El presidente de Colbún está decidido a ingresar al Consejo de la Sofofa y apoyar la candidatura de Navarro. «La Sofofa no se debe a sí misma, se debe a la empresa chilena. La Sofofa tiene la misión de relegitimar a la empresa».
Por José Tomás Santa María.
Hace meses que Bernardo Larraín Matte, presidente de Colbún, venía reflexionando respecto del tema gremial, y sobre cómo estas organizaciones debían enfrentar a la sociedad actual, con una ciudadanía empoderada que ha elevado todos los estándares con que juzga tanto a las empresas como al mundo político.
Hizo su diagnóstico y lo compartió con mucha gente. “El desafío está en la conexión de cualquier gremio con la sociedad civil, las universidades, la opinión pública, ONG, y con otros actores, como piso necesario para luego, con contenidos, trabajar constructivamente con el mundo político, los gobiernos, para aportar al diseño de buenas políticas públicas para Chile. Todo buscando relegitimar a la empresa chilena, porque un activo tan importante como la confianza hay que trabajar para recuperarla”, dice Larraín.
Pero con el diagnóstico avanzado, y sabiendo que venían elecciones en la Sofofa, era necesario conseguir una forma de canalizarlo. “Así fue como en un seminario de Icare me encontré con Andrés Navarro y le toqué el tema. Yo tengo una admiración muy grande por la historia empresarial de Andrés. Fundó una empresa de cero y hoy está en diez países, compitiendo con actores globales. Sabía que él era consejero de la Sofofa, le compartí mi diagnóstico, y casualmente él venía reflexionando lo mismo, y se entusiasmó”, cuenta Larraín, desclasificando la prehistoria de la candidatura de Navarro. Y añade: “Han sido tan profundos los cambios en la sociedad chilena, que no podemos darnos el lujo de no pensar hoy, no mañana, en cuál es la Sofofa que queremos para los próximos diez años, en un país donde cada día hay más desconfianza con el mundo de la empresa”.
El caso es que no sólo Navarro se entusiasmó. También Bernardo Larraín está decidido a postular al consejo del gremio industrial, para ahí aportar su visión.
¿Qué rol debe cumplir el sector empresarial, los gremios, ante los casos de escándalo y el posterior avance de la regulación en los mercados?
Los mercados deben tener una cierta regulación, y lo importante es que la regulación comprenda el sistema que está regulando. Muchas veces hay regulaciones bien intencionadas, que pretenden disuadir malas prácticas, pero que complejizan tanto el sistema, que terminan no cumpliendo el propósito. Debe haber sanciones disuasivas, pero respecto a normas simples y predecibles. En esa discusión la empresa debiera aportar mucho, porque quién mejor que ella conoce los sistemas que se aspira regular, ya sea en mercado laboral, libre competencia, entre otras.
¿Cree que hay que avanzar más en autorregulación?
La autorregulación se ha desprestigiado como palabra porque las empresas y los gremios no la hemos tomado suficientemente en serio. Me gusta más la autorregulación preventiva, oportuna y eficaz, que los sistemas sancionatorios, que los tribunales supremos en los gremios. Y cuando hablo de autorregulación en serio me refiero a una instancia independiente, de alta competencia técnica, con recursos y con capacidad para actuar por iniciativa propia. Un buen ejemplo es el comité de autorregulación de la bolsa, aunque probablemente le falta profundizar su autonomía y extender su ámbito de acción.
En ese sentido, ¿cómo ve a los gremios hoy en Chile, atrasados respecto a esos temas?
Punto uno, me saco el sombrero ante la gente que le ha dedicado tiempo a los gremios. Cualquier comentario que pueda tener respecto a los gremios le asigno más la responsabilidad a aquellos que no hemos estado activos, que a aquellos que sí han estado activos. Por eso, celebro a las personas que le dedican horas y capacidad a los gremios. El desafío entonces es que en el caso de la Sofofa, por ejemplo, ojalá sean los 121 consejeros los que le dediquen tiempo y energía. Y lo digo porque un desafío de los gremios es volver a convocar a todas las empresas, los empresarios, los ejecutivos.
A nivel más conceptual, es innegable que no hay ninguna institución que esté exenta de una necesaria evolución. Mi impresión es que los gremios necesitan conectarse de mejor forma con la sociedad, con la opinión pública, con las ONG, el mundo académico, medios de comunicación. Me parece un desafío trascendental. Y cabe preguntarse: ¿está la experiencia acumulada en los gremios para enfrentar este desafío? La empresa chilena tiene mucho que decir respecto de las políticas públicas que se proponen. Y los gremios han privilegiado vincularse con los gobiernos, con el mundo político, y han soslayado el participar activamente en el debate público. Hoy cualquiera posición que tome un actor respecto de alguna política pública, si antes no la socializa con la opinión pública, tiene pocas posibilidades de ser incorporada. Los puentes con el Gobierno se tornan frágiles, si es que antes no se hizo un trabajo proactivo de socialización de los planteamientos. Un ejemplo es el de Juan Pablo Swett o Bernardo Fontaine en la reforma tributaria, que fueron directamente a la opinión pública, participaron en todos los programas de TV, de radio, explicando de forma didáctica sus planteamientos, y eso fue relevante para influir en ciertas modificaciones que se le hicieron a la reforma.
¿Por qué quiere entrar a la Sofofa?
