada… como no tengo cédula, el banco no puede liberar mis fondos», relató.

Otro drama es el que vive Pía Díaz (20), estudiante de tercer año de Pedagogía. Hace una semana que tiene su carné vencido, y con él necesita retirar una beca de alimentos de la Junaeb. «Necesito sacar uno nuevo rápido, porque tengo una beca para almuerzo, y si no la retiro antes del viernes, la pierdo», comentaba mientras hacía fila ayer en la oficina de Providencia. No sabe si lo logrará.

En Concepción, en tanto, unas cincuenta personas insistían a un vigilante que se informara a los dirigentes regionales respecto de la urgencia de sus respectivos casos.

Entre ellos, Yannelli Mora, dueña de una pyme en Cañete, quien aguardó toda la mañana para tramitar un viaje a la India por una beca. «Necesito mi pasaporte, porque si no, no puedo viajar, pierdo la beca, y tengo que devolver todo ese dinero a la embajada de la India. «Son casi cuatro millones de pesos por una beca completa de dos meses, que incluye los pasajes», explicó.

En Valparaíso, las oficinas del Registro Civil también atendieron -igual que desde la partida del paro- por una puerta lateral algunos casos urgentes, como el de Marisol Parra y Ricardo Álvarez, que tenían reserva para contraer nupcias.

Jacqueline Nogales, presidenta de la Asociación de Funcionarios de Tarapacá, recurrió al mismo argumento que sus colegas de la capital para explicar la falta de atención: «tardamos más de 20 minutos en la renovación, cuando antes tardábamos cuatro. Lo peor es que el sistema se cae a cada rato», precisaba.

22.375
fue el promedio diario de inscripciones o certificados de nacimiento tramitados en agosto.

25.278
fueron los certificados de antecedentes retirados a nivel país al día durante el mismo mes.

Matrimonio a la espera
Con la incertidumbre de no saber si se podrán casar este viernes, María Paula Zárate y Rodrigo Faille llegaron ayer hasta el Registro Civil de Ñuñoa.

Para evitar cualquier imprevisto, la pareja fijó ese día con seis meses de anterioridad. Hoy, no obstante, su esfuerzo parece no haber servido de nada. «Es como lo último que podía pasar (…) Estamos muy nerviosos, esperamos que el oficial llegue a nuestra casa», confesaba la atribulada novia.