Comisión de Trabajo de la Cámara de Diputados reanudó ayer las audiencias para el debate legislativo:

Sindical valoró las intenciones del Gobierno de avanzar en cambio, pero advirtió que, tal como está la iniciativa, tiene «letra chica». Cámara Nacional de Comercio refutó veto que tendrían los sindicatos en la extensión de beneficios en una negociación colectiva.

Por M. PENAFORTE, L. CASTAÑEDA y A. COLLADOS.

Con amplias críticas por parte de los gremios representantes de los trabajadores y de los empresarios se reanudó ayer la discusión del proyecto de ley de reforma laboral del Gobierno, que está en su primer trámite en la Comisión de Trabajo de la Cámara de Diputados.

Los parlamentarios de esta instancia entraron de lleno en la etapa de audiencias -que se extenderá hasta abril- escuchando las presentaciones de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa), la Cámara Nacional de Comercio (CNC), la Confederación Nacional de la Micro, Pequeña y Mediana Empresa (Conapyme) y la Confederación Nacional de los Trabajadores del Comercio (Consfecove).

La primera presentación estuvo a cargo de la CUT. Y por ella expusieron la presidenta del gremio, Bárbara Figueroa; el secretario general, Arturo Martínez; el vicepresidente Nolberto Díaz y el consejero nacional Guillermo Salinas.

Si bien valoró la disposición del Ejecutivo de presentar un proyecto que avanza en derechos colectivos, Figueroa mostró reparos profundos con ciertas materias. «No tenemos temor a señalar que el proyecto requiere cambios, que de no tenerlos, efectivamente, son un retroceso en algunas materias», dijo. «El Gobierno tuvo buenas intenciones, pero mala letra para escribir. Harta letra chica en el proyecto», agregó Díaz.

Pero el punto más polémico de la jornada fue el planteado por Martínez, Díaz y Salinas, quienes afirmaron que esta se trata de una reforma parcial, ya que no incluye un tema clave para la CUT: la negociación por rama de actividad.

«Si no avanzamos en negociación ramal, habrá siempre trabajadores que quedarán fuera de la negociación, porque trabajan en empresas pequeñas», dijo Martínez.

Díaz insistió en que esta era la oportunidad que tenían los parlamentarios para hacer «cambios históricos» y avanzar en esta materia. Afirmó que hoy en Chile ya hay sectores que negocian por rama, como son los portuarios y los funcionarios públicos, por ejemplo.

La idea de avanzar en una negociación ramal y hacer cambios más estructurales al proyecto tuvo apoyo entre algunos parlamentarios, como el independiente Gabriel Boric y el PS Osvaldo Andrade.

Durante su presentación, Figueroa afirmó también que el articulado del proyecto laboral presenta una conceptualización negativa hacia la actividad sindical y una «mirada temerosa» del derecho a huelga.

Además, desde la CUT afirmaron que la Dirección del Trabajo (DT) tendrá una excesiva injerencia en el actuar sindical y pidieron eliminar los arbitrajes forzosos que, según el proyecto, se darían cuando una de las partes solicita ayuda de la DT en medio de un conflicto. «Somos contraparte capaces de entendernos. Entonces, no necesitamos excesiva tutela del Estado», señaló Figueroa.

Más tarde, a su turno, el presidente de la Cámara Nacional de Comercio (CNC), Ricardo Mewes, se mostró contrario al veto sindical en lo que se refiere a la extensión de los beneficios de la negociación colectiva.

Otro de los reparos del gremio es el fin del reemplazo en huelga, ámbito en el cual la CNC plantea ampliar el concepto de servicios mínimos y otorgar un plazo de 15 días para hacer efectiva la huelga desde el minuto que se vota.

DE INMEDIATO

La CUT insistió en que el proyecto empiece a regir apenas sea aprobado, y no un año después, como se propone.

Ministra Blanco defiende la iniciativa
Luego de las presentaciones de ayer, la ministra del Trabajo, Javiera Blanco, salió a valorar el trabajo de los parlamentarios y la discusión legislativa. Sobre las críticas que recibió la iniciativa en la jornada, Blanco dijo: «Es parte del ejercicio democrático» pero que no hay que confundir «aquellos que están por realizar observaciones para avanzar de aquellos que quieren realizar críticas para detener».

Agregó que «es importante destacar que todos los actores que han fijado sus posiciones parten valorando la iniciativa legal (…)», dijo en un comunicado. Y sostuvo que las partes no dialogan en condiciones de simetría y que el proyecto apunta a mejorar las condiciones de los trabajadores para enfrentar la desigualdad.

Sofofa: la negociación por rama favorece a las grandes empresas en desmedro de las pymes
La Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa) no está de acuerdo con establecer un sistema de negociación colectiva por rama, como lo planteó la CUT, porque se trata de empresas cuyas realidades son totalmente distintas, dijo el presidente de la entidad gremial, Hermann von Mühlenbröck al ser consultado sobre el tema durante la sesión de la Comisión de Trabajo de la Cámara de Diputados.

«El sistema de negociación por rama tiene el problema de que es contrario a las pequeñas empresas. Tiende a favorecer a las grandes empresas que fijan condiciones laborales muy altas con sus trabajadores, con lo cual se impide el acceso de nuevas empresas, porque tienen que dar el mismo piso que las grandes empresas», precisó el abogado Enrique Munita, integrante de la comisión laboral de la Sofofa.

En otro tema, Von Mühlenbrock indicó que el fin del reemplazo en huelga puede afectar a algunas industrias con procesos particulares. Puso como ejemplos la alimentación de los salmones, o los bancos -que no puedan realizar operaciones- o el Metro, que si deja de funcionar provoca un gran daño a la comunidad.

Conapyme y propuesta para los sindicatos
El presidente de la Conapyme, Rafael Cumsille, planteó ayer ante esta comisión del Trabajo que el proyecto de reforma laboral del Gobierno es injusto para las pymes y no contribuye a mejorar la distribución del ingreso en su sector.

A su juicio, además, dota de excesivas atribuciones a la Dirección del Trabajo.

Como líder de Conapyme, propuso un mínimo de 25 trabajadores para formar sindicatos, y no ocho como se propone. Agregó que las empresas pequeñas pagan mejores remuneraciones y obtienen menos utilidades. Y se quejó del proyecto: «Protegen a los poderosos y atacan a los pequeños».