Empleados cercanos a la etapa de jubilación son el grupo más sensible al ambiente:
La sensación de inestabilidad y de agobio por no tener la misma libertad de años anteriores de cambiar de empleo, son los principales problemas que pueden deteriorar el clima laboral de una empresa.
Por María de los Ángeles Pattillo.
Un clima laboral deteriorado puede reducir la productividad hasta en un 10%, según una investigación realizada por el Instituto para el Estudio del Trabajo (IZA), en Alemania. «No existen en Chile estudios equivalentes, con la misma cobertura y relevancia estadística, pero es posible asumir que los resultados obtenidos son, en términos generales, aplicables a nuestro país», señala el académico de la Usach Guillermo Pattillo.
El economista advierte, por ejemplo, que si el ambiente de trabajo fuera negativo en el 50% de las empresas chilenas, la pérdida anual del país sería de cerca de US$12 mil millones al año. Patricio Millar, gerente de RRHH y Administración de Transbank, reconoce que hoy el entorno laboral, en general, tiene un sesgo hacia la baja: «Aunque nosotros no nos hemos visto afectados, es totalmente visible una depresión en el ambiente y una mayor exigencia por los logros».
Frente al actual escenario de menor expansión económica, es común encontrar dos grandes problemas que se generan en el ámbito laboral, destaca el psicólogo y académico del área de trabajo y organizaciones de la UDP, Rodrigo Gálvez. «La sensación de inestabilidad hace que los trabajadores tengan más momentos emocionales, donde pueden expresar irascibilidad. Si bien algunos funcionan mejor con la presión, otros son más propensos a cometer errores. También pasa que como se sienten reemplazables, muchos no hacen el trabajo con el mismo entusiasmo».
Por otro lado, la frustración entre los empleados aumenta ante la falta de oportunidades de cambiar de trabajo. «Si me siento obligado a permanecer donde estoy, se ve muy afectado el compromiso racional, que es la sensación de estar en un buen lugar para permanecer en el tiempo. Mientras, el compromiso emocional, que se traduce en las ganas de hacer las cosas un poco mejor para quedar bien, tiende a quedar en cero», agrega Gálvez.
Para Claudio Ibáñez, psicólogo organizacional y consejero fundador del Instituto de la Felicidad de Coca-Cola, son pocas las empresas que manejan en forma adecuada estas situaciones, como de menor crecimiento económico. «No basta con hacer un taller o actividades entretenidas para la gente. La forma de dirigir es la que tiene que generar un alto involucramiento y participación en los trabajadores». A su juicio, las firmas debieran entregar espacios de autonomía a sus empleados, para que puedan aportar y no se limiten a una rutina diaria.
Trabajadores mayores son los más sensibles
Dentro de la masa laboral hay a quienes les afecta más el ambiente de desaceleración. Rodrigo Gálvez indica: «Son quienes creen que pueden perder mucho sin su trabajo, al estar con mucha deuda, no tener un segundo ingreso en la familia o tener una enfermedad, por ejemplo». En ese contexto, también señala a la gente cercana a la jubilación como un grupo sensible.
En Transbank, por ejemplo, tienen identificados a estos trabajadores. «Los que más se preocupan son los que se acercan a los 65 años. Con ellos normalmente tenemos conversaciones para que estén tranquilos, porque no tenemos ningún tipo de plan de salida», destaca Millar.
Cecilia Cifuentes, economista de Libertad y Desarrollo, advierte que los ajustes económicos pueden golpear a trabajadores no calificados, pero también a los que sí lo están, dependiendo del rubro. «La fuerte desaceleración de la minería, por ejemplo, ha hecho caer la demanda por servicios y el trabajo también cayó en ese nicho», señala.
Sin embargo, Rodrigo Gálvez destaca que no es aconsejable prescindir de la gente: «Las personas son de difícil reposición, por su experiencia, su aprendizaje, el conocimiento de quiénes son. Debiera ser la última medida a tomar».
Proyecciones poco auspiciosas
Para lo que queda de este año y durante 2016, el escenario laboral podría ir complicándose. Así lo cree Guillermo Pattillo: «Si lo que viene sigue siendo un crecimiento bajo, un poco menos de 3% y el próximo año algo semejante, se van a ver efectos en el empleo».
Cecilia Cifuentes advierte que el clima laboral puede verse más perjudicado en ese escenario: «En ciclos contractivos se tiende a dar una situación más compleja en el ambiente, porque hay una tensión. En el sentido de que las ventas y la producción caen y, por lo tanto, lo que produce cada trabajador, lo que aporta, tiende a ser menos».
Ante una desaceleración económica, se ven especialmente afectadas las remuneraciones y las expectativas de estabilidad del futuro, especifica Gálvez. Ahora bien, el doctor en sicología social, experto en el área laboral y académico de la UC, Antonio Mladinic, destaca: «Aunque la desaceleración sea real, si la gente no siente que las cosas están mal, no se produce ningún efecto».
Mladinic no es de la idea de que se ofrezca un panorama mejor que el real. «La gente va a exigir sobre la base de que todo está bien, y muchas veces el difícil clima laboral es producto de las altas expectativas, pues el nivel de frustración aumenta». Lo mismo pasa si se pinta un escenario peor: «Si se siente que la situación es crítica, también se va a distorsionar el trabajo. Si cree que no es libre para irse, aumentan las probabilidades de conflicto».
En todo caso, Claudio Ibáñez destaca que los escenarios de baja actividad no necesariamente significan un clima laboral negativo: «Puede ser, incluso, un factor que impacte positivamente en el entorno de la empresa, en la medida en que sea tomado como un desafío y una oportunidad para crecer».
64% de las personas cree que la Copa América mejorará resultados
«Durante todo el período en que se lleva a cabo un evento deportivo se puede observar que los trabajadores se encuentran más motivados, contentos y con mayor energía. Este tipo de acontecimientos los alegra y ello incide directamente en su productividad: un colaborador feliz presenta un mayor rendimiento», señala Nicole Papazian, jefa de marketing de Adecco.
Según un estudio de dicha firma, en la que se encuestó a más de 800 personas, el 64% de los trabajadores cree que la Copa América debiera mejorar sus niveles de productividad laboral. «El ambiente generado por los partidos de fútbol, las celebraciones y el fervor popular, provocan un efecto positivo en las personas y también es un factor propicio para el buen clima laboral», explica Papazian.
El estudio de IZA sobre el tema destaca que la felicidad en los trabajadores puede significar hasta un 12% de mayor productividad. «Un empleado satisfecho, genera una relación con los clientes de mejor calidad, más resolutiva y eficiente. A la vez, el cliente tiene una mejor disposición a comprar con más frecuencia y en mayores montos», explica Rodrigo Gálvez, psicólogo y académico del área de trabajo y organizaciones de la Universidad Diego Portales.