La playa es uno de los destinos favoritos en vacaciones de verano y es también un buen lugar para realizar actividad física. La mezcla de arena, agua y sol son, según los expertos, un buen gimnasio al aire libre.

«La playa y el verano son un lugar y momento propicio para mantener o comenzar una vida más activa; tenemos el tiempo, la disposición y la compañía, que son los motores que nos impulsan a que hagamos algo más», dice la doctora Sandra Mahecha, deportóloga y miembro de la Coalición Mover, entidad que reúne a una serie de sociedades médicas interesadas en combatir el sedentarismo, que afecta a ocho de cada diez chilenos.

En la arena, al ser una superficie más blanda que el pasto, una pista o la vereda, existe un menor impacto. Y como se trata de una superficie irregular, sus ondulaciones demandan un mayor esfuerzo a nivel de extremidades inferiores y se ejercitan todos los músculos de la zona, como cuádriceps, gemelos e isquiotibiales, lo que es beneficioso para prevenir lesiones de rodilla.

«Como se debe ajustar la pisada y la biomecánica de la marcha, hay que usar más musculatura; con eso aumenta la frecuencia cardíaca y el gasto calórico», precisa el doctor César Kalazich, especialista en medicina del deporte de la Clínica MEDS. «Hay estudios que demuestran que caminar en la arena genera un gasto calórico que es hasta 1,6 veces mayor que hacerlo sobre el asfalto».

Precisamente, caminar por la orilla de la playa es uno de los ejercicios más recomendados por los especialistas. «Es una actividad que favorece el trabajo aeróbico y el equilibrio; y hacerlo descalzo además relaja», comenta el doctor Christian Vuskovic, director de la Unidad de Calidad de Vida de la Mutual de Seguridad.

Y no es necesario extenuarse: basta caminar a paso regular unos diez minutos, y repetirlo dos o tres veces durante el día. «Quienes buscan broncearse, en vez de estar tendidos en la arena, pueden hacerlo caminando y eso ayuda a broncearse de manera más uniforme», sugiere la doctora Mahecha, quien enfatiza que siempre se debe usar protector solar y hacerlo fuera del horario de mayor radiación.

Una caminata ligera puede quemar hasta 250 calorías. Si se busca un mayor gasto energético, la opción es trotar o correr por la playa, pero siempre usando un buen calzado deportivo, para reducir el impacto.

Dosificar intensidad

Ahora, si se camina dentro del agua, en la orilla del mar, una piscina o un lago, se crea más resistencia y hay un mayor esfuerzo físico, pero con menor sensación de cansancio. «Termorregulas más fácil dentro del agua, entonces no aumenta tanto la frecuencia cardíaca, ni la temperatura corporal ni la presión arterial. Es un beneficio extra», dice la deportóloga.

Si ya se está en la playa o en una laguna, la natación es el deporte más completo: obliga a ejercitar toda la musculatura del cuerpo, y genera un trabajo del sistema respiratorio y cardiovascular que también es positivo, pudiendo quemar hasta 500 calorías por hora.

«Lo importante es dosificar la intensidad y tiempo, independiente de cuál sea la actividad física que se quiera hacer, y ajustarla a las condiciones personales», dice Kalazich.

De vuelta en la arena, uno de los juegos favoritos son las paletas. Con este ejercicio se pueden quemar alrededor de 250 a 400 calorías por hora, además de mejorar la coordinación y la velocidad de reacción, y tonificar piernas, glúteos, abdomen y brazos.

De manera similar, otros juegos de pelota -como fútbol o vóleibol- permiten trabajar la coordinación y el equilibrio, así como el aparato cardiovascular y la musculatura. Además, se puede quemar hasta 400 calorías en 60 minutos de juego.

Si se busca algo más relajado, hacer yoga en la arena es una buena alternativa. «Lo ideal es que al volver a la rutina del año no se pierda el hábito de ejercitarse», dice Sandra Mahecha.

 

Fuente: El Mercurio