En el marco del IV Congreso Empresa y Sociedad 2015 de Icare, denominado «El momento de la introspección»:

En un escenario económico externo cada vez más complejo se repitieron los llamados a la recuperación de las confianzas. Advierten la necesidad de que en las reformas laboral y educacional no se cometan los errores de diagnóstico de otras iniciativas.

Por Mariana Penaforte, Kharla Caniupán y Manuel Fernández.

Marcelo Cicali, dueño del bar Liguria, hace encendida defensa de «las bondades del libre mercado»
«¿Por qué la sociedad chilena ha generado esta distinción semántica tan profunda entre las palabras emprendedor y empresario?», fue la pregunta que se planteó Marcelo Cicali, el fundador, dueño y «gerente espiritual» del exitoso bar y restaurante Liguria. O, mejor dicho, de lo que ya es una cadena gastronómica, pues suma tres locales y un cuarto está a punto de ver la luz.

Una pregunta que complica personalmente al propio Cicali, según expuso al cerrar el foro de Icare, en una charla que cosechó permanentes aplausos de un atento público. Es que afirma que hoy, para el chileno medio, ser empresario se asocia a «malas prácticas y arreglines «, mientras el emprendedor se ha convertido en el antónimo, en «el jovencito de la película», sinónimo de innovación y de logros bien merecidos.

«Esta dicotomía es lamentable. (…) Estoy un poco viejo para que me digan emprendedor. Pero me da lata que, por las malas prácticas de unos pocos, no me sienta cómodo cuando me dicen ‘empresario’. Ser empresario debiera ser algo de lo cual sentirse orgulloso. (…) Hoy, con 47 años, tres boliches bastante grandes y un cuarto en camino, con más de 250 trabajadores, sería muy cara de raja si me llamara a mí mismo un emprendedor. Debo, frente a ustedes, confesarme como un empresario», afirmó Cicali.

A su juicio, la diferencia entre ambos conceptos se origina en que «la gran mayoría de los empresarios se ha distanciado de la sociedad en la que viven, se ha distanciado de los valores del libre mercado y, lamentablemente, también se ha distanciado de la propia empresa que dirige».

Lamentó que hoy no todos los empresarios estén involucrados a fondo en la elaboración de sus productos, «con delantal y tapados de harina», como el dueño de la panadería que abastece a sus locales de «marraquetas crujientes». Apeló a la nostalgia para recordar los tiempos en que los empresarios «caminaban por las calles, saludaban a sus vecinos. Conocían a los clientes y trabajadores, con sus problemas, miedos y sueños; no porque se los dijera un estudio de mercado, sino porque eran parte constitutiva de la sociedad».

Pero el momento que más sorprendió a la asistencia fue cuando asumió un rol inesperado: «Convencerlos de las bondades del mercado».

«El libre mercado excluye el monopolio, la colusión y las prácticas que buscan reducir la competencia. Impone la transparencia como regla esencial. El libre mercado necesita de un Estado regulador y vigilante, que penalice las malas prácticas y asegure a todos iguales oportunidades para competir. Quien busca ganar sin respetar las reglas, no es un verdadero empresario ni un comerciante. Es, simplemente, un aprovechador dotado de una gran legión de abogados, comunicadores y buenos contactos», subrayó.

En esa línea, destacó que las empresas tienen un rol social que va más allá de cumplir con la ley: «Los empresarios seguiremos siendo apuntados con el dedo si no cambiamos el rumbo. No solo seremos ciegos, sino torpes, si no vemos que el modelo requiere correcciones. (…) ¿Queremos que se hable de flexibilidad laboral y de incentivos a la producción? Perfecto, porque ambas cosas son necesarias. Pero discutamos además sobre sindicatos, sueldos dignos, precarización laboral, carga tributaria y sobre nuestro rol en la sociedad. Está bien innovar, crecer, aumentar nuestras utilidades; lo que me gustaría es que lo hiciéramos de frente al país, orgullosos, sabiendo que estamos haciendo bien las cosas».

«Lamentablemente, tengo la impresión de que muchos empresarios no solo se han alejado de la sociedad que los rodea y de los valores propios del mercado, sino también se han alejado de sus empresas».
MARCELO CICALI
DUEÑO Y «GERENTE ESPIRITUAL» DEL BAR Y RESTAURANTE LIGURIA

Bernardo Larraín: «Debemos revalidar la centralidad del crecimiento»
El Chile de hoy presenta «ciertos síntomas preocupantes». Con ese diagnóstico, el presidente de Colbún y vicepresidente de Icare, Bernardo Larraín, inició su análisis respecto del momento de desconfianzas que vive el país y que se ve reflejado, por ejemplo, en una alta abstención electoral y una gran desconexión de la ciudadanía con la política.

