En los últimos días las Isapres han anunciado cantidades exorbitantes de pérdidas, las que ellas atribuyen, entre otras, a la judicialización de las cotizaciones.

Puede que las Isapres tengan algo de razón, pero éstas no pueden dejar de tomar en cuenta que las facturas que ellas pagan a clínicas y hospitales son facturas que en un alto porcentaje contienen cobros excesivos, cobros duplicados o procedimientos y servicios médicos que jamás fueron prestados.

Todas estas “equivocaciones” le cuestan a las Isapres miles de millones de pesos, costos que en gran parte éstas transfieren a sus afiliados.

En más de una ocasión el SERNAC y reportajes en los medios de comunicación han hecho público los exorbitantes cobros de clínicas y hospitales y las sorprendentes diferencias de precios entre unos y otros por similares procedimientos o servicios. Abundan, también, los casos de pacientes que llegan a hospitales y clínicas con un simple y rutinario resfriado, o con un esguince en un tobillo y son sometidos a los procedimientos más costoso y complejos. No obstante la evidencia de abusos por parte de clínicas y hospitales, las Isapres nos hacen pensar que ellas no disponen de eficientes programas de control ni de auditorías diseñadas para prevenir, identificar y procesar facturas indebidas.

En la Región Metropolitana, posiblemente a través de todo el país, las prácticas abusivas brillan en las más “prestigiadas” clínicas de salud que de una forma u otra engañan a través de cobros cuestionables o procedimientos médicamente innecesarios. También brillan los médicos que emiten falsas licencias médicas a pacientes sinvergüenzas, otro motivo de grandes gastos para Isapres y sus afiliados.

Por: Hugo Zamorano

Fuente: Estrategia, Cartas al director