Ministerio del Trabajo evalúa subir la tasa de cotización obligatoria de 10% a 13% mensual:
Los tres puntos adicionales de ahorro serían de cargo del empleador, pero expertos creen que, en el mediano plazo, estos mayores costos laborales se verán reflejados en las remuneraciones de los trabajadores.

Por Pablo Obregón Castro

Cómo mejorar las pensiones es una de las preguntas que han capturado el debate público en la víspera de las elecciones presidenciales de noviembre. La creación de una AFP estatal, el aumento de la edad de jubilación y hasta el retorno al antiguo sistema de reparto han estado entre las propuestas de los distintos candidatos.
El ministro del Trabajo, Juan Carlos Jobet, decidió mostrar sus cartas y reveló el plan que estudia el Gobierno para su última etapa: elevar la tasa de cotización obligatoria desde el actual 10% de la remuneración imponible hasta el 13%, iniciativa que todavía está en elaboración, pero que será presentada antes de fin de año.
Esta cifra ya estaba en el ambiente. De hecho, meses antes el think tank Res Publica también había propuesto un incremento de la tasa de ahorro de tres puntos porcentuales de la remuneración y, más tarde, algunos actores del mercado como Principal propusieron medidas en la misma línea.
¿Cuál sería el impacto de una iniciativa de esta naturaleza? El trabajador promedio que cotiza en el sistema de AFP tiene un sueldo imponible que se nueve en torno a $575 mil mensuales. En julio pasado, ese trabajador ahorró $57.500 para su pensión. Si finalmente prosperara la idea que estudia el Gobierno, ese mismo cotizante tendría que ahorrar $17.250 adicionales cada mes, con lo que llegaría a una contribución de $74.750.
Un trabajador que gana $1.625.000 (en torno al tope máximo de ahorro previsional obligatorio), cotiza mensualmente $162.500. Con esta iniciativa, tendría que aumentar su contribución en $48.750 mensuales, llegando a $211.250.
¿Quién paga la cuenta de los nuevos aportes?
Más de 4,8 millones de personas destinan al menos el 10% de sus ingresos mensuales a su fondo previsional (esto no considera el ahorro voluntario), tasa de ahorro que según todos los análisis no es suficiente para alcanzar una jubilación futura cercana al 70% de lo que los chilenos ganan cuando están en actividad, que es la tasa de reemplazo considerada ideal cuando se creó el sistema de cuentas individuales en los 80.
Tres puntos porcentuales extra de ahorro previsional por cada trabajador se traduciría en una inyección de recursos para el sistema de AFP de US$ 168 millones al mes; es decir, US$ 2.016 millones al año, según cálculos de Libertad y Desarrollo hechos sobre la base de cifras de la Superintendencia de AFP.
¿Quién paga la cuenta? Según el Gobierno, las empresas. Esto, porque los tres puntos extras de cotización serían con cargo exclusivo del empleador.
Sin embargo, el tema tiene sus bemoles. Si bien la investigadora de Libertad y Desarrollo, Cecilia Cifuentes, comparte la idea de aumentar la cotización, hace ver que el costo de este tipo de medidas siempre es compartido por empleador y empleado: En el corto plazo, el efecto va a ser para el empleador, pero después se va traspasando a los trabajadores por la vía de menores reajustes salariales, lo que se haría sentir con más fuerza en la eventualidad de que la economía entrara en recesión y no demandara tantos trabajadores, señala.
Un punto que juega a favor de la propuesta del Gobierno, agrega, es que los trabajadores tienen capacidad para aumentar su cotización: «Las tasas de ahorro en Chile son bajas. Capacidad de ahorro existe, los chinos ahorran el 60% del producto interno bruto con un per cápita que es un tercio del nuestro».
En la misma línea, el ministro del Trabajo, Juan Carlos Jobet, señaló que el origen de las bajas pensiones en Chile es que los chilenos ahorran poco.
«El sistema es eficiente en convertir los ahorros en pensiones, de hecho las tasas (de rentabilidad) históricas de los fondos han sido de 8,5%», señala.
Si eso es correcto, ¿por qué la gente considera que sus pensiones no reflejan el esfuerzo que hicieron para ahorrar durante toda su vida laboral? «Como han mejorado mucho las remuneraciones durante los últimos años, la gente compara su pensión con el salario que tenía al momento de jubilar, y obviamente piensa que su nivel de pensiones es muy bajo, aunque en realidad no sea tan bajo como porcentaje de su sueldo histórico», señala Jobet.
El segundo pilar de la reforma que estudia el Gobierno apunta a hacer que los trabajadores coticen por el total de sus remuneraciones, como asignaciones, bonos de transporte, alimentación y otros beneficios que hoy no son imponibles y que se estiman en un 18% de la remuneración total.
Finalmente, se evalúa postergar la edad de jubilación: «Es importante cambiar la proporción de años trabajados versus años de jubilación. Cada año adicional de trabajo tiene un efecto de 10% de alza de las pensiones. Lo que estamos pensando es cómo incentivamos que las personas trabajen más».
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4,89 millones
de personas cotizan en la AFP, según cifras al 30 de junio.
US$ 168 millones
de mayor ahorro mensual se generarían con tres puntos más de cotización.

