Mañana se definirá el próximo Presidente del país en una elección sin precedentes, después de la primera vuelta que trajo importantes cambios en la conformación del Congreso y una Convención que sesiona para redactar una nueva Constitución. Dentro de este mar de discusiones y propuestas, sin duda, se abordarán la mayoría, sino todos los aspectos de nuestra vida y ciertamente, también, la seguridad social.

Por nuestra participación en diferentes foros internacionales y Comités de la Asociación Internacional de la Seguridad Social (ISSA por sus siglas en inglés), sabemos que la gran mayoría de los países ve como un importante desafío la seguridad social y el Covid ha intensificado las discusiones.

Aun cuando la discusión no es propia de Chile, donde lamentablemente el debate ha tendido a centrarse con mucha fuerza en pensiones, sabemos que la seguridad social está compuesta por varios sistemas, cada uno con características particulares, pero que convergen en un elemento central: el trabajo colaborativo de entidades públicas y privadas para garantizar a todos las prestaciones que se requieren. Sin duda estamos enfrentando temas difíciles: el creciente envejecimiento de la población demanda más dinero para pensiones y para salud. Como país, si bien hemos avanzado, aún no hemos logrado dar con un sistema que entregue pensiones justas y suficientes luego de una vida de trabajo. En salud nos enfrentamos a altos costos en las prestaciones privadas y déficit en calidad en el sector público. En materia de seguridad y salud en el trabajo, hay un nuevo mundo que amerita adaptarse a él con premura. Todas tareas a las que hay que abocarse de manera urgente.

Como parte del sistema de seguridad social, las mutualidades creemos que poseemos sólidos fundamentos para ser parte de un sistema más adaptado a los nuevos tiempos y que toman aquellos pilares que, si no están presentes, generan cuestionamientos en su legitimidad social. Somos instituciones privadas que nos sustentamos en valores como la universalidad, solidaridad y no poseemos fines de lucro. Además, contamos con directorios bipartitos, donde los empleadores y los trabajadores actúan como órgano colegiado; del mismo modo el Estado cumple su rol rector y fiscalizador a través de la Superintendencia de Seguridad Social. En su totalidad, son atributos que apuntan a un país más horizontal y equitativo en el trato hacia las personas. El estado actual de nuestra sociedad amerita garantizar derechos sociales más robustos a los ciudadanos, pero tenemos la convicción de que satisfacer esos derechos no requiere únicamente la actuación del Estado. La provisión privada de bienes públicos, con el adecuado marco regulatorio, es posible y deseable, y los atributos y valores que conforman el sistema de mutualidades así lo ejemplifican.

Pese a las dudas que hoy existen, creemos que es muy relevante, en el ámbito de la seguridad social, no perder la complementariedad entre el sector público y el sector privado para proveer en conjunto bienes y servicios públicos y de calidad.
No obstante, como sistema de seguridad y salud laboral estamos ciertos de aquellos desafíos que hoy se nos presentan: nuevas formas de trabajo, donde resulta clave ampliar la cobertura del seguro a los nuevos tipos de trabajadores independientes (como los de plataformas digitales) y el creciente número de trabajadores informales.

Asimismo, debemos poner énfasis en la prevención, sobre todo por los efectos de la hiperglobalización donde debemos anticipar y mitigar riesgos emergentes, como, por ejemplo, la pandemia del Covid-19, además del creciente impacto que han tenido este y otros factores en la salud mental y bienestar de los trabajadores.

Tenemos que continuar avanzando en la visión de cero accidentes graves y fatales, fortalecer la prevención en accidentes de tránsito y, sin duda, establecer mejores formas de complementar el sistema de salud común con el laboral para una mejor atención de los trabajadores. En Mutual de Seguridad entendemos que la seguridad sociales un derecho y no lo entendemos como un privilegio. Es por ello que día a día, tenemos el firme propósito de que cada colaborador, sin importar el tamaño de la empresa, ni su actividad económica, incluso, su condición contractual, esté debidamente protegido. En las próximas semanas y meses se anticipa un desafiante panorama y debate sobre el sistema de seguridad social. Siendo positivos, podemos estar frente a una gran oportunidad de continuar haciendo las cosas bien en beneficio de los trabajadores de Chile.

Fuente: Pulso