La ministra del Trabajo, Ximena Rincón, es crítica del rol de parte del sector privado, aunque advierte disposición a nuevas enmiendas al proyecto. Desestima diferencias con Hacienda y defiende la negociación colectiva en BancoEstado.

Por César Valenzuela y Carlos Agurto.

“Somos un equipo”, dice la ministra del Trabajo, Ximena Rincón, sobre la relación con su par de Hacienda, Rodrigo Valdés, en la discusión del proyecto de reforma laboral. La secretaria de Estado enfrenta las dudas sobre el apoyo o no de su cartera al acuerdo de la bancada de senadores pro pyme -que incluyó el respaldo de senadores de la DC, el PS y el PPD y en el que participó Valdés-, que contempla un aumento de ocho a 25 trabajadores en el quórum exigido para la constitución de sindicatos en firmas pequeñas y la posibilidad de que en éstas subsistan grupos negociadores distintos a los sindicatos. Asegura que el aumento del quórum es “algo a debatir” y es categórica en señalar que “la indicación sobre grupos negociadores nunca fue conversada conmigo”.

Rincón es crítica sobre el rol de una parte de los empresarios en la discusión laboral y reivindica la negociación colectiva de BancoEstado, que ha sido objeto de cuestionamientos por el sector privado. Con todo, dice que en el gobierno hay disposición a nuevos perfeccionamientos al proyecto.

¿Usted conocía el contenido, y respaldó o no, las indicaciones acordadas por la bancada pro pyme a la reforma laboral?

Las indicaciones se conocieron una vez que se presentaron. Nosotros, como Ejecutivo, hemos respaldado siempre que se logren acuerdos que sean importantes e interesantes para el país y así lo ha dicho el ministro Rodrigo Valdés.

¿No hay ningún respaldo por ahora del Ejecutivo o el Ministerio del Trabajo a esas indicaciones?

Nosotros como Ejecutivo siempre vamos a respaldar aquellas cosas que son importantes para el desarrollo del país. El Ejecutivo no conocía el detalle de las indicaciones y así lo ha manifestado el propio ministro Valdés. Lo que respaldó el ministro, y por lo tanto el Ejecutivo, es la idea de que se logren acuerdos importantes para el país.

¿Le sorprendió entonces el contenido del acuerdo?

No, no nos sorprendió. De hecho, muchas de las indicaciones que ha presentado la bancada pro pyme ya estaban plasmadas en las indicaciones del Ejecutivo. Creo que eso se lo puede preguntar a la Conapyme, Rafael Cumsille, Carlos Boada -que es el asesor que la Conapyme nos puso como contraparte- y en su check list puede dar fe de que el Ejecutivo ya había hecho suyas muchas de las indicaciones.

Y ahora, conocido el contenido, ¿cuál es su opinión?

Hay cosas que perfeccionar, que técnicamente requieren de una redacción adecuada, y hay otras que van a ser parte del debate parlamentario.

Dentro de las indicaciones de los senadores destaca la que eleva el quórum sindical en las Mypes y la posibilidad de que puedan subsistir paralelamente grupos negociadores…

La indicación sobre grupos negociadores nunca fue conversada conmigo, y tanto Carlos Boada como Rafael Cumsille lo saben. En las reuniones que nosotros tuvimos, como Ministerio del Trabajo, ese tema nunca estuvo presente.

Ese tema se debe discutir en el seno de la Comisión de Trabajo. Lo peor que puede pasar es que nosotros neguemos que en el Parlamento es donde se debaten los perfeccionamientos.

¿El aumento del quórum sindical sí fue analizado?

Fue un tema que se planteó muchas veces y para el cual el Ejecutivo no tuvo espacio para presentarlo como indicación.

¿Qué van a hacer ustedes respecto de esas indicaciones?

Ser parte del debate en la Comisión de Trabajo.

¿Han tomado la decisión de respaldarlas o no?

Nosotros siempre hemos entendido, y lo saben la CUT, las pymes y los senadores, que en tanto se logren acuerdos transversales pueden contar con el apoyo del Ejecutivo. Este es un tema que hablaron todos los senadores con los distintos actores y sobre el cual, lamentablemente, no se logró una posición única. Por tanto, los senadores entendieron que ellos sí podían construir una indicación, que son las que han presentado, y eso será parte del debate en la comisión.

¿De dónde surgió la indicación que permite grupos negociadores paralelos en Mypes?

No lo sé. De verdad.

¿A usted le incomodó la manera en que se presentó este acuerdo?

No, para nada. ¿Han visto que he emitido algún juicio negativo? Yo creo en el trabajo parlamentario, fui senadora.

¿Por qué no participó entonces de esa presentación?

