Cada una de sus ramas prevé complejo escenario tras aprobación de actual reforma laboral:

Segismundo Schulin-Zeuthen, presidente de la entidad estatal durante la administración anterior y actual líder de la Asociación de Bancos, le contestó a la ministra Rincón, afirmando que la entrega de «bonos millonarios» no comenzó durante su período.

Por D. Pradel, M. Penaforte y K. Caniupán.

Con fuerza reaccionaron ayer todas las ramas que componen la Confederación de la Producción y el Comercio (CPC) ante el actual escenario que vive el BancoEstado, a raíz de la polémica negociación colectiva acordada por su administración y el pago de un bono por término de conflicto de $6,3 millones, que causó la salida del presidente de la empresa, Guillermo Larraín.

Así lo hicieron notar ayer, durante un seminario organizado por la Sofofa y la CPC, cuando los presidentes de las ramas que conforman el gremio manifestaron su visión. El presidente de la CPC, Alberto Salas, afirmó que esta situación no contribuye a un buen ambiente entre las distintas partes de la empresa. «Uno ve que hay un sindicato que tiene un poder de negociación más alto que lo que puede resistir la empresa. Y en consecuencia, la empresa se ve obligada a estas peticiones en un ambiente que creo que no es de un sano equilibrio», dijo tras reunirse con la ministra del Trabajo, Ximena Rincón.

Desde la Sofofa, el vicepresidente de la agrupación, José Juan Llugany, manifestó que esta situación «marcará un precedente» sobre lo que pasará con la reforma laboral. «No es que estemos en contra de las reformas, sino que estamos en contra de esta reforma, porque consideramos que es muy mala. Lo del BancoEstado nos da toda la razón», dijo. Asimismo, Jorge Mas, presidente de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC), afirmó que la reforma laboral va a generar un desequilibrio entre las partes a la hora de negociar y llegar a acuerdo. «Está claro que el ejemplo del BancoEstado está indicando eso», afirmó.

Patricio Crespo, presidente de la Sociedad Nacional de Agricultura, aseveró que esa negociación se produjo con dirigentes preparados y tradición sindical que tienen una relación larga con sus directivos. Eso deja en una incertidumbre aun mayor al mundo del agro, cuya fuerza laboral tiene una tasa de solo 3% de sindicalización. «Va a ser todo un mundo nuevo que se va a abrir», advirtió Crespo.

En tanto, el presidente de la Cámara Nacional de Comercio (CNC), Ricardo Mewes, sostuvo que las empresas privadas, a diferencia del banco estatal, no podrán enfrentar una situación como esta de costos muy altos, dada la falta de liquidez que tiene la mayoría. «A nosotros los empresarios nos exigen un nivel de responsabilidad grande que lo asumimos y lo aceptamos, pero resulta que hoy día a los dirigentes sindicales no se les está exigiendo nada en términos de responsabilidad; tiene que llegar incluso al nivel de perder sus fueros», afirmó.

Respuesta a «bonos millonarios»

El actual líder de la Asociación de Bancos (ABIF) y quien presidiera BancoEstado durante la administración anterior, Segismundo Schulin-Zeuthen, aprovechó la instancia para responder a las declaraciones que este miércoles realizó la ministra del Trabajo, Ximena Rincón, quien afirmó que «los bonos millonarios» los había instalado el gobierno anterior.

«Lo único que les puedo decir es que pídanle al BancoEstado la información de las negociaciones colectivas de los últimos 20 años. No fue la administración anterior la que inventó los bonos, y, obviamente, los montos dependen de cada momento y la situación que se esté viviendo», contestó.

Schulin-Zeuthen dijo que evaluar la condición de empresa estratégica para BancoEstado es una alternativa para mirar hacia delante. Sin embargo, admitió que esto generaría «una serie de otros problemas con el mundo sindical».

Encuentro
El presidente de la CPC, Alberto Salas, dijo que este caso no contribuye al ambiente, tras reunirse con la ministra del Trabajo. Los desafíos que enfrentará en BancoEstado su próximo presidente, Jorge Rodríguez Grossi
Después de la salida de Guillermo Larraín, el próximo 1 de octubre asumirá como presidente de BancoEstado Jorge Rodríguez Grossi (DC), uno de los hombres de confianza del ministro del Interior, Jorge Burgos.

Pero los desafíos que deberá enfrentar a la cabeza de la firma estatal no son sencillos.

