El dirigente dice que la relación entre empleador y trabajador es completamente distinta en pymes y en grandes empresas.

Por Patricio Yévenes.

«Somos enfáticos en decir que el proyecto que va a entrar el lunes al Congreso no está dialogado ni consensuado con las pymes, ni con la Conapyme, ni con la multigremial nacional», afirma de entrada el presidente de la Asociación de Emprendedores de Chile (Asech), Juan Pablo Swett.

El dirigente gremial acusa falta de diálogo con el Gobierno, al que llama a transparentar su agenda laboral.

-¿Cuáles son los mínimos comunes que debiera tener una reforma laboral?

-Acá hay un desorden legislativo enorme en torno a temas laborales. Esta es una mal llamada reforma laboral, que está enfocada cien por ciento al tema sindical; no tenemos mucha opinión, porque solo nos pasaron una minuta con 12 puntos que no es el total de la reforma. Hay distintas mociones en el Congreso que han salido de algunos partidos como la ley de polifuncionalidad, que es igual o más nociva que esta reforma sindical. En la primera reunión le pedimos a la ministra conocer cuál va a ser la agenda laboral completa del Gobierno, y eso tampoco lo tenemos en un documento arriba de la mesa.

-¿Qué les dijo la ministra del Trabajo, Javiera Blanco?

-En esa reunión le presentamos a la ministra las 25 mociones que estaban en el Congreso y que nos complican enormemente, y ella nos dijo que efectivamente esas mociones estaban en el Congreso, que algunas venían de antes, otras fueron reactivadas, pero nada nos dijo sobre las que podían sacar o las que el Gobierno iba a impulsar; por lo tanto, hoy tenemos una incertidumbre enorme respecto de qué va a venir además de esta reforma sindical.

-¿A qué estima que se debe el hermetismo del Gobierno en materia laboral, que ha sido criticado por diversos sectores políticos?

-Creo que se debe a que la reforma ha mutado muchas veces. Partieron con un proyecto A, ahora debemos ir en un documento J, debemos tener más de 20 documentos. Creo que nunca ha habido un documento final, o una única reforma disponible para ser conversada, como sí lo hubo en la reforma tributaria. El hermetismo se traduce en falta de diálogo, porque llevamos dos meses pidiendo el proyecto para conocerlo, discutirlo, analizarlo y consensuarlo, para que la foto que se sacó en el Senado con este gran acuerdo se viera antes con los sectores empresariales, de trabajadores, en La Moneda y no el Congreso, y eso fue lo que no conseguimos.

-¿Por qué no ocurrió eso?

-Eso no se dio, porque nunca tuvimos en la mesa, a la vista, la reforma laboral para poder discutirla.

-Se ha dicho que la agenda laboral está demonizando la relación entre trabajadores y empleadores, ¿lo comparte?

-Esa es una de las cosas que me molestan en la discusión de las reformas laborales. Todo parte de una base de que la relación entre el empleador y los trabajadores es pésima. De que al empleador se le demoniza, de que el trabajador está en una situación más débil respecto del empleador, cuando la realidad en las pequeñas y medianas empresas es absolutamente distinta. La relación que tiene un empleador con sus trabajadores en una pyme es absolutamente distinta a la de una gran empresa. Al Gobierno le hemos pedido el diagnóstico, porque cuando se quiere realizar una reforma laboral debemos saber cuál es la relación entre sindicatos y trabajadores, cuál va a ser la relación a nivel de pequeñas y medianas empresas, cuál va a ser el impacto que va a tener una reforma laboral en el mercado del trabajo. Todos esos estudios hoy no están disponibles. En suma, el cóctel de cosas nos lleva a que hay una incertidumbre enorme respecto de lo que se va a presentar el lunes, cuál va a ser su tramitación en el Congreso, y cuál va a ser su real impacto en la economía.

-¿Están de acuerdo con la titularidad de la sindicalización?

-Soy incapaz de contestar esta pregunta, porque no conozco el proyecto. Hoy no podemos opinar de una reforma laboral que no conocemos.

-¿Esperaban una actitud distinta del Gobierno luego de aprobar la reforma tributaria?

-Estábamos absolutamente esperanzados de que la reforma laboral contaría con un trabajo prelegislativo importante, donde conoceríamos el proyecto al menos con dos meses de anticipación, que el proyecto lo íbamos a discutir en una mesa en la que también participarían la CUT y otros actores. Lo que va a pasar el lunes, cuando se anuncie la entrada en vigencia del proyecto, es que no sabemos con qué proyecto se va a llegar y luego salir del Congreso.

«El hermetismo se traduce en falta de diálogo, porque llevamos dos meses pidiendo el proyecto para conocerlo, discutirlo, analizarlo y consensuarlo».