Es por ello que llamó a sus pares a ser más activos y asumir una condición de actores relevantes en el debate público y a enfrentar los desafíos colectivos. «Esto, ciertamente incluye al mundo de la empresa. Debemos dejar de suponer que solo emplazando a la política o al Gobierno podremos lograr un cambio de rumbo», afirmó.

Agregó que «la empresa puede seguir emplazando a la política, y la política a la empresa, y quizás no avancemos mucho. Ha llegado la hora de romper ese círculo negativo y estéril de reproches recíprocos», subrayó el también consejero de la Sofofa.

Luego, recalcó la importancia del crecimiento económico para el desarrollo y para seguir en la senda del progreso. «Debemos revalidar la centralidad del crecimiento», dijo. Larraín fue igualmente crítico respecto de las reformas estructurales del Gobierno y la manera de cómo se han llevado a cabo.

«Las políticas públicas, cualquiera sea el noble objetivo que persigan, no pueden soslayar una mirada procrecimiento y proinversión, como lamentablemente ha ocurrido en las reformas que se han planteado en Chile». Destacó que esto estaba en línea con la visión recientemente expresada por un transversal abanico de ex ministros, como Manuel Marfán, René Cortázar, Eduardo Aninat, Felipe Larraín y Andrés Velasco.

«Ha llegado la hora de romper ese círculo negativo y estéril de reproches recíprocos».
BERNARDO LARRAÍN
PRESIDENTE DE COLBÚN Y VICEPRESIDENTE DE ICARE

Guzmán advierte falta de liderazgo para recuperar confianzas
«Lamentablemente, no se ve una persona o grupo de personas con suficiente autoridad para encabezar la recuperación de la confianza. Sin perjuicio de seguir buscando ese liderazgo, cada grupo de la sociedad debe hacerse cargo de su propio ámbito». Con estas palabras, José Antonio Guzmán, ex presidente de la CPC y de AFP Habitat, analizó el escenario que prevalece en el ambiente local.

A su juicio, este panorama es fruto de «gruesos errores cometidos en la conducción política y económica reciente del país y también por parte de algunos empresarios», al punto que «la confianza en el futuro y en la clase política y empresarial se ha debilitado fuertemente».

Agregó que «la enorme transferencia de recursos del sector privado al sector público recién aprobada (reforma tributaria), más allá de su inaplicabilidad práctica, limita seriamente las posibilidades de inversión, creación de empleo y tampoco garantiza el uso eficiente de esos recursos».

Planteó que otras reformas -educación y salud, entre otras- buscan acotar o acabar con la gestión privada, «soslayando los deplorables servicios que ofrece el Estado en esos ámbitos». Advirtió también que «el proyecto de reforma laboral solo busca potenciar a dirigentes sindicales en perjuicio de la sostenibilidad de la empresa y de la mayoría de los trabajadores no sindicalizados».

Puntualizó además que la decisión de elaborar una nueva Constitución sin precisar los alcances «abre una serie de interrogantes sobre el futuro de la propiedad y la iniciativa privada».

Guzmán fue uno de los más críticos de la gestión del ex ministro de Hacienda Alberto Arenas. Ayer destacó una virtud de Rodrigo Valdés en esta cartera: «Le reconozco una virtud importante, que es haber puesto encima de la mesa el tema de la estrechez económica y financiera que vive, y seguirá viviendo, el país. Eso es un mérito».

No obstante, el empresario ligado a la construcción sigue siendo crítico: «Hasta el momento, esto no se ha visto reflejado en decisiones concretas (…) Sigo esperando que esta buena intención se refleje en medidas específicas».

«Al ministro Valdés (Hacienda) le reconozco una virtud importante, que es haber puesto sobre la mesa la estrechez económica y financiera que vive, y seguirá viviendo, el país».
JOSÉ ANTONIO GUZMÁN
EX PRESIDENTE DE LA CPC Y DE AFP HABITAT

Fiscal económico: sanción ejemplar evitaría sensación de impunidad
Una fuerte defensa del rol de la Fiscalía Nacional Económica y del Tribunal de Defensa de la Libre Competencia, como los actores llamados a velar por la economía de mercado, hizo ayer el fiscal nacional económico, Felipe Irarrázabal. Señaló que la economía de mercado necesita un buen árbitro y reglas claras, y que «solo el Estado puede defender los mercados».

