En anticipo al encuentro empresarial del miércoles opositor a la iniciativa, el líder de la Sofofa señala que ésta es peor que la Reforma Tributaria, ya que será más difícil realizarle modificaciones a futuro. Además advierte que avanzar hacia una negociación ramal pondría «en jaque el desarrollo económico y social del país».

Pía Toro.

Una semana intensa en torno a la reforma laboral le espera al presidente de la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa), Hermann von Mühlenbrock. Es que viajará a regiones a seminarios relacionados con la materia y participará en la jornada de reflexión convocada por el bloque empresarios/emprendedores contrario a la iniciativa, del cual es vocero, para el miércoles. El líder del gremio industrial dice que se espera que alrededor de 600 personas participen de dicha jornada, que tendría dos expositores y un panel con 5 dirigentes gremiales. Del encuentro, señala Von Mühlenbrock, saldrá un documento que esperan sea recepcionado por los parlamentarios de las comisiones de Trabajo, para que tengan una visión más amplia de los efectos por cada sector productivo.

Todo esto estará alimentado además, por las indicaciones que presentarán hoy al proyecto el Gobierno y los parlamentarios.

Tras el debate que se está dando por la reforma laboral y las nuevas temáticas que han surgido, ¿se ha elevado la preocupación del empresariado?

En este proceso de reforma laboral hay que reconocer que la autoridad oyó, que es diferente a escuchar. Yo personalmente tuve muchas reuniones con Roberto Godoy (asesor del Ministerio del Trabajo), aquí en Sofofa, y tuvimos varias reuniones con la ministra (Javiera Blanco), pero la verdad es que al final estas reuniones no fueron más que eso, no se escuchó nada, no hay nada plasmado de las recomendaciones que nosotros hicimos, y eso mismo le pasó a una gran cantidad de gremios. Estas últimas demandas que se están viendo hoy, no son otra cosa que una táctica de la CUT y de algunos sectores políticos, de poner nuevos focos para que al final se distraiga y se discutan esos nuevos focos, y nos olvidemos que la reforma tal como está es pésima. Es una reforma absolutamente ideológica, populista y cuya táctica es: coloquemos cosas harto más malas para, por ejemplo, discutir la negociación por rama.

¿Y usted cómo ve este debate por negociación ramal?

Eso sería poner en jaque el desarrollo económico y social del país. Para qué nos desgastamos en esa discusión, si hay ellos están conscientes que la negociación ramal destruiría a las pymes. Nosotros vamos a insistir en que la reforma laboral es mala para la empresa y mala para el país.

Estos temas como la negociación ramal, ¿generan más incertidumbre?

No sólo más incertidumbre, sino que la certeza de que Chile se estancaría y por lo tanto retrocedería. Tienen los votos para hacer mucho daño, espero que esta vez tengan una mirada país, por sobre las presiones sectoriales.

¿Y qué consecuencias podría traer esta reforma a los distintos sectores productivos?

Le voy a dar un ejemplo: ¿cómo afecta al rubro del salmón el término del reemplazo en huelga? Entra en un riesgo sanitario que pone en peligro a toda la industria, porque comparten las mismas aguas. En el caso de la industria de camiones, lo que plantean es que esta reforma laboral puede llevar a concentrar absolutamente la industria, por lo tanto se afecta la propiedad de un rubro que hoy es bastante atomizados, que tiene muchos emprendedores, muchos pequeños empresarios.

¿De qué modo concentrar la industria?

Que en vez de 4 mil empresarios queden 4 o 5 compañías. Es el ejemplo que colocan los gremios del transporte, como es el caso del Transantiago. Eliminaron una cantidad enorme de empresarios y hoy tienes 4 a 5 empresas, ese es el impacto desde el punto de vista social en pequeños y medianos empresarios. Ellos piensan que esta reforma podría provocar el mismo efecto en el transporte.

¿Cree que se está sobrerregulando las relaciones laborales, más que dar espacio para acuerdos?

Esta es una reforma sindical, no laboral. Este país necesita parar con tanta reforma y ponernos a trabajar, porque vamos a salir de la laboral y seguir con otras. Lo lógico es que la reforma laboral tuviera una visión completa, haber analizado qué es lo que es bueno para Chile. Yo pienso que cuando alguien hace una reforma busca encontrar los incentivos necesarios para mejorar salarios, reducir conflictos, mejorar confianzas; algo global, no sistemas de parche donde van colocando una cosa tras la otra. ¿Si ésta es una reforma sindical, después va a venir una reforma de qué?

Entonces, ¿debería retirarse esta reforma del Congreso y hacer una con cambios distintos?

No me cabe ninguna duda. Tiene tantos defectos, que en este grupo de reflexión (bloque empresarial y emprendedores en contra de la reforma laboral) vamos a hacer propuestas. Pero por otro lado te encuentras con que el Gobierno le puso urgencia simple, por lo tanto apretó los plazos. Se definió que hasta hoy se escuchaba en la Cámara de Diputados, o sea, el Gobierno está haciendo las cosas al revés, le está metiendo mucha más velocidad para que se apruebe luego. La experiencia y la historia demuestran que cuando las cosas se hacen precipitadamente, la capacidad de escuchar no existe, la capacidad de análisis no existe, y a la larga va a ser una muy mala reforma, como está convencido el mundo empresarial en general. Y no sólo el mundo empresarial.

¿A quién más se refiere?

