Se busca movilidad, interacción y espacios lúdicos:

Especialistas discutieron en Santiago, en la Workplace Conference, los cambios que experimentará el entorno laboral con la irrupción de una generación más conectada de trabajadores.

Por RICHARD GARCÍA.

«La persona es mucho más móvil de lo que era en el pasado, ya no está atada a su puesto de trabajo. Necesita y puede tener otros espacios», asegura Francisco Vásquez. Este arquitecto español es presidente de Workplace Conference, un evento internacional que aborda el futuro de los espacios corporativos y que ayer se realizó en la sede de Microsoft en Santiago.

«Hace 20 años que nos dedicamos a ayudar a grandes y pequeñas compañías a diseñar y apoyar el proceso de adaptar el espacio a la realidad de cómo se trabaja hoy día», cuenta.

No es un tema sencillo. De hecho, pasa en gran parte por un tema generacional. «Las compañías todavía están dirigidas por los baby boomers , que son reacios a estos cambios, pero la generación Y, que nació en una sociedad digital y de movilidad, está irrumpiendo en el mercado laboral. Ya representan el 30% de la fuerza de trabajo y pronto serán más del 50 por ciento», dice Vásquez.

«La oficina dejó de ser una suma de cubículos para albergar personas. Lo que aporta valor hoy son los espacios colaborativos para trabajar en equipo», sostiene Carolina Pérez, gerente general de Contract Workplaces, que desarrolla oficinas que contemplen estas nuevas instancias de colaboración.

Hay distintos puntos de vista. Luis Glas Agueros, director de medios en Chile de BBVA, enfatizó en la conferencia que han optado por eliminar los puestos de trabajo individualizados y promover el trabajo colaborativo, que cada empleado pueda usar cualquier equipo disponible y en cualquier lugar de la oficina. Eso implica desincentivar el uso de impresoras y fomentar la digitalización. Para comunicarse, privilegian el empleo de Google Plus por sobre el correo electrónico y también aplicaciones en sus celulares que les permiten, por ejemplo, reservar una sala de reuniones. Y para los que necesitan trabajar en forma más aislada o hacer llamados personales hay cabinas especiales.

Taca-taca y café

Más que hacer cambios abruptos para innovar porque sí, advierte Fabio Roszczewski, de Ericsson Latam, hay que cambiar primero la cultura laboral. Y tampoco se trata de seguir un modelo único para todas las empresas. Para ilustrarlo, cuenta que en compañías como Google, lejos de eliminar los puestos individuales, estos se mantienen como una forma de ser parte de una comunidad, además se potencia el trabajo en equipo y los contactos con pequeñas cafeterías, salas de estar y hasta juegos.

«Las empresas están incorporando cada vez más espacios que tienen que ver con la distracción», dice Carolina Pérez. Ya casi ningún proyecto deja de lado un espacio para para tomar café, también hay quienes están pidiendo trotadoras y en una oficina que recién habilitaron para Laborum solicitaron un taca-taca. «Son empresas que piensan que la colaboración no solo tiene lugar en el entorno de trabajo, sino también en los momentos de distracción».

El proceso de adaptación tomará años, reconoce Vásquez, pero es irreversible. Para hacer la transición menos dolorosa, el arquitecto sugiere hacer un diagnóstico de cómo se emplea el espacio corporativo, cómo se trabaja y utiliza. A partir de eso, recomienda identificar necesidades, no en cuanto a número de puestos, sino en la actividad real que se realiza. Y tampoco debe ser una propuesta vertical, dice. Su apuesta es por el codiseño. «Se analiza el problema y entre todos se decide qué solución es la mejor. La idea es que la mayor parte de la gente esté contenta».