El transporte es una de las actividades de mayor complejidad de abordar cuando se trata de seguridad laboral. En Chile, el transporte de carga por carretera es protagonista de accidentes graves y fatales, lo que conlleva costos emocionales para los trabajadores y sus familias, pérdidas económicas para las empresas y un gran costo social para el país.
El desarrollo de la economía y mayores exigencias en proyectos de gran envergadura e inversión, han hecho que el transporte de alto tonelaje y carga sobredimensionada avance históricamente en los últimos años y décadas, especialmente en rubros como energía, construcción, minería y telecomunicaciones. Esto ha llevado a incurrir permanentemente en mayores inversiones y a un salto hacia la profesionalización de sus operadores.
En términos de prevención de accidentes, esta actividad posee mejores estándares y resultados, dados por variables propias como la formalidad, interés y sensibilización del empresario, y externas, como los requerimientos de los mandantes y exigencias de la autoridad a través de la legislación y permisos especiales. Todo ello juega a favor de la seguridad: mayor y mejor capacitación de conductores y personal de apoyo, mayor involucramiento de los dueños y gerentes, renovación de flotas, incorporación de tecnologías, implementación de sistemas de gestión y certificación mediante la implementación de normas internacionales, entre otros.
Sin embargo, aún existen brechas para poder compararnos con otros sectores o países desarrollados. Aquí hay desafíos y responsabilidades compartidas entre empresarios, trabajadores, autoridad, concesionarias de carreteras, usuarios de vías, etc., es decir responsabilidades de todos los participantes en este ciclo.
Un ejemplo de esto es la escasez de zonas de descanso en rutas, lo que obliga a los conductores a hacerlo en condiciones no óptimas, afectando directamente en el buen y seguro desempeño. Otro ámbito relevante son las políticas públicas que incentiven la profesionalización del sector.
Aspectos importantes
Algunos aspectos importantes que se deben destacar para elevar la línea base de seguridad y prevenir accidentes, especialmente con consecuencias fatales son:
Como medida inicial, cumplir con los permisos, estudios, documentación y coordinaciones entre la Dirección de Vialidad, Carabineros y la empresa.
Coordinación entre mandantes y contratistas sobre la operación completa que se va a realizar, identificando y analizando los peligros potenciales (no recurrentes) que se pueden presentar. Una buena práctica que podría arrojar información importante es realizar una evaluación una vez concluido el servicio, para encontrar brechas y oportunidades de mejora, las cuales se transformarán en medidas de control para prevenir accidentes y problemas en la operación.
Mantener información actualizada y sistematizada de las condiciones de las rutas habituales y contar con procedimientos y sistemas internos que faciliten la captura de datos para planificar rutas no frecuentes.
Preparar al personal en relación a lo técnico (vehículo, carga, ruta), los peligros asociados y medidas de control que se deben implementar antes y durante la ejecución del servicio. Además, considerar variables incluso de índole personal, como son la alimentación y descanso. Estas temáticas deben ser tratadas de manera sostenida en el tiempo y plasmadas en programas, en donde la participación e involucramiento de toda la línea jerárquica de la empresa se transforma en un factor de éxito.
Diseño de la operación y planificación de ruta considerando características, existencia de puentes y capacidades, túneles, pasos bajo nivel, rutas alternativas, zonas de conflictos sociales y otras condiciones particulares. También, puntos de descanso, alimentación, pernoctación, reporte y detenciones programadas para control del vehículo, equipos y carga.
Elección y preparación del equipo a utilizar y elementos de apoyo.
Mantenimiento mediante programas preventivos, supervisados y auditados, de tractos, ramplas, equipos, sistemas de fijación y de todo el equipamiento que interviene en la operación. El llamado es a realizar estos servicios con empresas especializadas, ya que asegurar la operación para el conductor, la carga, los usuarios de las vías y la comunidad en general deben ser las variables primarias a considerar.
Es por esto que se hace vital la participación de todos los sectores vinculados al transporte para lograr nuestra meta: la disminución de los accidentes y la creación de una real cultura de seguridad en las empresas.
Por: Andrés Cañas, Especialista Sector Transporte y Logística, Asociación Chilena de Seguridad.
Fuente: El Mercurio