Creo que las personas, el chileno siente que ésta es una reforma que no es buena para ellos. O sea, no centremos la discusión en que ésta es una posición sólo de los empresarios que están en contra, sino que el trabajador, el colaborador independiente también están en contra, porque se dan cuenta que les están quitando sus libertades. Esta es una reforma totalmente antidemocrática, no puede ser que con el pretexto de eliminar el descuelgue de la huelga, se diga que el único que puede terminar la huelga es el dirigente sindical. Si hay 100 trabajadores de un sindicato que votaron la huelga y pasado el tiempo consideran que la propuesta de la empresa es aceptable, pero los dirigentes sindicales quieren seguir en huelga, ésta no terminaría. Es decir, 3 valen más que 100. Para que esos 100 puedan ser escuchados, tienen que seguir una gran cantidad de pasos antes de poder reincorporarse, y cuando pase eso la empresa puede estar seriamente afectada.

¿Antidemocrática porque atentaría contra libertades?

Cuando se habla de democracia, yo entiendo que es el juego de las mayorías, no de las decisiones populares. Lo que plantea la reforma es que para que me mejoren la remuneración estoy obligado a ir al sindicato, porque si no estoy en el sindicato no me sube; eso atenta contra mi libertad y yo creo que la gente eso lo siente. Los sindicatos son buenos, necesarios, hacen bien la pega, no obstante, el sindicato tiene que cautivar, encantar, generar atracción hacia sus componentes y ojalá a través de este mecanismo de forma libre, toda la gente esté en un sindicato, pero no obligada. Esa es la gran crítica que hacemos, y no es que estemos en contra del movimiento sindical.

Pero el Gobierno insiste en que se debe emparejar la cancha entre empresarios y trabajadores.

Esta es una reforma del año ‘60, es la visión del mundo del año ‘60, de la Guerra Fría, y de la disputa de cuando había comunismo. Además, el diagnóstico está errado. Decir que Chile tiene una baja sindicalización no es cierto, estamos un poquito más abajo que la OCDE y tenemos mucha más sindicalización que los países OCDE que se pueden comparar con nosotros. Dicen que tenemos baja tasa porque los empresarios son malos, tampoco es así, porque hay una encuesta que demuestra que sólo el 5% de la gente no hace sindicatos por presiones del empleador, la gran mayoría es porque no quiere, no le interesa. Se dice que hay una gran conflictividad laboral, tampoco es correcto, porque hay otras encuestas que señalan que un 70% de la gente tiene buena imagen de su empleador. Dónde tienes el problema, en todo lo que son las huelgas ilegales, y el Gobierno no habla absolutamente nada de cuál es el efecto de los dirigentes sindicales cuando hacen paros ilegales y les generan problemas al país. Ahí se incumple el estado de derecho y el país sigue igual.

¿Cómo se compara esta iniciativa con la Reforma Tributaria?

Es peor que la Reforma Tributaria y lo único que pueden hacer es echarla a perder más. Ellos (Gobierno) tienen los votos, tienen la mayoría, estamos en democracia, y por lo tanto el Congreso tendrá la función de legislar. Y a la larga, si hacen una mala reforma, veremos un país creciendo menos y con muchos más conflictos.

¿Por qué es peor que la Reforma Tributaria?

Porque muestra la historia que los cambios laborales son muy difíciles de modificar por las presiones políticas, son pocos los gobiernos que se atreven a plantearlas aunque sepan que es la raíz del problema. Es cosa de mirar a Grecia y a Italia.

¿Porque se trata de derechos adquiridos que no podrían ser quitados por otra Ley?

Lamentablemente son malas prácticas que se interpretan como derechos, y esto es muy difícil de revertir posteriormente por los intereses que se crean.

¿Y el diálogo que se ha dado para esta reforma, es distinto al que hubo para la tributaria?

La Reforma Tributaria partió mal, pero en algún momento se pasó de oír a escuchar, y terminó con un proyecto menos malo que el original, pero malo igual, y ya estamos viviendo las consecuencias. Pero en la reforma laboral no ha habido ningún cambio, aquí ha sido sólo oír, oír, y oír, pero no asimilar nada. Esto tiene impactos tan grandes. Qué hace una empresa cuando no se puede reemplazar en huelga, no va a querer correr riesgos y que la empresa pare por culpa de terceros, por lo tanto, un gran número de actividades tercerizadas se van a internalizar, y el golpe hacia la pyme va a ser mayor. Esto va a tender a tener empresas más grandes.

¿Confía en que en el Senado puedan ser escuchados y lograr incorporar ajustes?

Puede ser. En la comisión de Trabajo del Senado son menos parlamentarios y a lo mejor puede darse más tiempo para conversar. Esperamos que así sea, que sea un proceso más reflexivo y lograr entender lo que observan los distintos gremios.

¿Cuál va a ser la estrategia que van a seguir como bloque, dado que hasta ahora el Gobierno y los parlamentarios oficialistas sólo se han referido a ajustes en relación al mundo sindical?

Efectivamente esa ha sido su estrategia, mostrar que este mundo se divide en dos, y por eso se acerca más a las cúpulas sindicales, porque cree que genera más simpatía o votos. Eso nos parece muy malo y da cuenta que no es una reforma que esté orientada a tener empresas más eficientes, donde la gente gane más plata, donde la gente esté contenta.

¿Cómo podría continuar la relación con el Gobierno?

Independiente de los principios que defiende la gente o de las posiciones económicas, políticas y sociales, que pueden estar en veredas encontradas, yo siempre he dicho que las relaciones personales deben mantenerse buenas y fluidas. Siempre estaremos disponibles para dialogar.