Desde que la economía chilena comenzó a entregar señales serias de deterioro, con tasas de crecimiento por debajo de 2%, un precio del cobre que por momentos se transa a menos de US$ 2 la libra y un Estado cuyas finanzas se ven cada vez más estrechas para seguir apuntalando la generación de empleos, los economistas comenzaron a augurar días oscuros para el mercado laboral.

Sin embargo, la «profecía» no se ha cumplido. Entre mayo y diciembre de 2015, la desocupación anota seis meses de bajas consecutivas, pasando de 6,6 a 5,8% en este periodo. Y hay que remontarse a 2013 para encontrar cifras de desempleo más bajas que las que el mercado exhibe hoy, cuando la encuesta del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) reportó una desocupación de 5,7%.

«El mercado del trabajo sigue mostrando fortaleza», señaló la ministra del Trabajo, Ximena Rincón, apenas se conocieron las últimas cifras de desocupación. Los números del INE son dudosos, replicaron sectores de oposición que ven algo anómalo en un escenario en que la desocupación cae mientras el país no crece. Para otros, todo se debe a que el Estado se ha erigido durante el último año en el principal generador de puestos de trabajo, lo que no ha dejado ver el deterioro del empleo privado.

Puede haber algo de todo eso -dicen los expertos-, pero la razón de fondo es otra: el mercado laboral sí se ha visto seriamente afectado por el frenazo económico, lo que se expresa en dos variables fundamentales: el número de horas efectivamente trabajadas ha disminuido de manera pronunciada en los últimos meses, y dos, cada vez, más chilenos han tenido que adelantar su decisión de jubilar ante la imposibilidad de encontrar un trabajo.

Las cifras oficiales así lo muestran: en diciembre de 2010, el 28,7% de los ocupados trabajaban más de 45 horas a la semana -una jornada semanal completa, más horas extraordinarias-, cifra que descendió a 21,6% en diciembre de 2015. En la práctica, solo dos de cada diez chilenos están desempeñando un trabajo de jornada completa o más; es decir, 1,7 millones de trabajadores de un total de 8,1 millones de ocupados.

Esto significa que 353 mil personas que hace cinco años tenían empleos de jornada completa, e incluso hacían horas extraordinarias -lo que les permitía aumentar sus ingresos-, hoy no lo tienen. De hecho, el promedio de horas efectivamente trabajadas en Chile es del orden de 38,8 horas a la semana.

El mercado laboral no es resiliente

Según la economista de Libertad y Desarrollo, Cecilia Cifuentes, claramente el mercado laboral está golpeado por la desaceleración económica, y no es efectivo que sea resiliente, como ha señalado el Gobierno: «Durante el periodo de mayor crecimiento aumentaron las horas extraordinarias. Ahora se ve una disminución, que es una forma de ajuste que no se refleja en la tasa de desempleo. Hay un aumento de la gente que trabaja a tiempo parcial de manera involuntaria (47% de todos los que trabajan a jornada parcial querría trabajar más). Deberíamos sacar una tasa de desempleo corregida», afirma.

Estas cifras -agrega Cifuentes- también demuestran la rigidez del mercado laboral: las empresas mantienen dotaciones ajustadas, y en momentos de expansión optan por aumentar el uso de las horas extraordinarias en lugar de contratar más trabajadores, entre otras cosas, por el costo del despido.

Una opinión distinta tiene el profesor de derecho laboral de la Universidad Diego Portales José Luis Ugarte, quien considera que es lógico que en un periodo de menor actividad económica la gente haga menos horas extraordinarias, pero cree que no hay antecedentes suficientes para afirmar que ese sea el mecanismo de ajuste principal.

Esto -explica-, porque el uso de horas extraordinarias está limitado por la ley -máximo de 12 horas a la semana-, lo que impediría a las empresas ajustarse sin restricciones a través de las horas de trabajo y, segundo, porque después del periodo de pleno empleo de 2012-2013 (bajó hasta 5,7% durante algunos meses), sí hubo un incremento de la desocupación, que se ubicó en 6,7% a mediados de 2014.

Remuneraciones crecen menos de la mitad

El deterioro del mercado laboral encuentra un correlato directo en los ingresos de los chilenos. Según cifras del INE, las remuneraciones reales crecieron 1,5% entre enero y noviembre de 2015, cifra que es menos de la mitad de lo que crecieron en 2012 (4,7% en términos reales), cuando el país crecía a tasas cercanas a 5%.

Según el economista de la Universidad de Chile Alejandro Alarcón, el frenazo de las remuneraciones no solo se relaciona con que los chilenos están trabajando menos horas, sino también con la mala calidad del empleo que la economía está creando: «Se están generando empleos por cuenta propia, que es muy vulnerable, mal pagado y que se hace generalmente en las calles, y empleo público, que también es de baja productividad», afirma.

Inactivos por jubilación crecen casi 10% en un año

El enfriamiento del mercado laboral también se expresa en un aumento de las jubilaciones. Mientras en el periodo de mayor expansión económica los chilenos optaron por postergar su jubilación y mantenerse en el mercado laboral, hoy esa alternativa se hace cada vez más difícil. Ante la imposibilidad de conseguir un empleo, cada vez más chilenos optan por adelantar su decisión de jubilar, con lo cual no figuran estadísticamente como desocupados.

Entre 2012 y 2013, el número de inactivos por jubilación cayó 5,35%; entre 2013 y 2014 aumentó 7,53%, y entre 2014 y 2015 se expandió 9,24%. Esto significa que 58 mil personas se retiraron del mercado laboral por esta razón en solo un año.

«Esas personas antes tenían trabajo y tenían un salario más atractivo. Pero ahora no tienen trabajo o, en el mejor de los casos, los salarios que les están ofreciendo son bajos; pueden ser tan malos como las pensiones, así que optan por jubilar», dice Alejandro Alarcón.

 

Fuente: El Mercurio