Caer en los brazos de Morfeo estos días puede ser una tarea sofocante. Con jornadas que superan con creces los 30º C, las noches del verano también se han caracterizado por altas temperaturas que a más de alguno no han dejado conciliar el sueño tranquilo.

«Dormir tiene varios factores que lo condicionan, y la temperatura es muy importante para regular el sueño», explica el doctor Christian Vuskovic, director técnico de la Unidad de Calidad de Vida de la Mutual de Seguridad CChC. Según el especialista, el organismo descansa mejor en un ambiente cercano a los 20º Celsius.

Un mal dormir tiene un impacto inmediato en la lucidez, concentración y rendimiento de las personas al día siguiente. Y a largo plazo se sabe que esta condición puede incidir en problemas crónicos, como mayor riesgo de obesidad, diabetes o hipertensión, por citar algunos ejemplos.

Lograr entonces un buen ambiente nocturno en la habitación es esencial en estos días cuando una ola de calor azota de Coquimbo hasta el Maule.

La opción más sencilla es generar flujos de aire fresco al interior del dormitorio, abriendo ventanas o puertas en la medida de lo posible y «evitando que esa corriente pase por el cuerpo, ya que puede generar un exceso de frío que se traducirá en un posible malestar, y también afecta el sueño», dice Vuskovic.

El uso de ventiladores puede ser de manera similar. Lo importante en estos casos es apuntar el flujo de aire en dirección a una puerta o una ventana, para favorecer la salida de aire cálido desde el interior.

Quienes cuentan con sistemas de aire acondicionado deben programarlos a una temperatura cercana a los 22º e, idealmente, apagarlo antes de ir a dormir. «Dejarlo encendido toda la noche puede generar un exceso de frío innecesario, sobre todo hacia el amanecer, cuando baja la temperatura ambiente, lo que además puede predisponer a infecciones gripales», precisa el doctor Jorge Lasso, neurofisiólogo experto en trastornos del sueño del Hospital del Trabajador ACHS.

Usar pijama o ropa suelta de algodón es recomendable, por sobre los de telas sintéticas, que generan más calor y sudor, lo que incide en una posterior deshidratación.

Al respecto, es vital hidratarse durante el día -dos litros en promedio en un adulto-, y no esperar a sentir sed para hacerlo. «El color de la orina es un buen indicador: si sale muy amarilla, es que falta líquido. Lo normal es que sea clara, casi transparente», dice Vuskovic.

Bebidas energéticas, cola o con cafeína no deben ingerirse en la noche, ya que empeoran la calidad del sueño, agrega el doctor Lasso. También hay que evitar los excesos de comida, y en especial aquellas muy grasosas o con demasiada azúcar (ver recuadro), ya que generan vasodilatación, así como mayor sensación de calor y sed.

Los expertos agregan que para una buena higiene del sueño hay que evitar estímulos en el dormitorio, como televisores, computadores o celulares, ya que las pantallas proyectan luz azul, que interfiere en la producción de melatonina, hormona encargada de la inducción del sueño.

 

Fuente: El Mercurio