Primero, la última negociación colectiva provocó varios conflictos al interior del banco. El sindicato, esta semana, acusó públicamente malas prácticas de algunas jefaturas: «Observamos con preocupación el tono intimidatorio de la ‘bajada’ que realizan algunos ejecutivos del banco a sus distintos estamentos, sobre el proceso de negociación colectiva». Por esto, el sindicato nacional de la entidad fue enfático al señalar en una declaración que «no aceptaremos que se les pase la cuenta (a los trabajadores) por los importantes logros obtenidos (de la negociación)».

Debido a la filtración de los términos de este acuerdo, varios empleados del banco se han visto expuestos públicamente en sus labores habituales a comentarios negativos que aluden a esta situación, lo que ha generado incomodidad en sus lugares de trabajo.

A esto se suma el quiebre interno por el resultado de la negociación. Si bien los dirigentes informaron el 2 de septiembre que habían llegado a un acuerdo, recién 12 días después publicaron los términos de éste. Esta situación generó cuestionamientos al sindicato en diferentes redes sociales, sobre todo porque algunos trabajadores reclamaban que el acuerdo definitivo se parecía mucho a la contrapropuesta que realizó la empresa en agosto.

La agrupación emitió un comunicado aludiendo a estos cuestionamientos: «Dichas opiniones no sólo cuestionan la integridad de los dirigentes, sino que ponen en entredicho la capacidad e inteligencia de miles de trabajadores que han confiando en ellos, poniendo en sus manos el destino de la organización».

Avanzar a Basilea III

Pareciera ser un tema lejano. Lo cierto es que tanto en BancoEstado como en el gobierno tienen conocimiento de que la empresa no está en el mejor pie para enfrentar los nuevos requerimientos de capital.

BancoEstado requiere recursos adicionales para poder cumplir con las nuevas exigencias, que si bien hoy se analizan en el grupo de expertos convocados por el Gobierno para analizar el anteproyecto de la reforma a la Ley General de Bancos, tiene puntos que serían un «hecho», explican en la industria.

En otro contexto, estos requerimientos «no serían tema», indican, porque permitirían aumentar los indicadores de BancoEstado. Pero con el mensaje -y las medidas- de austeridad y los resultados de la última negociación, no será tan fácil que el Gobierno vuelva a destinar recursos por sobre los ya anunciados -y parcialmente entregados- el año pasado.

Nueva negociación colectiva

El convenio entre la administración liderada por Guillermo Larraín y el Sindicato Nacional se extenderá hasta noviembre de 2017. Si Rodríguez Grossi continúa como presidente de la entidad, deberá enfrentar este proceso, ya que es integrante del comité ejecutivo.

Esa negociación se haría bajo una legislación reformada. Crucial será el debate que comienza la próxima semana sobre la reforma laboral, ya que incluso está la posibilidad de que BancoEstado sea declarado «empresa estratégica» para que la entidad pueda negociar, pero sin la presión de ir a huelga.

Es precisamente la cobertura que alcanza el sindicato -que agrupa al 98% de los trabajadores- la que ha permitido conseguir negociaciones beneficiosas para los trabajadores.

Un alto ejecutivo de la industria explica que, por ejemplo, los cajeros pueden recibir hasta el equivalente a un sueldo adicional gracias a los beneficios obtenidos por el sindicato. No obstante, trabajadores de la entidad explican que también los sueldos del banco estarían por debajo del mercado, por lo que estos beneficios servirían también para retener a sus empleados.

Por eso, este proceso no será sencillo. El sindicato, cuyos dirigentes son expertos en este tipo de procesos, han conseguido exitosas negociaciones colectivas en los últimos años.

La negociación de abril de 2011, el bono de negociación colectiva, más extensión de plazo del contrato colectivo, suman $3,2 millones. En la de 2013, este bono aumentó a $4,5 millones, y la que acaba de finalizar consiguió acordar una cifra de $6,3 millones.

Anteriormente, bajo los gobiernos de la Concertación también hubo avances. La negociación colectiva de 2008, por ejemplo, consiguió un bono por $1,5 millones. En tanto, el proceso anterior, sellado en 2006, consiguió un bono por $1,1 millón.

Fecha límite
La próxima negociación colectiva se realizará bajo este gobierno, porque el nuevo contrato se extiende hasta noviembre de 2017.