De acuerdo a los últimos antecedentes entregados por el Instituto Nacional de Estadísticas (mayo – julio 2013), el desempleo de las personas entre 15 y 29 años, alcanza un 12,1%. En los últimos 3 años ha bajado 2,6 puntos. Sin embargo, esta es 2,12 veces la desocupación de Chile.

En 2012 el desempleo juvenil bajó a un 16% promedio. Esto, significó 4 puntos porcentuales menos respecto a las tasas registradas durante la crisis financiera entre 2008-2009.

Los últimos antecedentes del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), que midió el trimestre móvil mayo-julio, mostró que el desempleo juvenil (personas entre 15 y 29 años) llegó a 12,1%. Si se compara con las tasas nacionales, de 5,7%, es considerablemente alta, pero ha registrado una disminución considerable en los últimos 3 años.

De hecho, si se compara los trimestres móviles de mayo-julio, entre 2010 y 2013, el desempleo juvenil ha bajado en 2,6 puntos porcentuales (pp) (ver gráficos).

Pero pese a la disminución que ha presentado la tasa de desocupación juvenil, ésta sigue doblando los niveles del país, y no ha tenido gran variación desde inicios de 2012. Un antecedente que sigue preocupando a economistas y expertos, dado que la fuerza laboral se está envejeciendo, y hay metas de desarrollo que lograr para el 2020.

Sin embargo, con un capital humano poco calificado y sin incentivos para su inserción temprana al trabajo, esos objetivos de desarrollo se están viendo cada vez más lejano.

¿CÓMO ESTAMOS?
Los hombres siempre han tenido tasas de desocupación más bajas que la del país. En la última medición del INE, alcanzaron un 11,3%. En tanto, y en el caso de las mujeres, siempre han superado el promedio nacional, alcanzando actualmente 13,18% de desempleo.

Las diferencias en la inserción laboral de los jóvenes segmentados por sexo, se eleva a medida que disminuye el grupo socioeconómico. De este modo, las personas pertenecientes al grupo ABC1 no exhiben mayores diferencias, y éstas comienzan a observarse en el grupo C2 , donde esta desigualdad es de 8 pp; en el C3 es de 17 puntos; en el D es de 24 puntos porcentuales y en el E es de 33 pp.

Al dividir el grupo de jóvenes por rango etario, hoy las personas entre 15 y 19 años presentan mayor tasa de desocupación con un 22,3%; le sigue los de 20 a 24 años, con un 12, 9%: y los jóvenes entre 25 y 29 años tienen un desempleo de 8,5%.

Esta situación desfavorable en las mujeres también se aprecia cuando se analiza a los jóvenes que no trabajan ni estudian, y que son más conocidos como los NINI, que corresponde al 11,4% de la población joven.

Dentro de las características de los NINI se destaca que 87% son mujeres, el 68% tienen hijos; el 57% pertenece a los grupos con menores recursos (D y E) y el 38% presenta educación secundaria incompleta.

Según explica el estudio “la gran proporción de mujeres en esta situación respecto a los hombres (20% versus 3%) se puede comprender por la mayor dedicación de las mujeres al cuidado de hijos y labores domésticas. Esta explicación se refuerza al identificarse un mayor porcentaje entre quienes tienen hijos (24%) en comparación con quienes no tienen (6%)”.

LAS CAUSAS
La VII Encuesta Nacional de la Juventud, revela que el 40% de las personas jóvenes declara encontrarse trabajando, mientras que el 13% se encuentra buscando trabajo y el 45% no trabaja ni tiene intenciones de buscar empleo.

Según el estudio “Panorama laboral 2012” de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) hay al menos, tres elementos que influyen en el desempleo juvenil en Chile.

El primero de ellos es que constata que una baja educación aumenta la probabilidad de estar desempleado. Lo segundo es que las regulaciones en el mercado laboral, especialmente el salario mínimo, también tienen un efecto no despreciable en el desempleo de los más jóvenes.

Por último, se presenta evidencia que indicaría que hay jóvenes que estarían voluntariamente desempleados a la espera de una oferta laboral más adecuada a sus pretensiones.

Para el economista y director del Centro de Microdatos de la Universidad de Chile, David Bravo, una de las causas de que el desempleo juvenil siempre este al triple o doble de los promedios nacionales, se debe a que los jóvenes tienen menos conocimiento del mercado laboral, por lo que no tiene herramientas para poder decidir. Además atribuye que en un período de bajo desempleo, como el actual, exista un tiempo más prolongado de búsqueda.

“En un período de baja desocupación, ese desempleo tiene muchas características de búsqueda, no es que no haya pega, es que realmente la gente está buscando”, señaló Bravo.

Tras estas cifras también existen razones para la inactividad de los jóvenes. En el caso de las mujeres está el tema de la maternidad. El estudio sobre inactividad laboral juvenil 2011 del Injuv señala que “el nacimiento de un hijo constituye un momento fundamental en la vida de las mujeres, generando en algunos casos la salida o interrupción de sus actividades laborales y dificultando la reinserción en el mercado laboral”. En cuanto a los hombres, la principal razón de inactividad laboral pasa por la extensión de sus estudios, sobre todo superiores.

POLÍTICAS JUVENILES
Una de las políticas que apoya la inserción laboral de los jóvenes es el Subsidio al Empleo Joven (SEJ), que comenzó a implementarse en 2009. El subsidio está dirigido a jóvenes trabajadores, dependientes o independientes, entre 18 y menos de 25 años que pertenezcan al 40% más vulnerable de la población.

En este contexto, Bravo señala que debe existir perfeccionamientos a este instrumento, dado que los empleadores no están haciendo uso de éste.

“Uno podría revisar en el futuro a lo mejor la idea de aumentar el monto del subsidio, por ejemplo para que fuera en vez de 20% un 30% de subsidio; o tal vez pasar del 40 al 50% de requisitos de ingresos”, señaló el experto.

En este mismo escenario, y sosteniendo la meta de alcanzar el desarrollo para el 2020, la economista e investigadora de Libertad y Desarrollo (LyD), Cecilia Cifuentes, señaló que hay que colocar atención en los programas de capacitación que se están entregando para los jóvenes y las altas tasas de deserción que éstos provocan, dada la necesidad de mejorar el capital humano, que es uno de los principales cuellos de botella para alcanzar el anhelado desarrollo.

“Se aprende mucho en el propio trabajo, se adquieren muchas habilidades en el propio trabajo. Hay una multitud de programas de capacitación, pero falta que estos programas estén vinculados con las reales necesidades de los sectores productivos. Además hace falta difusión de los programas, y en ese sentido no sé si ayuda que sean tantos, a lo mejor sería preferible que fueran más acotados”, dijo Cifuentes.