La Mutual de Seguridad de la CChC desde sus orígenes en 1966 ha dedicado una importante labor a la prevención de la silicosis, tanto en el ámbito de la evaluación ambiental como en la asesoría y promoción del control de las emisiones de sílice.

En este marco, cuenta con un Programa de Vigilancia Epidemiológica de la Exposición a Sílice que opera de acuerdo con los lineamientos establecidos por el Ministerio de Salud a través del Protocolo de Vigilancia del Ambiente y de la Salud de los Trabajadores con Exposición a Sílice y de las circulares que anualmente remite la Superintendencia de Seguridad Social a los organismos administradores de la ley (16.744) para que formulen su Plan Anual de Prevención de Accidentes y Enfermedades del Trabajo.

El programa de la Mutual tiene una de las mayores coberturas del sistema de mutualidades del país. En el último recuento oficial enviado a la Superintendencia de Seguridad Social, a diciembre de 2015, se consignó que son 30.960 los trabajadores en vigilancia de salud, en 855 empresas que cuentan con dichos programas. En el mismo informe se señala que las empresas con posible presencia de sílice (56 rubros silicógenos) llegan a 3.450; las evaluadas ambientalmente a 1.860; las que muestran presencia de sílice a 1.343 y con trabajadores expuestos a sílice, 541.

El programa que desarrolla la Mutual comprende dos grandes áreas: vigilancia ambiental y vigilancia de salud.

«La vigilancia ambiental se encarga de identificar las condiciones bajo las cuales se produce la exposición, se evalúa la magnitud de los riesgos y se prescriben medidas tendientes a controlar los factores de riesgo con el fin de ocurrencia de la silicosis», explica el ingeniero David González, jefe del Departamento de Higiene Ocupacional.

«El área de vigilancia de salud realiza el seguimiento de los trabajadores identificados como expuestos a sílice en las evaluaciones ambientales», señala la doctora Ilse Urzúa, subgerenta de Medicina del Trabajo.

A estos trabajadores se les realiza una radiografía de tórax, la que debe cumplir con los requisitos de calidad determinados por la autoridad, en cuanto a la toma del examen y a la lectura de las placas.

«La radiografía de tórax permite detectar en forma precoz la enfermedad, lo que en conjunto con la reubicación del trabajador en zonas sin exposición a sílice posibilita un mejor pronóstico de vida», señala la doctora Urzúa.

Para estos efectos, la Mutual cuenta con dos unidades radiológicas móviles que asisten a las faenas para la toma de radiografías de tórax digitales de los trabajadores identificados como expuestos. Además, está la posibilidad de realizar estos exámenes en los diferentes centros de la Mutual a nivel nacional.

Cómo funciona

El programa se alimenta de dos formas. La primera, con la selección de las empresas que pertenecen a los 56 rubros identificados como silicógenos, y la segunda, con la demanda espontánea de evaluaciones que hacen las empresas a la Mutual, a raíz de fiscalizaciones o por su propia gestión de riesgos.

Una vez definida la empresa, los especialistas de la Mutual aplican la evaluación cualitativa que permite identificar a los grupos de trabajadores expuestos, las actividades y los tiempos de exposición. También incluye una lista de chequeo de controles básicos de riesgos que entrega un puntaje, según lo que observe el experto en prevención de riesgos durante la visita.

Con esta información se realiza la evaluación cuantitativa que básicamente consiste en muestrear el polvo que contiene sílice a nivel de la zona respiratoria del trabajador. Una vez conocido el resultado de los análisis de las muestras, estos se comparan con los límites permisibles que establece el DS 594 del Minsal y clasifican en los niveles de riesgo que establece el protocolo Minsal. Si se supera el límite permisible, la empresa o el centro de trabajo califica en el nivel más alto (Nivel de Riesgo 4) y los organismos administradores de la ley (OAL) tienen el mandato de notificar a la autoridad sanitaria regional para que fiscalice a la empresa.

Un vez que la compañía implementa las prescripciones realizadas en los informes técnicos, se reevalúan las condiciones para ver si amerita reclasificarla en un nivel de riesgo más bajo. «De esta manera se cuenta con elementos objetivos que permiten medir cómo las empresas van reduciendo los niveles de exposición a lo largo del tiempo», agrega David González.

En el rubro de la construcción, dadas las características de temporalidad que tienen las faenas, la vigilancia ambiental solo se realiza con la evaluación cualitativa, ya que permite identificar en forma inmediata los factores de riesgo. De esta manera, se pueden prescribir en forma oportuna las medidas de control que la empresa debe implementar, sin tener retardos por la espera de resultados de laboratorio. Así, la asesoría técnica llega a tiempo, cuando las actividades evaluadas aún no terminan por el natural avance de las obras. En estos casos, el OAL también tiene el mandato de notificar a la autoridad sanitaria.

David González destaca que «la aplicación de esta metodología obedece a una iniciativa que fue impulsada por la Mutual ante la autoridad, dada la experiencia que nuestra institución tiene en la aplicación de esta herramienta».

Adicionalmente, la Mutual realiza permanentemente difusiones a los empleadores en relación con el Plan Nacional de Erradicación de la Silicosis, Planesi, y sobre el protocolo de vigilancia del Minsal, así como capacitaciones sobre prevención a los trabajadores de las empresas donde se encuentra presente el agente.

No obstante, para erradicar esta enfermedad, lo más importante es eliminar o controlar el riesgo de la exposición a sílice.

 

Fuente: El Mercurio