El hecho generó decepción en el mundo empresarial. La jefa de Estado recibirá este viernes a la directiva de la Sofofa en La Moneda.

Por Equipo de Economía y Política.

Sin embargo, durante el día las versiones sobre las razones de la inasistencia de Bachelet dieron para todo, especialmente considerando que hace más de tres meses que la reunión estaba en agenda y que tradicionalmente los jefes de Estado han asistido al referido encuentro.

Fuentes de gobierno señalaban, incluso, que la decisión de no asistir fue tomada por la misma Jefa de Estado “en solitario” y que la idea fue enviar un mensaje de autonomía de los sectores empresariales y de que está “retomando” su liderazgo. Asesores de Palacio comentaron que la Presidenta, en esta lógica, buscaba imponer “su agenda de actividades”.

Pero lo cierto es que las relaciones entre el Ejecutivo y los gremios empresariales hace mucho no están en su mejor momento.

Si bien las últimas semanas han estado marcadas por reuniones entre ambos estamentos, como la polémica cita en el Centro de Estudios Públicos (CEP) y la del martes en Palacio con la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), hay desazón en parte del sector privado por lo que consideran un discurso de “realismo sin renuncia” que se ha reafirmado, por ejemplo, con las indicaciones presentadas por el gobierno a la reforma laboral, y el anuncio de la reforma constitucional realizado por la jefa de Estado la semana pasada.

Los empresarios, liderados por la Sofofa y la misma CPC han planteado insistentemente su descontento con el gobierno y su programa, ya que consideran que no han sido “escuchados” en la discusión de algunas de las reformas hoy en trámite, siendo críticos -en algunos puntos- de la gestión de los ministros de Hacienda, Rodrigo Valdés, y del Trabajo, Ximena Rincón, en lo relativo a la reforma laboral.

La noche del martes, otro gremio industrial, como es la Asociación de Industrias Metalúrgicas y Metalmecánicas (Asimet), cuestionó los cambios impulsados por la actual administración en su cena anual. En este contexto, el presidente del gremio, Juan Carlos Martínez, habló de un modelo de “radicalización refundacional”.

Fuentes de Palacio comentaron que en esta nueva lógica de poder, con una presidenta intentando recuperar el liderazgo y apoyo perdido luego de la polémica por el caso Caval, Bachelet tomó la determinación de no asistir a modo de “protesta” por las ya constantes críticas del sector privado a los proyectos propuestos por La Moneda.

La gota que habría colmado el vaso, dicen fuentes cercanas, fueron las duras críticas que expresó el mundo empresarial al cronograma de cambios constitucionales anunciados en cadena nacional por la mandataria, advirtiendo que aumentará la incertidumbre por los próximos dos años.

A esas alturas, ya ministros de Estado habían coincidido en comentar las “destempladas” opiniones de los privados en el marco de las indicaciones al proyecto laboral, hoy en trámite en el Senado.

El reencuentro

Entre tanto trascendido, la mañana de ayer la presidenta dio las primeras señales de que la cita en CasaPiedra no estaba dentro de las prioridades en la agenda de Palacio de la jornada del miércoles.

“Voy a ver si alcanzo a ir, porque voy a Aysén ahora”, dijo la mandataria en entrevista con Tele13 Radio, pero anticipó que este viernes sostendrá una reunión con el gremio fabril en La Moneda, la que está confirmada por las distintas partes.

Adicionalmente, mañana se realizará en el Edificio de La Industria un encuentro empresarial entre Chile e Italia, en el marco de la visita del primer ministro de ese país Matteo Renzi, en que el está confirmada la participación de la Presidenta y el timonel de Sofofa.

Sin embargo, el daño ya estaría hecho -dicen algunos- y no son pocos los dirigentes empresariales que, en privado, vieron en la ausencia de la mandataria un “desaire” al gremio fabril. Esto, pese a que el tono del discurso del ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, se entendió como un llamado al diálogo.

Valdés y nueva Constitución: «Esta casa debe ser de todos y deben caber todos»

«Tengo el honor de hablar hoy frente a ustedes por encargo de la presidenta Bachelet, quien me pidió representarla ya que su visita a la región de Aysén ha impedido hoy su participación. El gobierno es uno solo. Me acompaña un importante grupo de mis colegas ministros, porque como gobierno nos interesa acompañar al sector privado en sus actividades y escuchar su mirada sobre el país», dijo el ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, al iniciar el discurso en la cena de la Sofofa, donde -cómo el mismo dijo- llegó en representación de la mandataria.

Así en un gesto que fue interpretado como un intento por restarle dramatismo a la ausencia de la Jefa de Estado al evento, el jefe de la billetera fiscal no sólo se refirió al complejo escenario económico que enfrenta el país, además de defender las transformaciones que lleva gobierno, también relevó el «rol insustituible» del empresariado en la búsqueda de nuevos negocios y oportunidades para dinamizar el crecimiento. «Para que nuestro país vuelva a exhibir tasas de crecimiento más elevadas se requiere del empuje decidido del sector privado».

Previamente, Valdés había destacado los pasos dados por el gobierno en materia de política fiscal para reimpulsar el crecimiento, además de la implementación de medidas en innovación y productividad, entre otros.

Al referirse a las reformas impulsadas por el gobierno, destacó que además de «hacerse cargo de los desafíos que tenemos como país», se está «velando por los equilibrios (…) procurando establecer los incentivos que se necesita para invertir y crecer» y que «estamos siempre dispuestos a escuchar y ser convencidos».

Sobre la laboral, valoró el aporte de la Sofofa en la discusión legislativa, mientras que respecto del proceso constituyente dijo que «si una nueva Constitución deja a la centro derecha, al empresariado, u otro grupo con un sabor amargo como el que la centro izquierda ha sentido bajo la Constitución actual, habremos fracasado. Esta casa debe ser de todos y deben caber todos», lo que le significó un espontáneo aplauso de los asistentes.

Al final, el ministro reafirmó el llamado al diálogo.