El problema no es de la AFP, sino de los salarios
Cada punto del sueldo que se vaya a ahorro obligatorio implica un aumento de 10% en las cotizaciones y un crecimiento también del 10% en la pensión final de los chilenos, según estimaciones de la economista de Libertad y Desarrollo Cecilia Cifuentes.
Tres puntos porcentuales de mayor cotización suponen entonces un alza de las pensiones de 30%. Para el caso de una pensión de $162 mil, por ejemplo, el aumento sería de alrededor de $50 mil al mes más de pensión.
Sin embargo, el problema no se resuelve ahí. Según el profesor de derecho laboral de la Universidad Diego Portales, José Luis Ugarte, el tema de fondo es que los trabajadores no ganan lo suficiente como para construir su futura pensión por sí solos: «La gente cotiza poco, pero eso no se resuelve profundizando el modelo, sino mejorando las remuneraciones», señala.
Según cifras de la Superintendencia de Pensiones, de los 4,8 millones de cotizantes, 2,9 millones ganan menos de $500 mil mensuales; 1,1 millones ganan entre $500 mil y $1.000.000; 434 mil ganan entre $1.000.000 y $1.575.000 y 396 mil obtienen más del tope imponible; es decir, más de $1.625.000.
El bajo ahorro de los chilenos ha hecho que, en la práctica, se haya consolidado un sistema mixto, el que se traduce en una creciente sangría de dineros fiscales para apuntalar las pensiones más bajas, según el académico: «El Estado está poniendo cada vez más plata por la vía de la Pensión Básica Solidaria. Si la situación es esta, por qué no se permite romper la relación obligatoria entre las personas y las AFP. Me parece bien que la gente esté obligada a ahorrar, pero no tiene que ser necesariamente en la AFP», sugiere.
El 8 de agosto, el padre del modelo de pensiones chileno, José Piñera, también propuso flexibilizar la obligatoriedad del sistema, avanzando hacia un sistema voluntario, como una forma de responder a la creciente demanda de libertad en la sociedad chilena. Así, se eliminaría la obligatoriedad de la cotización cuando los fondos acumulados superan un determinado umbral que asegure pensiones por X veces la pensión básica solidaria, y siempre que el afiliado esté dispuesto a renunciar de manera irrevocable a subsidios fiscales en el futuro.
El gasto en pensiones solidarias alcanzará los $2,1 billones al año 2025, según un informe del Consejo Consultivo Previsional. Se trata de la mayor transferencia monetaria que realiza el Estado en términos de volumen de recursos y en porcentaje de la población beneficiada. La Reforma Previsional de 2008 creó un Sistema de Pensiones Solidarias (SPS) para complementar los pagos realizados por el sistema de capitalización individual.
En doce años, imposiciones subieron 4 puntos porcentuales
Esta sería la tercera vez que aumentan las imposiciones con cargo al empleador en algo más de una década. En 2001 se creó el Seguro de Cesantía, instrumento que se financia con una cotización de tres puntos porcentuales de la remuneración imponible de los trabajadores (2,4 puntos con cargo al empleador y 0,6 de parte del empleado).
En 2008, en tanto, el Seguro de Invalidez y Sobrevivencia (SIS), que protege a los empleados que cotizan en la AFP, pasó a ser de costo del empleador. Este seguro se financia con una cotización de 1,6 puntos porcentuales de la remuneración imponible.
Tomando en cuenta estos antecedentes, en el mundo empresarial ven con cierto recelo este nuevo aumento de los costos laborales: «No será neutral. Necesariamente producirá efectos que pueden ir desde una menor contratación de mano de obra a una pérdida de competitividad internacional de las empresas, pasando por reducción de los salarios líquidos y mayor informalidad en el mercado laboral», señala Cristián García-Huidobro, secretario general de la Cámara de Comercio de Santiago.
«Es razonable que las empresas se hagan responsables del nivel de las remuneraciones de los trabajadores durante su vida productiva, pero no es igualmente razonable que deban encargarse de las pensiones durante su vida pasiva», agrega.