No es un tema que creo tenga sentido de abordar hoy.

Pero es relevante, porque da la impresión de que los ministerios de Hacienda y Trabajo no tuviesen una sola opinión sobre el tema…

El Ministerio de Hacienda ha manifestado la opinión del gobierno en esta materia y es que apoya todo aquello que sea importante para el desarrollo del país.

Según la CUT, parte de esas indicaciones desvirtúan lo que se ha denominado el corazón de la reforma…

Insisto, el tema de los grupos negociadores en las pymes nunca estuvo en los temas que conversó este ministerio con las pymes.

¿El aumento del quórum es debatible? ¿Se puede llegar a alguna fórmula intermedia?

Ese tema estuvo siempre presente, desde el origen del proyecto. En algún minuto se pensó aumentar de ocho a 16, pero esa idea no prosperó. Después se habló de 20, después se volvió a insistir con los 25. Creo que eso es algo que vamos a debatir en el seno de la comisión.

¿Hay espacio para nuevas modificaciones por parte del gobierno?

Sabemos que durante el debate se van construyendo acuerdos que requieren después introducir indicaciones posteriores que recojan esos acuerdos. Entonces, en el debate, probablemente, van a surgir nuevos temas que requieran perfeccionamientos o adecuaciones.

Diálogo

Los dirigentes empresariales señalan que ha habido poco diálogo con el gobierno. El presidente de la CPC, Alberto Salas, pidió que “por favor los escucharan”.

Creo que es cosa de mirar las indicaciones para ver cómo los hemos escuchado y cómo hemos recogido todas esas cosas que parecen razonables.

Pero cuando los empresarios plantean su intención de reunirse con la Presidenta para discutir la reforma laboral, ¿no siente que es una manera de decir que en Trabajo no son escuchados?

La modernización de las relaciones laborales es una reforma que desde su inicio ha sido llevada por los dos ministerios.

¿Pero quién representa al Ejecutivo en la negociación de la reforma laboral?

Somos un equipo. Lo que se habla en este ministerio se comparte con el ministro Valdés y viceversa.

¿No tiene la impresión de que usted tiende a coincidir más con la CUT que con el ministro Valdés?

Tengo tantos años en política que mi relación con los distintos actores es de larga data. Me conoce Arturo Martínez, que era presidente de la CUT cuando yo era superintendenta de Seguridad Social, y Bárbara Figueroa, con la que nos conocimos cuando yo era senadora. Pero también Hermann von Mühlenbrock (presidente de Sofofa) me conoce hace más de 20 años, y también Alberto Salas (presidente de la CPC). Podría nombrar a muchos. Son gente que me conoce, porque llevo harto tiempo en política, a diferencia de Rodrigo (Valdés), que es más joven en la política.

El sector privado ha apuntado a la reciente negociación colectiva de BancoEstado como un ejemplo de lo que podría pasar con un fortalecimiento del poder sindical ¿Cuál es su lectura?

Que la negociación de BancoEstado se hace con la actual legislación, por lo tanto, no sé cuál es el temor que se ve con la reforma.

Probablemente, profundizar el poder de los sindicatos…

Imposible, tiene un 98% de sindicalización. ¿Va a cambiar el balance de las fuerzas? Me extraña que algunos reclamen porque los trabajadores hayan logrado buenas condiciones y no lo hicieron en el pasado. cuando lo lograron también. ¿Por qué no reclamaron antes? Sé que son algunos, no es la generalidad.

Los empresarios plantean que fortalecer la negociación colectiva y el poder del sindicato podría llevar que la situación de BancoEstado sea más común.

La verdad es que no los vi reclamar en años anteriores, cuando se llegó a acuerdo entre el sindicato y el directorio de BancoEstado en la negociación colectiva. Que los trabajadores tengan mejores niveles de remuneraciones, mejores condiciones de trabajo, no es malo para la economía. Significa que va a cambiar la distribución del ingreso y esa es la pregunta de fondo que debemos hacernos. Cuando uno lee o conversa con gerentes de algunas empresas, la verdad es que no están asustados o espantados con la reforma, porque negocian con sus sindicatos, tienen relaciones laborales permanentes, niveles de confianza y de diálogo instalados en sus empresas.

¿Hay una diferencia entre lo que le dicen privadamente y públicamente algunos empresarios?

Creo que en algunos empresarios, no en todos, hay casi una obsesión por derribar esta reforma, esta modernización de las relaciones laborales, como un objetivo en sí mismo, sin reconocer que como país debemos asumir que estamos bastante atrasados en esta materia y que, por tanto, necesitamos una modernización de la legislación. De hecho, cuando uno se sienta con los empresarios a explicar el detalle de las modificaciones, hay matices. Le aseguro que si en una indicación prohibiésemos la huelga, nos estarían aplaudiendo de pie, pero eso sería negar un derecho consustancial a la negociación colectiva. Como eso no lo lograron, nos siguen pegando, pero tienen que entender que un empresario necesita tener buenas relaciones con sus trabajadores.

