El abogado y director de Berg Consultores afirmó que la fórmula propuesta por la Sofofa para eliminar la indemnización por años de servicio le parece una medida que premia el esfuerzo del trabajador. Además aseguró que los pactos de adaptabilidad en el proyecto son “un saludo a la bandera”.

–La CUT reafirmó que busca que se incorpore la negociación ramal, considerando que ya existe en algunos sectores, como el portuario y en el sector público.
–Si la CUT quiere que se repita en otras áreas lo que pasa en el sector portuario y el público, de manera que queden absolutamente paralizados y que el país quede entregado a estas cúpulas sindicales, entonces pongamos la negociación por rama. Es interesante que sus ejemplos sean dos de los casos donde esto ha hecho más daño.

–Además indicaron que las pequeñas empresas no podrían optar a una negociación colectiva sino a través de este instrumento.
–En una empresa de ocho trabajadores la negociación es uno a uno porque la conversación es uno a uno. Se debe analizar las respuestas de la encuesta ENCLA, al preguntarle al trabajador el por qué no se sindicalizan, vemos que es porque prefieren conversar directamente con el empleador.
Si queremos que esos trabajadores tengan capacidad de negociar debemos mejorar el nivel de empleo, que implica un aumento de las remuneraciones, lo que ha quedado completamente fuera de los objetivos de este Gobierno. Por otra parte, algo que ninguna administración ha asumido es la vía de la capacitación.
Me parece hasta cruel señalar a los trabajadores que dado el contexto de una economía débil deben agruparse para poder conseguir algo.

–Por su parte, la Sofofa propuso eliminar la indemnización por años de servicio para los nuevos trabajadores a cambio de un nuevo esquema.
–Hoy uno se encuentra con que el buen trabajador tiende a irse de la empresa sin indemnización, a diferencia del mal trabajador que se queda y no hace nada hasta que lo echen.
Además, en la medida que el empleador sabe que el buen trabajador se puede ir sin miedo a perder su indemnización, lo obliga a cuidarlo más. Es un incentivo al premio al esfuerzo, por tanto estoy totalmente de acuerdo con la propuesta.

–El gremio empresarial también criticó la incorporación de nuevos trabajadores al contrato colectivo, ya que no permite calcular costos al momento de negociar.
–Cuando se hace una propuesta de este tipo desde el Gobierno o la Nueva Mayoría, demuestra cero conocimientos de cómo operan las economías modernas hoy.
No toma en cuenta que al plantear el contrato colectivo, digamos hace un o dos años, quizás estaba capacitado de pagar $1.200. Pero en una crisis como la de hoy, si pretendo contratar gente, puede que esté dispuesto a pagar $800, pero lo que proponen ellos es que cuando una persona se sume al sindicato yo tendré que pagarle $1.200 igual. No hay certeza de cuánto se terminará pagando y llevará a no contratar. Es un punto muy perjudicial.

–Donde sí hubo un mayor acuerdo entre los actores es en solicitar una menor intervención de la Dirección del Trabajo en la negociación.
–Al interior de las empresas no debe haber injerencia del Estado, menos uno que se declara abiertamente pro trabajador y en muchos casos anti empresa. Es muy complicado que un ente así venga a dirimir en un problema entre las partes. De hecho, los mismos funcionarios de la DT han dicho que con la gente que tienen no serían capaces de cumplir las nuevas tareas.
Si se quiere introducir más mediaciones y arbitrajes se debe entregar a cuerpos arbitrales o de mediadores, elegidos por su calidad, sin colores para ningún lado. Comparto esa inquietud.

–En el tema de adaptabilidad los empresarios celebraron la medida, pero advirtieron que es muy restringida ¿se da esto por desconfianzas entre los actores?
–Por las características que veo en las personas que están detrás de este proyecto, las cosas que tienen que ver con flexibilidad o libertad no les gustan. Cuando se habla que las partes pueden pactar libremente, veo que los porcentajes requeridos y las materias dan cuenta que esto es más un saludo a la bandera.
Si uno mira las encuestas del año pasado, cuando les preguntaban a la gente si les parecía bien la idea de poder discutir flexibilidad directamente con su empleador, más de un 70% decía que sí.