Se habría presentado un itinerario de la reforma a Presidencia con plazos y definiciones, algo que desconocerían en Trabajo.

P. Toro y M. Leiva.

Sigilosamente y pidiendo reserva a todos sus interlocutores, los ministerios de Hacienda e Interior han empezado a rodear la labor que realiza el Ministerio del Trabajo en la redacción de la reforma laboral.

La misión de “morigerar” el tono y el contenido de este proyecto es de los asesores más cercanos a cada ministro, Rodrigo Peñailillo y Alberto Arenas, intromisión que han resentido en la cartera de Javiera Blanco.

Cabe recordar que Blanco partió diseñando la reforma nombrando a la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) como actor preferente, lo que se tradujo en reuniones periódicas para perfilar un proyecto que terminó en 9 titulares, siendo los más importantes y polémicos el de titularidad sindical y fin del reemplazo en huelga.

Este trato preferencial a la multisindical no gustó ni cayó bien en el empresariado, que considera que los temas de una iniciativa laboral no deben enfocarse en negociación colectiva ni sindicalismo, sino que en aumentar la participación laboral, otorgar mayor flexibilidad sobre los temas a negociar, y atreverse a modificar el sistema de indemnización por años de servicio.

Este último es uno de los puntos que según varios estudios rigidiza el mercado laboral chileno, porque no permite la libre movilidad de los empleados.

Atendido este flanco, Interior y Hacienda recibieron la instrucción de “lograr un acuerdo” o, al menos, disminuir la incertidumbre entre los privados por este tema.

Y así comenzaron las reuniones con los máximos líderes de la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa) y la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC). Especialmente con el gerente general de la multigremial, Fernando Alvear, a quien se le ha visto varias veces en La Moneda y en Teatinos 120. A esto hay que agregar que Alvear se reúne dos veces por semana, aproximadamente, con los asesores técnicos de Trabajo, para ir acercando posiciones al respecto.

La mirada en Hacienda para entrar a este terreno es clara: “La reforma laboral debe ser funcional a la estrategia de inversión”, lo cual se reflejaría en objetivos tales como mayor capacitación, fortalecer el capital humano, más negociación colectiva y fomentar la sindicalización, pero con una mirada más a favor de la flexibilización del mercado laboral.

Tanto es la intervención de estos ministerios, sobre todo de Hacienda, que fuentes ligadas al proceso aseguran que desde la cartera que lidera Arenas ya le presentaron un itinerario de la reforma laboral a Presidencia, donde se apunta que se cumplirá con el ingreso del proyecto este año al Congreso, algo que desconocen desde Trabajo.

Acá se enmarca uno de los mayores temores que asoman en el ministerio de Blanco. Muchos de los movimientos que se realizan desde Hacienda son desconocidos al interior de la cartera, o por lo menos así lo expresan. Creen que el silencio que ha tenido Presidencia respecto a la reforma laboral y estos acercamientos de Interior y Hacienda podrían moderar los detalles de los titulares comprometidos en el programa de gobierno.

De hecho, el retraso en la presentación del proyecto, que se haría en octubre originalmente, no se debe a la redacción de éste, sino que a las presiones por poner paños fríos a la reforma. Fuentes ligadas al proces aseguran que “después de como 5 borradores el proyecto ya está listo”. Incluso ya estaría definido y plasmado en la iniciativa que en titularidad sindical, por ejemplo, se prohibiría al empleador la extensión de beneficios obtenidos por el sindicato; y en el fin del reemplazo en huelga, los servicios mínimos serán para todas las empresas, con una definición previa a la negociación colectiva. De todos modos, nadie asegura que no pueda haber nuevas modificaciones.

No a cambios en indemnización

Pese a los guiños que Hacienda e Interior están intentando hacer al empresariado, aseguran que no van a avanzar en la indemnización por años de servicio, porque deben mantener la unidad en el conglomerado y cambios en este aspecto no son bien vistos en el ala más izquierda de la coalición. Así, el no incluir este tema también les sirve para convencer a la CUT de no inflamar el debate cuando los titulares se presenten más moderados de lo que ellos aspiran.

Pero esta carta de convencimiento es más factible con la presidenta Bárbara Figueroa (PC), porque admiten en el gobierno que el otro líder sindical que aparece como vocero, Arturo Martínez (PS), está por enardecer más los ánimos, tanto así que lo denominan “el ultrista”.

Para bajar este frente se recurrió al Partido Socialista, cuya directiva sostuvo una mediática reunión con la CPC y Sofofa. Dicen que a puertas cerradas el diálogo fue franco y muy fuerte, pero salieron con un apretón de manos y anunciando un trabajo en conjunto. “Siendo el ministro de Hacienda del partido socialista, se entiende que el partido ayude en la tarea política de bajar el tono del debate y resolver los miedos”, afirma una fuente cercana a estas conversaciones.