De hecho, defendió los cambios legales que impulsa actualmente el Gobierno en la Ley de Defensa de la Libre Competencia.

«Hasta ahora, la ley no ha sido suficientemente disuasiva, porque los beneficios de una infracción son enormes y la probabilidad de detección efectiva es relativamente baja. Nuestra ley tiene un techo de multas», dijo. Agregó que «se requiere en consecuencia leyes más drásticas para cambiar los incentivos de los empresarios; se requiere que les salga carísimo a los empresarios incurrir en infracciones a la libre competencia y así alejarlos de la tentación de formar un cartel o abusar de su posición dominante y empujarlos al arduo, incierto y disruptivo camino de la competencia. Esa es una labor esencialmente legal, por la fuerza de la sanción, en donde la ética puede secundariamente ayudar».

Dijo además que es clave que la sanción sea ejemplificadora y que no exista una sensación de impunidad y de descrédito de la economía de mercado. «Que el desatino y el abuso de unos pocos no tiñan ni contamine al resto que representa la gran mayoría», sostuvo.

Irarrázabal añadió que, tal como los mismos actores la pueden estropear, el Estado también lo puede hacer con sobrerregulaciones, y que hay que evitar este escenario.

«Se requiere que les salga carísimo a los empresarios incurrir en infracciones a la libre competencia, y así empujarlos al arduo, incierto y disruptivo camino de la competencia».
FELIPE IRARRÁZABAL
FISCAL NACIONAL ECONÓMICO

Urzúa destaca importancia de competir en igualdad de condiciones y ve diagnóstico errado en reformas
En Chile hay abusos, desigualdad, casos de colusión, nepotismo y los márgenes de rentabilidad son altísimos. Así de crudo fue el diagnóstico del investigador internacional del centro Clapes UC y académico de la Universidad de Maryland, Sergio Urzúa, durante el seminario de Icare. «La falta de competencia es la enfermedad», dijo.

Urzúa se sumó a las críticas respecto de las reformas y el programa de gobierno.

«Me parece que lo fundamental acá es, primero, reconocer que el diagnóstico fue equivocado, y que, en función de un diagnóstico equivocado, es difícil hacer propuestas correctas», sostuvo. Planteó que el delicado momento que vive Chile por crisis de confianza se dio por una inflación de expectativas de la ciudadanía, por el hecho de no haber efectuado las reformas estructurales a tiempo y el fin del «viento de cola» que proporcionó el precio del cobre más alto.

«Probablemente la forma en que hoy día podríamos evitar la trampa del ingreso medio es apostar por competencia, permitir que toda la gente pueda competir en igualdad de condiciones sin distinguir apellidos, sin diferenciar cunas, familias o parentescos. Competir, competir y competir es la única posibilidad de transitar de una sociedad de acceso limitada a una sociedad de acceso libre», señaló el ex asesor del Ministerio de Hacienda.

Puntualmente, criticó las reformas educacional y laboral.

«Estamos gastándonos millones de dólares en una opción de gratuidad de educación superior que no tiene ningún sentido, que está mal pensada, mal diseñada y, al final del día, no tiene ningún impacto», remarcó. Advirtió también que los costos de una mala reforma laboral pueden ser muy altos para el país. «No solo en empleo, sino en puntos de crecimiento», postuló.

El economista propuso una agenda para que el país avance que incluye una inversión agresiva en Investigación y Desarrollo (I+D), fortalecimiento del sistema de defensa de la libre competencia, creación de una comisión de Valores y Seguros y reforma al Código Civil, entre otras medidas.

Urzúa -quien también es parte de la comisión Bravo sobre reforma al sistema de pensiones- defendió la necesidad de que las comisiones asesoras presidenciales sean evaluadas. Afirmó que es clave que exista un diseño o mecanismo que permita de alguna forma incorporar la posibilidad de tener una evaluación de dichas instancias. «Tenemos comisiones para todo, y si seguimos haciendo las mismas cosas, no vamos a llegar a un puerto distinto. Las comisiones son un canal importante y útil, pero hay que saber aprovecharlo», enfatizó el experto.

«Los costos de una mala reforma laboral pueden ser inmensos. No solo en empleo, sino en puntos de crecimiento».
SERGIO URZÚA
UNIVERSIDAD DE MARYLAND E INVESTIGADOR INTERNACIONAL DE CLAPES UC