Un estudio realizado en Inglaterra por la compañía de seguros More Than Smart Wheels, en colaboración con el psicólogo Simon Moore, determinó que mientras más letra tenga una canción, más afecta a la concentración para conducir.

Para la muestra se entrevistó a 1.000 conductores, entre 17 y 25 años, a quienes les analizaron las imágenes cerebrales de seguridad cognitiva mientras manejaban simuladores de conducción escuchando diferentes tipos de música. Concluyeron que los tracks (pistas) instrumentales son mejores que las canciones cuando se maneja, ya que la letra de estas últimas es un elemento distractor.

Mucha letra: según Alexis Espinoza, neurólogo del Hospital Mutual de Seguridad, esto puede ocurrir cuando la letra que se escucha es significativa para la persona, “lo cual implica que la capacidad de concentración compita con la conducción”. Por eso, para manejar recomienda la música clásica o electrónica, la cual “tiene un patrón general y está comprobado que no altera los sistemas de atención y concentración”.

Juan Carlos Torres, director de extensión académica y cultural de la U. Central y director del festival de Jazz de Providencia, afirma que “una de las características inherentes del jazz es que incita a la concentración”. Recomienda, por ejemplo, el álbum “Blue Train”, de John Coltrane.

La doctora Christiane Zschaeck, otorrinolaringóloga y profesora de la Facultad de Medicina de la U. Diego Portales, aconseja la música barroca (Bach, Handel). “Tiene poca letra y una velocidad entre los 50 y 60 bpm (beats por minuto, igual a las pulsaciones del corazón por minuto), lo que estimula la concentración porque va al mismo ritmo en el que trabajan las ondas cerebrales”.

Baje el volumen: el estudio recomendó mantener el volumen de la música en el auto por debajo de los 107 decibeles (db) para evitar la distracción. Como ejemplo, 100 db entrega la sirena de la policía.

Pero según el sicólogo Federico Schumacher, profesor de la U. Diego Portales, “107 decibeles es extremadamente fuerte. Un concierto de rock en vivo alcanza esos peaks de intensidad sonora y si usted va dentro de un automóvil, es casi para explotar”.

“Desde los 80 decibeles hacia arriba, el sonido es equivalente al de la música en una discoteca” y es causante de trauma acústico, afirma la doctora Zschaeck. Agrega que la concentración al conducir se puede ver alterada cuando se produce este problema.

En general, “el volumen no debe sobrepasar el nivel de los sonidos que nos pueden dar aviso de una emergencia en la carretera, como una bocina, sirenas o gritos”, recomienda el ingeniero en sonido Fernando García, director de la carrera de Ingeniería en Sonido del DuocUC (sede San Carlos de Apoquindo).

Lo rápido distrae : de acuerdo con el análisis hecho en Inglaterra, cuando se maneja lo ideal sería escuchar canciones que tengan entre 50 a 80 bpm. ¿Cómo medirlos? Fernando García explica que para saber cuántas pulsaciones tiene una canción la fórmula es simple: “las personas en forma inconsciente tienden a seguir el pulso de una canción, ya sea con el pie, las palmas o la cabeza. Solo es cosa de contar cuántos movimientos o golpes hay en 15 segundos y multiplicar ese número por 4”.

El trabajo determinó además que, aunque la música acelerada (más de 130 bpm) puede provocar un accidente al conducir, también escuchar canciones muy lentas puede hacer más lentas las reacciones.

Felipe Arriagada, vocalista de la banda “The Suicide Bitches”, que se presentó este sábado en Lollapalooza, concuerda con lo anterior. “Escuchar música rápida te hace conducir acelerado. El rock o el punk no son estilos muy recomendables para manejar”, dice.

 

Fuente: LUN