No estoy en el consejo de la Sofofa y voy a postular, porque la visión de que toda institución y la Sofofa en particular necesita cambios como los mencionados, requiere que quienes estamos en el mundo de la empresa nos activemos. Ojalá que los empresarios y ejecutivos que van a estar activos en las empresas en los próximos diez años, participen en los gremios, y que algunos de ellos tengan posiciones de liderazgo. Y para ser coherente con esas palabras, voy a postular al consejo de la Sofofa. Y quiero ser un aporte. He visto en el debate gente que considera que las opiniones de quienes están dentro de la Sofofa, serían más validas que las de quienes estamos fuera de ella. ¿Qué es más relevante, la visión que hay desde la empresa chilena y de la sociedad en general sobre la Sofofa, o la visión de las personas que están activas dentro de la Sofofa?. Ambas son valiosas.
No solo quiere entrar sino que además apoya a un candidato, Andrés Navarro. ¿Por qué?
Antes una reflexión. Yo comparto lo señalado por Hermann von Mühlenbrock en una entrevista, de que la Sofofa trasciende a las personas. Pero me gustaría agregarle un segundo concepto: que la empresa chilena y el país trasciende a la Sofofa. La Sofofa no se debe a sí misma, se debe a la empresa chilena y a la contribución que hace la empresa chilena al país. La Sofofa tiene la misión de relegitimar a la empresa chilena como un actor social relevante, legitimado para discutir entre otras materias, sobre las políticas públicas necesarias para Chile. Esto no es un tema de personas, es un tema de cuáles son los desafíos y los liderazgos adecuados para enfrentarlos. Las mismas personas que lideraron la gran agenda pro crecimiento del 2003, hoy sostienen que tal cual como fue concebida esa agenda, hoy no sería posible, porque hoy no basta con una agenda donde participen el gobierno y el mundo empresarial, hay que sumar otros actores.
¿Y por qué Andrés Navarro?
Nadie puede decir que tiene una varita mágica y probablemente hay otros empresarios, ejecutivos y dirigentes gremiales capacitados para el desafío. Pero mi opinión personal es que Andrés Navarro es un empresario que tiene una lectura correcta del Chile actual, una historia empresarial, las capacidades, la energía y el compromiso para conducir esta evolución, para reconectar a la empresa y sus gremios con la opinión pública, para conducir el proceso de re-legitimación de la empresa, un muy necesario piso para que la colaboración público privada deje de ser palabras, y se transforme en realidad.
Han sido tan profundos los cambios en la sociedad chilena, que no podemos darnos el lujo de no pensar o debatir hoy, no mañana, sobre cuál es la Sofofa que queremos para los próximos diez años, en un país donde cada día hay más desconfianza con el mundo de la empresa. No me parece que esté a la altura de este desafío, decir que este debate daña la unidad o que rompería ciertas tradiciones de esta institución centenaria, cómo tampoco lo están algunas descalificaciones que hemos escuchado.
No hay nada que fortalezca más a una institución que el debate que ha surgido de este proceso electoral, un debate sobre la Sofofa de los próximos diez años. Y eso no puede ser más sano.
También me parece relevante el que generemos contenido proactivo. Me hubiera gustado que se hubiera hecho una propuesta laboral, antes del proyecto de ley. También en la reforma tributaria. Los gremios debieran tener un departamento de estudios que genere contenidos, de una forma tal, que puedan ser expuestos a la opinión pública.
¿Qué le parece la crítica que se le hace a Andrés Navarro respecto de que nunca ha asistido a los consejos la Sofofa?
Es un argumento válido, pero creo que es tan valiosa la opinión de quienes han participado activamente en la Sofofa, como la de aquellos que han participado en la empresa, con historias tan destacadas como la de Andrés. Y que esa historia y experiencia la traigan a la Sofofa. Y también, más allá de las razones personales que tuvo Andrés para estar ausente en los últimos dos años, hay que preguntarse: ¿cuál es el nivel de participación activa en los consejos?, ¿es sólo Andrés Navarro el que no participa?, ¿porqué no más empresarios, ejecutivos o dirigentes gremiales que están activos en sus respectivas empresas o gremios, no participan también activamente en la Sofofa?
Tras su última intervención en radio Duna, Navarro fue criticado por varios consejeros por reconocer que había pagado irregularmente campañas políticas en el pasado, entre los años 89 y el 97.
Andrés tiene una virtud que tiene riesgos: es extremadamente franco y espontáneo en las conversaciones. Sin duda es más seguro ir a un programa de radio con un texto escrito revisado por 25 asesores. En cambio, el plantearse con espontaneidad y franqueza es más riesgoso, pero irradia una mayor horizontabilidad y disposición al escrutinio público y a contestar todas las preguntas con franqueza. Ahora, si el debate se trata de buscar y amplificar tal o cual frase, creo que se inhibe el debate de fondo al que hacía referencia antes. En mi presentación en Icare dije que en el debate nacional había que aumentar las dosis de reflexión y disminuir las dosis de estridencia. Agrego que también es sano subir la dosis de franqueza y disminuir la dosis de hipocresía. Por supuesto que es una frase polémica, pero le pregunto a los que lo criticaron: ¿cómo se financiaban las campañas políticas entre los años 89 y 97, cuando no había ley electoral?
¿Por qué no apoyar a Von Mühlenbrock, tiene una visión crítica de su gestión?
Más que mirar la gestión de los últimos dos años, creo que un perfil como el de Andrés Navarro es más adecuado para los tiempos que vienen. Es innegable que la Sofofa y todos los gremios están desafiadas a una evolución. Todo proceso de cambio no es fácil de enfrentar, y por lo tanto no me voy a parar en un pedestal y decir cómo se debieran haber hecho las cosas. Eso sí, siempre los cambios son más fáciles de implementar por quien viene de afuera, aunque del centro de la empresa chilena. El hecho de que Andrés lidere la Sofofa, que es un empresario activo, una persona con mucho ascendiente con el mundo de los emprendedores, de la innovación, en el mundo universitario, es un perfil que puede iniciar ese camino de evolución de manera más eficaz.