Según un reciente estudio de la Mutual de Seguridad, la crisis sanitaria no influye en la salud mental de todas las personas de la misma forma y han sido las mujeres las más afectadas. La responsabilidad en el trabajo y el hogar que han tenido que asumir las ha impactado negativamente.

Una parte importante de las personas que están volviendo a sus trabajos, tras el fin de la época de vacaciones de verano y el regreso de los estudiantes, no lo están haciendo con el mejor de lo ánimos. Pero son más mujeres que hombres las que están llevando estas emociones negativas y el exceso de tareas que cargan se muestra como uno de los principales responsables.

El estudio “Pandemia y percepción sobre riesgos y preferencias en el retorno laboral y escolar”, elaborado por la Mutual de Seguridad y con resultados ponderados para mostrar el peso real de cada segmento en Chile , destaca que el 43,3% de las personas declara estar estresadas, cansadas y agobiadas. De ese grupo, el 49,4% se trata de mujeres.

Sobre las razones que explican estos resultados, la psicóloga especialista en salud mental y familia de la organización, Rocío Amaya, explica que se debe a que las mujeres, en su mayoría, tienen que estar preocupadas de cumplir en el trabajo y con las responsabilidades de la casa. “Es un factor de riesgo la doble presencia. No es un fenómeno reciente, sino que es algo que se ha venido manifestando con más fuerza por la pandemia”, dice Amaya.

En esa línea, la académica de la Escuela de Psicología de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Dariela Sharim, destaca que, si bien se visibilizó este doble trabajo de las mujeres, los empleadores no lo consideraron al principio de la pandemia. “Las empresas creían que se podía trabajar de igual forma desde casa y hubo una exigencia para que la gente cumpliera como si nada estuviera pasando, y eran muy controladoras respecto al día a día. Entonces la situación de angustia, tensión y fragilidad que todos estábamos viviendo, en especial las mujeres, se metió debajo de la alfombra”, detalla la profesional.

El sondeo también destaca que, las emociones positivas como la motivación, confianza y entusiasmo son percibidas en una mayor medida en hombres (33,2%) que en sus pares mujeres (23,4%). Mientras que las emociones negativas se encuentran percibidas en mayor porcentaje por las mujeres.

Ante este tema, la empresa de recursos humanos Robert Half afirma que se “han visualizado y asumido las dificultades que representa para las mujeres el ejercer la doble función de profesionales y estar a cargo del cuidado de sus hijos o adultos mayores. Ya no es un asunto que pase indiferente o desapercibido y se están haciendo esfuerzos para ofrecer alternativas y apoyo en ese sentido”, según la gerenta de división de la organización, Carolina Contreras.

Mismo diagnóstico tienen desde la consultora EY y apuntan a que “se deben realizar mayores esfuerzos en la prevención y solución de manera corresponsable de los problemas que están impactando en la salud mental de las mujeres, los cuales están gatillados por la sobrecarga de las labores de cuidado en el hogar, violencia intrafamiliar y administración del presupuesto familiar”, detalla la socia adjunta en el área de estrategia y transformación organizacional de la firma, Daniela Saavedra.

Una respuesta

Desde la Mutual de Seguridad reiteran que el tema de salud mental tiene que ser trabajado para reducir los riesgos laborales y para el cuidado de las personas. “Se necesita generar conciencia y no solo estrategias de autocuidado, sino que voluntad política y empresarial para generar espacios de trabajo más flexibles a la realidad de las personas, y en especial para las mujeres, y avanzar en la corresponsabilidad entre hombres y mujeres”, destaca Amaya.

Por su parte, Sharim apunta que estas emociones que enfrentan las mujeres no se solucionan “poniendo psicólogos para cada uno o intentando remitir los síntomas de esta experiencia crítica de manera personal. La manera más indicada de abordar el impacto emocional de vivencias críticas tan generalizadas es justamente hacerlo de modo colectivo. Las empresas que han podido dar espacio para conversar, compartir y elaborar las experiencias diversas de sus trabajadoras en este período, han logrado un mejor aporte desde lo laboral, con un sello mucho menos patologizante que dar pastillas”.

Fuente: Pulso