Hoy la política pública es más conocida que en 2010, pero obtiene calificación más deficiente que entonces:
Cumplimiento de los plazos de atención es el ítem peor evaluado según la encuesta de la Fundación Jaime Guzmán.
Por René Olivares y Nadia Cabello.
Más conocido, pero peor evaluado. Esa es la imagen que tiene la ciudadanía del plan AUGE, que hoy cumple diez años desde que comenzó a regir, según una encuesta hecha por la Fundación Jaime Guzmán.
La organización consultó a 470 personas de la Región Metropolitana y aplicó las mismas preguntas que hicieron en un estudio similar en 2010. Los resultados mostraron que hoy el régimen de garantías explícitas de salud es más conocido: hace cinco años el 30,27% de los encuestados decía saber de qué se trataba el plan, mientras actualmente esa cifra llega a 37,18%.
Pero a mayor conocimiento, la aprobación del plan cae. Hace cinco años la gente evaluaba con nota 5,2 al AUGE -cuando recién empezaba a cubrir 69 enfermedades- y hoy, con 11 patologías más, le pone un 4,7.
Eso en términos generales, porque en la encuesta también se midieron aspectos del plan relacionados con la calidad y oportunidad de las atenciones y la protección financiera que se ofrece para las patologías garantizadas. En 2010 todos esos ítems eran evaluados con una nota superior a 5 y hoy están por debajo (ver infografía).
Los ítems que más bajaron su calificación (casi dos puntos) fueron el precio que los beneficiarios tienen que pagar y el plazo fijado para la atención, que lograron un promedio de 4,1 y 3,8, respectivamente.
Actualmente el equipamiento del establecimiento médico donde se atienden los pacientes es el aspecto mejor evaluado, y el peor, el plazo de atención.
Sobre estos resultados-que coinciden con las tendencias observadas en análisis hechos por la Superintendencia de Salud- el director ejecutivo de la Fundación Jaime Guzmán, Jorge Jaraquemada, dice que «son un tanto decepcionantes» y que «probablemente ha habido una suerte de decepción sobre cómo está funcionando el AUGE».
A su juicio, entre las causas de esa baja en la percepción de la gente está que «hay escasez de fondos, porque la cobertura de las enfermedades ha sido un poquito populista, en la medida de incorporar más enfermedades sin consolidar lo que estaba. Si el financiamiento no crece, y no lo ha hecho, debes repartir el dinero entre más enfermedades, lo que precariza las coberturas».
Coincide en ese análisis el director del Instituto de Salud Pública de la U. Andrés Bello, Héctor Sánchez, quien plantea que «al aumentar la información y el conocimiento, aumentan las expectativas y el sistema de salud no está a la altura para enfrentar la demanda».
Por eso, Sánchez cree que «la mejor decisión que se puede tomar, como ha dicho este Ministerio de Salud, es que en la revisión del AUGE que corresponde el próximo año, no se sumen más enfermedades, sino ver la forma de mejorar la cobertura de las patologías que ya están incorporadas».
Jaraquemada cree que en términos políticos ha habido una «pugna entre lo que fue el gobierno de Piñera -que privilegió la derivación a privados, que está consagrado desde los orígenes (del AUGE)- y lo que han sido los gobiernos de la Concertación, que no lo han utilizado» y que, en su opinión, ha incidido en que la garantía de oportunidad se deteriore.