En todo caso, sí hemos tenido voces que sí hablan bien de la reforma. (Roberto) Fantuzzi, (Jorge) Awad, el presidente de Masisa (Roberto Salas).

Pero los principales gremios del sector privado critican la reforma.

Perdón, cuando hay empresarios que hablan a favor, ¿no son relevantes? Cuando hay otros que hablan en contra, son muy relevantes. Cuidado, yo creo que hay más de los que uno imagina, pero como aquí se estigmatiza y si se habla bien de una reforma que es importante para los trabajadores se sufre una suerte de castigo por los pares, probablemente se quedan muchos callados. Pero yo lo que veo, y me lo han dicho a mí en reuniones privadas, es que en las relaciones que tienen con sus trabajadores, la verdad es que lo que está haciendo la reforma no es distinto de lo que ellos ya hacen con sus trabajadores y sindicatos.

Como sea, la negociación en BancoEstado causó molestia en Hacienda y terminó gatillando la salida del presidente del banco, Guillermo Larraín.

Creo que el rol que le tocaba jugar a Guillermo (Larraín) era supercomplejo. A lo mejor, si no hubiese llegado a acuerdo hubiésemos tenido una huelga muy difícil y hubiese salido igual de su cargo por la huelga. Son preguntas que no tienen respuestas hoy, porque ya ocurrió lo que ocurrió.

¿Usted le planteó a Larraín que no era conveniente que se llegara a una huelga en medio de la discusión de la reforma laboral?

No. Nunca. Y se lo puedes preguntar a él. Eso que se ha insinuado que habría tenido un supuesto respaldo político no es efectivo. No era con la ministra del Trabajo con la que tenía que conversar estas cosas. Y son, además, rumores, no hay nadie que pueda afirmar algo así.

Ministra, tampoco la CUT le ha dado su apoyo total a la reforma. ¿Cómo interpreta que la reforma no genere consenso ni en empleadores ni trabajadores?

Es un buen signo de que los ministerios del Trabajo y Hacienda están encauzando una reforma que lo que pretende es nivelar la mesa, establecer equilibrios y resguardar los derechos de los trabajadores, pero también el derecho al trabajo. Eso supone asumir desafíos y tomar decisiones que no van a dejar a todos contentos en un 100%. Estamos tratando de tener una buena legislación para el país, que permita resguardar derechos fundamentales y restablecer equilibrios en la relación laboral.

Competitividad laboral

El último informe del World Economic Forum (WEF) sobre competitividad rebajó la posición de Chile y afirmó que donde más terreno perdía era en la eficiencia del mercado laboral. ¿Están considerando ese diagnóstico como gobierno?

Estamos revisando esos resultados. Nos pareció una alerta importante, primera vez que ese tema está sobre la mesa en nuestra unidad de Estudios y esperamos emitir una opinión sobre el tema próximamente.

¿Va a haber alguna iniciativa tendiente a abordar estos temas?

Son materias que estamos trabajando en el comité económico que preside el ministro Valdés. La Presidenta Bachelet está muy pendiente de nuestro trabajo y los temas de desarrollo productivo, de destrabar proyectos, está encima de la mesa en el trabajo semanal. Deberían venir anuncios más adelante.

Hace algunas semanas, su sucesor en la Segpres, Nicolás Eyzaguirre, hizo una autocrítica respecto de la cantidad de reformas que se impulsaron de manera simultánea y el espacio de discusión que hubo para algunas de ellas. ¿Comparte esa mirada?

Hoy tenemos la posibilidad de enfrentar una discusión de presupuesto que no sería posible sin la reforma tributaria, vamos a tener un sistema electoral que no sería posible sin el fin del binominal; habrá voto de los chilenos en el extranjero gracias a la reforma constitucional que hicimos, y así podría seguir. Me siento parte de lo que hicimos en ese minuto, y si bien siempre las cosas se pueden hacer mejor, hay temas en los que hoy no podríamos estar avanzando si no hubiésemos hecho lo que hicimos ayer.

No ha habido un exceso de reformas, entonces…

Es imposible abordar todo lo que el país demanda, porque son muchos temas. Siempre nos va a faltar tiempo, ahora, si me pregunta si se hizo muy aceleradamente, probablemente, pero si no hubiese habido esa presión el primer año, a lo mejor no tendríamos reforma tributaria y todavía la estaríamos discutiendo.