En el debate en torno a la débil gestión del Ministerio de Salud en materia de inversión, se ha relevado la importancia de contar con infraestructura y su positivo impacto en el desarrollo, así como en la calidad de vida de la población. De no revertirse el déficit de inversión en infraestructura, tendrá un impacto en la capacidad de crecimiento, competitividad y productividad de Chile.

Si a comienzos de siglo el déficit alcanzaba US$ 11.000 millones (el equivalente al total del presupuesto de salud o educación este año), las proyecciones para 2018 revelan que la brecha aumentaría a US$ 100.000 millones de seguir con el patrón actual de inversión; vale decir, se multiplicaría por nueve.

En momentos que el crecimiento es bajo y no se cuenta con recursos públicos suficientes, es esencial fortalecer el sistema de concesiones. Ello liberaría recursos del Gobierno que podrían ser usados en áreas prioritarias y, al mismo tiempo, aseguraría a la población contar con servicios básicos necesarios.

Esperemos que la agenda de concesiones anunciada por la Presidenta obtenga resultados concretos para contar con mejoras a la regulación, que aseguren un servicio de calidad a un valor adecuado. Esto, sin desconocer las mejoras que se deben realizar al sistema de concesiones para hacerlo más competitivo, en cobros y en relación con la ampliación de obras existentes. De esta forma, se estará dando mayor credibilidad a un modelo que ha contribuido de forma importante a la provisión de bienes públicos en el país.

 

Carta de Trinidad Lecaros C., Economista Instituto Libertad

 

Fuente: La Tercera