Solo diez minutos. Ese fue el tiempo que una madre de Lo Espejo dejó sola a su hija de ocho meses en una piscina armable, en su casa, antes de encontrarla ahogada. Fue el domingo. La lactante estaba sobre un flotador cuando, aparentemente, se dio vuelta y se sumergió.

Algo similar ocurrió un día después en Pucón, cuando un niño de dos años murió al caer a una piscina de una casa de veraneo. Sus padres solo se dieron cuenta de la emergencia cuando notaron la ausencia del menor.

«En estos casos, hay una delgada línea que separa la vida de la muerte. Actuar rápido hace la diferencia, pero prevenir y aprender primeros auxilios es igual de importante», advierte Patricio Acosta, presidente de la Cruz Roja Chilena (ver infografía). De todos los accidentes que ocurren en el agua, precisa, el 60% tiene consecuencias fatales.

Distinto es el caso de las piscinas públicas, que están obligadas a contar con salvavidas y son fiscalizadas por la autoridad sanitaria. Carlos Aranda, seremi metropolitano de Salud, detalla que en lo que va del año ha habido 34 inspecciones, las cuales han dado origen a 22 sumarios sanitarios y a dos prohibiciones de funcionamiento. Estas últimas pueden terminar en multas de hasta mil UTM, es decir, casi 50 millones de pesos.

«Además de las consideraciones sanitarias, lo importante es que los padres tengan en cuenta otras condiciones, como la existencia de salvavidas, salas de primeros auxilios y personal calificado para actuar frente a una emergencia», señala Aranda.

 

Fuente: El Mercurio